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Como activista del Movimiento Antorchista Nacional que he sido toda mi vida, un tiempo presté “mis modestos esfuerzos” en zona campesina del sur del estado de Chihuahua, en ejidos de las márgenes del Río Florido. Llevo conmigo a mis compañeros de entonces con cariño y con agradecimiento; en el campo y entre campesinos, aprendí muchísimo de la vida. ¿Cuánto han visto y oído, cuánto han vivido entre los más pobres los activistas del Movimiento Antorchista? Un día habrá de contarse.
Hoy sólo quiero traer aquí unas frases que revelan la entereza con la que los pobres viven y sobreviven a sus carencias y calamidades. Cuando nos veíamos y saludábamos después de algunos días, a la acostumbrada pregunta “¿cómo les va?” u otra parecida, en el grupo de compañeros, se respondía: “Nada, Omar, todo serio”. Pero, entrados en la plática, empezaban a aparecer los problemas más recientes que echaban por los suelos el analgésico “todo serio” y reclamaban preocupación y atención no pocas veces inmediata. Los obstáculos para lograr obras y servicios para las comunidades menudeaban; y las pocas ya en ejecución, avanzaban a paso de tortuga y, si no se actuaba pronto, se suspendían; todo eso, acompañado de lamentables incidentes familiares que nunca faltaban. Esta parte de la convivencia fraterna se remataba con una reflexión contundente más cercana a la verdad: “andamos poco mal, Omar”.
Ya pasaron las elecciones, ya estamos por tomar el elevador al segundo piso de la “Cuarta Transformación”, el problema del país era la corrupción, ya el Presidente anunció hace tiempo que la corrupción se acabó y 30 millones de mexicanos reciben ayudas significativas del Estado. ¿Podemos decir que ya está “todo serio”? ¿Echamos las campanas a vuelo? No creo. Cincuenta millones de mexicanos amanecieron otra vez sin servicios médicos; nueve de cada diez estudiantes que presentaron examen, o sea, 160 mil muchachos, fueron rechazados de la UNAM supuestamente por incompetentes y, en cuanto a la violencia desbordada, sólo quiero recordar que acaban de asesinar brutalmente en Coacalco a un altísimo jefe policiaco de la Ciudad de México.
¿Y lo que se viene? Más aún, lo que ya está aquí. Según información muy reciente del Indicador Global de Actividad Económica (IGAE), aunada a los datos del Indicador Oportuno de Actividad Económica (IOAE), puede estimarse ya que, en el segundo trimestre de este año, el correspondiente a los meses de abril, mayo y junio, medido a tasa anual, el crecimiento de la economía del país fue de tan sólo 1.1 por ciento. Eso implica ya, aunque no nos guste, que es posible estimar que el crecimiento del Producto Interno Bruto no pasará del 1.5 por ciento en este año de 2024. La economía está estancada. Ello implica, necesariamente, menos empleos para los jefes de familia y menos ingresos y más dificultades para sobrevivir. ¿Más? Sí. El 36.9 por ciento de la población sufría en 2023, según la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (ENSAFI), de “alto estrés financiero”, a toda esta gente sus ingresos no le alcanzan para sufragar sus gastos más elementales y vive permanentemente angustiada, al borde o hundida en la depresión.
Se dice que somos un país soberano. La verdad es otra. Somos un país dependiente y muy dependiente. Hay infinidad de datos que demuestran la enorme dependencia que tenemos del vecino del norte. Aquí no hay empleo suficiente para todos los mexicanos en edad de trabajar, no lo ha habido desde hace mucho tiempo y, por tanto, muchos millones de jefes de familia y familias enteras han tenido que abandonar el país e irse a trabajar a Estados Unidos (EE. UU.) y, entre todos ellos, mantienen a otros mexicanos sin ingresos enviando 63 mil millones de dólares.
Actualmente, 37.3 millones de personas constituyen la población de origen mexicano en EE. UU.. México se ha estado desangrando y la emigración no se detiene. Se calcula que, de todos ellos, 5.3 millones tienen un estatus migratorio irregular, o sea, son ilegales, o sea, están peligrosamente expuestos a que los expulsen en cualquier momento. ¿Cuántos recién llegados a México con todo y sus familias serían más que suficientes para ocasionar una crisis de incalculables consecuencias ¿20 mil? ¿10 mil? No son nada si no hemos olvidado que, en total, son ilegales 5.3 millones de personas. ¿No es eso una peligrosa dependencia?
La elección presidencial en EE. UU. está en marcha, el pavoroso enfrentamiento entre los grupos que respaldan a los candidatos, ya con balazos a la cabeza de uno de ellos, está en marcha. Ambos están plenamente conscientes de que necesitan hacer transformaciones importantes para tratar de regresar a EE. UU. a la hegemonía perdida o casi perdida. Nadie se debe engañar, sus verdaderos programas están destinados a beneficiar a las clases más poderosas de EE. UU., en eso, difieren lo mismo que un diablo amarillo de un diablo verde y, por tanto, con ciertos matices insustanciales, ambos coinciden en que no sólo hay que detener la migración, sino expulsar inmigrantes para revertirla. EE. UU. tiene graves problemas de empleo para su fuerza de trabajo, los homeless desbordan los centros históricos de las principales ciudades y los inmigrantes ya son el 17 por ciento de su fuerza laboral.
