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En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial surgió una corriente en el cine norteamericano, y en otras partes del mundo, conocida como cine negro. Esta corriente se caracterizó –y aún hoy día sigue teniendo ese sentido– porque las historias narradas estaban marcadas por un hondo pesimismo y proponían un acendrado determinismo (la ineluctabilidad del destino, al que no se puede modificar), el cual hacía que los personajes de las historias por más que quisieran eludir su destino, fracasaran en el intento. Las historias del cine negro son, por tanto, sombrías y los personajes terminan por sucumbir ante la brutal realidad. La cinta Voluntad (2023) del realizador belga Tim Mielants, es un ejemplo de cine negro en una versión europea y de reciente factura; se ubica en la ciudad de Amberes durante la ocupación del ejército alemán.
El personaje central de Voluntad es Wil (Stef Aerts) un joven policía; Wil y Lode (Matteo Simoni), su compañero de profesión, asesinan a un soldado alemán cuando éste intenta detener a una familia judía. Ambos policías esconden el cadáver con la esperanza de ocultar el asesinato y su participación en él. Cada vez que los oficiales nazis mencionan la desaparición del soldado y realizan investigaciones, Wil y Lode entran en pánico. Es tal el deseo de castigar la osadía de haber atentado contra un miembro del ejército invasor que los nazis realizan redadas en los barrios de Amberes y reprimen brutalmente a la población sospechosa de tener una orientación ideológica comunista.
Wil y Lode vuelven al lugar donde dejaron el cadáver del soldado alemán asesinado pero, para su sorpresa, el cuerpo ya no está en ese lugar. La situación se complica, pues Lode y su familia pertenecen a la resistencia. Wil termina por unirse al grupo de resistencia, pero Lode y su familia sienten que no posee la suficiente convicción para enfrentar los enormes peligros de enfrentarse a los nazis. Yvette (Anelore Crollet), la hermana de Lode, se relaciona sentimentalmente con Wil, pero las circunstancias de la ocupación alemana en Amberes van llevando a Wil a plegarse a los designios de los nazis. Al final de la historia, la novia de Wil se suicida. El inexorable destino, con sus pesadas y siniestras garras, alcanza a Will, Lode y a Yvette.
El cine europeo de los últimos años tiene la temática de la Segunda Guerra Mundial, pero insiste en presentar el holocausto de los judíos como la mayor tragedia de un pueblo. Cualquier persona con dos dedos de frente puede cuestionar: ¿es que sólo el pueblo judío ha sufrido genocidios en la historia antigua o reciente? ¿Qué hay de los genocidios cometidos por los europeos en África, Asia y Oceanía?, ¿qué hay del genocidio que los europeos, principalmente anglosajones, cometieron con los indígenas en Norteamérica?, ¿qué hay del genocidio cometido contra la población china por los invasores japoneses? Y, para no ir más lejos, ¿por qué toda la prensa corporativa occidental calla por estos días el terrible genocidio en Gaza?
Un cine más progresista y de mayor aliento humanista le falta al séptimo arte europeo y occidental.
La historia del color azul en el arte es curiosa. No sólo ha ocupado un lugar central en la música o la poesía, sino también en la pintura. En la cotidianeidad es tal vez el color que más vemos.
Algo de capital importancia en los juicios de Nuremberg era demostrar cómo los nazis planearon y ejecutaron un plan de lavado de cerebros de los habitantes alemanes. Era necesario controlar las mentes de los germanos.
Con la caída del bloque socialista y la propaganda burguesa, muchos partidos de izquierda creyeron que el marxismo-leninismo estaba derrotado; pero la realidad está demostrando todo lo contrario.
Se cumplió un año de la incursión de militantes de la organización Hamás desde la Franja de Gaza a Israel que, según las autoridades de este país, dejó mil 159 muertos y 251 personas que se llevaron secuestradas.
China le ganó la guerra de la 5G a EE.UU., y ha exhibido de nueva cuenta que el modelo económico capitalista gringo está rebasado en más de un sentido.
En Cara de guerra, Kubrick se mofa de la ideología y la idiosincrasia de los combatientes estadounidenses en la guerra de Vietnam.
Las noticias falsas están emergiendo como una industria independiente... y las redes sociales contribuyen a la rápida propagación de mentiras.
El saqueo (de parte del G7) ha dejado en la indigencia a las naciones de África y América Latina y, para colmo, el escarnio: nos ofrecen que sigamos dejándonos saquear para… prosperar. Verdaderamente kafkiano.
Esta entrevista ha sido ya vista por cientos de millones de personas. EE. UU. y aliados están fracasando en su guerra mediática, mientras vamos conociendo las ideas de aquellos que quieren un mundo más justo para la humanidad.
EEUU y sus aliados europeos se proclaman seguidores del libre comercio y la democracia, pero cuando ven afectados sus intereses, crean medidas de control o certificaciones como el Proceso Kimberly. Te explico.
Nos enfrentamos ahora a un “nuevo” estado de excepción. Ante el desplome inminente de un sistema, no tardaron en limpiar la “pizarra mágica” en la que antes escribieran “nazismo” para poner en su lugar “Moscú”.
Ayer ya se hablaba de borrar barrios enteros de la ciudad de Gaza, de ocupar la Franja de Gaza y de castigar a Gaza “como nunca antes se había castigado”. Pero Gaza no ha dejado de ser castigada por Israel desde 1948, siquiera por un momento.
Los personajes de CSI, Bones y Eliot Ness son sólo fantasías: la realidad es ésta que hoy hemos visto.
¿Por qué hoy Morena no hace un fideicomiso con sus prerrogativas para ayudar a los damnificados del huracán Otis? Porque solo piensa en las elecciones, y porque ayudar a los damnificados es poco rentable electoralmente.
Más allá de su discutible impacto social, el incremento salarial no es fruto de la lucha obrera, ni de que, para arrancarlo, López Obrador haya enfrentado en singular y feroz batalla a los patronos.
Escrito por Cousteau
COLUMNISTA