Se dice que, en nuestro país, la nueva administración tendrá dinero para continuar con los programas sociales y que no se crearán nuevos impuestos. Suena bien. Pero, ¿dónde queda el hecho de que el actual secretario de Hacienda (que seguirá en el cargo en la próxima administración) Rogelio Ramírez de la O, aseguró, luego de su viaje a entrevistarse con banqueros en Londres, que “uno de los objetivos de las finanzas del país en 2025 es reducir al tres por ciento el déficit presupuestario del Producto Interno Bruto (PIB), que al final de este año cerrará en cinco por ciento”? (El País, 28 de junio de 2024).
No se puede reducir el déficit si no se reducen gastos y se aumentan ingresos. Eso lo entiende muy bien cualquiera. Más todavía el vicegobernador del Banco de México, Jonathan Heat quien, unos días después de las declaraciones de Ramírez de la O, dijo tajante: “El nuevo Gobierno se ha comprometido a bajar el déficit prácticamente a la mitad. El problema es que nadie lo cree, porque es muy difícil. Yo creo que sí va a haber un proceso de consolidación, pero posiblemente no alcance para regresar el déficit a la mitad. Ojalá” (Reforma, ocho de julio de 2024). Para mí, que las palabras técnicas “sí va a haber un proceso de consolidación” significan que el calificado señor opina que sí va a haber recortes al gasto y aumentos a los ingresos del gobierno, ¿dónde y cómo? Pronto, cuando se presente el nuevo Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), lo sabremos con detalle.
Habrá menos, quizá mucho menos obras y servicios, menos obras de agua potable, de drenaje, pavimentaciones, menos vivienda popular accesible, menos arreglos (tan urgentes que son) a la infraestructura a los hospitales y las escuelas y no habrá ampliación de los servicios médicos ni mejora sustancial a la educación. Como necesario complemento, diciendo y reiterando que no habrá “nuevos impuestos”, se sacará más dinero a la población aumentando el pago de servicios y aplicando una “miscelánea fiscal”, viejo eufemismo para ocultar la extracción de aportaciones de la clase trabajadora para el sostenimiento del Estado. ¿Y los programas sociales? En virtud de que son de vida o muerte para el control de la inconformidad social y el sostenimiento del régimen, se mantendrán… al menos por un tiempo, hasta que las finanzas públicas no resistan más y los banqueros del mundo decidan imponerse para que se reduzca el déficit fiscal a la tasa señalada por ellos.
Lo dicho: No hay espacio para el optimismo. Prepárese usted para organizarse y luchar.
En la abundancia se olvidan los problemas de los demás y se piensa que el ser humano viene a ser feliz de ese modo, a trascender; pero no todos tienen la misma oportunidad. El egoísmo impera en estos tiempos.
Me tocó ser uno de los disertantes en el Foro Diálogo sobre fake news el pasado 20 de noviembre, en la ciudad de Moscú, organizado por Lapsha Media y Dialog Regiony.
El sistema económico estadounidense se halla en decadencia; EE. UU. está empeñado en restituir el mundo bipolar que existió hasta la caída de la Unión Soviética en 1989; mientras, hoy en gran parte del orbe emerge un régimen de vida económico y político multipolar.
La filosofía de Hegel estableció en efecto la idea de la unidad de lo material y lo espiritual, “de su acción recíproca y su devenir solidario”. Desde esta perspectiva, “el hombre es uno solo con la totalidad del ser”.
El gobierno de la 4T se parece más al fascismo que otros Estados autoritarios, por lo que su análisis es crucial. En este artículo describo cómo surgió el fascismo y sus características como forma de gobierno.
¿Hay o puede haber una psicología marxista? La respuesta corta es sí, pero necesitamos profundizar.
No fue sólo el huracán “Otis” el que destruyó Acapulco. En todo caso, con su implacable poder natural y su arrolladora fuerza, lo que dejó al descubierto fue el fracaso de la política nacional y la continuidad discursivamente negada de la práctica del neoliberalismo en nuestro país.
AMLO saldrá bien librado de los malos resultados en casi todos los rubros de su desgobierno, pero la sombra de las miles de víctimas del Covid-19, del crimen organizado y desapariciones lo perseguirán hasta donde vaya.
No habrá un mundo seguro para ellas mientras el capitalismo patriarcal mantenga las mismas reglas y las siga explotando y envileciendo al igual que a los trabajadores varones.
No hay diferencias de fondo en lo que se quiere presentar como dos proyectos de nación diferentes. Son dos caras de la misma moneda que sólo se distinguen por su grado de derechización.
Hace siete años nos dejó el comandante Fidel Castro Ruz, ¿cuál fue el gesto del revolucionario cubano que me convenció aún más de que la lucha revolucionaria es justa y necesaria; y consolidarme como activista del Movimiento Antorchista? Te cuento.
A lo largo del gobierno de la 4T, el presupuesto para mantenimiento de las vías terrestres ha disminuido y a este hecho debe su alta siniestralidad. La STC ha informado que siete de cada 10 carreteras se encuentran en malas condiciones.
La OCDE reveló que el promedio de trabajo anual de México es de 2,137 horas, cuando el promedio del organismo internación es de 1,730 horas. Según el INEGI, 8 millones de mexicanos trabajan más de 56 horas semanales.
Ante los atentados de intimidación, iniciará una campaña de denuncia a nivel nacional
Los pueblos del mundo deben cambiar su concepción sobre la palabra socialismo y para ello deben ver en China cómo es posible la construcción de una sociedad más justa, desarrollada, equilibrada, libre de pobreza extrema. Veamos en qué consiste la tarea.
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Escrito por Omar Carreón Abud
Ingeniero Agrónomo por la Universidad Autónoma Chapingo y luchador social. Autor del libro "Reivindicar la verdad".