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A pesar de que Andrés Manuel López Obrador llegó al Gobierno Federal y entró con aparentes contradicciones ante los empresarios, no debemos olvidar que el Estado aún responde a los intereses de éstos, como ocurre desde hace un siglo; y que más allá del cambio de fachada, la clase económicamente poderosa todavía decide el rumbo social y político en México.
Bajo esta premisa, observemos los resultados de los recientes comicios en Coahuila e Hidalgo. Gritos eufóricos de júbilo se escucharon y sesudos análisis de comentaristas celebraron la “aplastante derrota del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a manos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Coahuila e Hidalgo”. Pero tal derrota es solo aparente. Los hidalguenses tienen muy poco qué festejar ante estos resultados.
Desde el inicio de la elección, se evidenció un pacto político entre el gobierno de Hidalgo, encabezado por Omar Fayad quien, como cualquier persona medianamente enterada lo sabe, sigue una política de absoluta e ignominiosa sumisión al Presidente. Las 84 alcaldías que se disputaban en este estado se repartieron entre Morena, el PRI y los partidos satélite.
Doy algunos elementos que pueden servir al lector para sacar sus propias conclusiones: 1) Desde el inicio de la elección, el cinco de septiembre del año en curso, el Instituto Electoral del Estado de Hidalgo (IEEH) no autorizó decenas de planillas que habían incumplido los requisitos o se encontraban “en reserva”, porque les había faltado tiempo para revisarlas. Entre las planillas rechazadas se encontraban planillas morenistas y priistas que, violando abiertamente los plazos legales, fueron aprobadas unas semanas después, a pesar de no contar con los requisitos.
2) Durante la campaña electoral se observó a los representantes de los dos principales partidos en la contienda comprar votos a plena luz del día con “regalos”, despensas y dinero en efectivo. Ningún órgano judicial sancionó esta compra descarada.
3) Una vez decretada la veda electoral, el proselitismo de Morena y el PRI siguió abiertamente y ya no solo compró la voluntad ciudadana, pues arremetieron en varios municipios contra las estructuras electorales de diversos partidos, representantes de casilla que el día de elección se ausentaron por “motivos personales”, dejando las casillas abandonadas y a total disposición de los representantes de los partidos coludidos.
4) El 18 de octubre, día de las elecciones, muchas casillas fueron tomadas desde temprano por grupos porriles, que no ocultaban su intención de favorecer el voto por ciertos candidatos e impedir que se votara por otros, impidiendo la llegada de votantes a la urna. Su objetivo era ahuyentar a las personas que salían a votar; como pocas veces se había visto en Hidalgo, cientos de “mapaches” estuvieron comprando votos con montos que iban de los 300 a los tres mil pesos, según la zona en disputa. Las policías municipal y estatal estaban claramente coludidas; y la Guardia Nacional guardó un silencio absoluto; su presencia en muchos municipios fue solo formal y el gobierno estatal y los operadores pudieron actuar libremente.
5) Finalmente, y para no agobiar al lector con pruebas y evidencias al alcance de todos, los resultados, en muchas de las casillas computadas no coinciden, ni cercanamente con la cantidad de gente que salió a votar. ¿Hubo embarazo de urnas y rasurado de votos de los partidos opositores? Lamentablemente, no hay medios suficientes para comprobarlo pues, como en toda elección fraudulenta, en Hidalgo “se cayó el sistema” y, hasta el día de hoy, los resultados en muchos municipios no son claros. Y en medio de todo esto, ¿tiene lógica pensar que el gobernador de Hidalgo “derrotó” en toda la línea a AMLO? ¿Ya no está a su servicio? ¿El todopoderoso Presidente mordió el polvo en Hidalgo? Es demasiado ingenuo creerlo así.
La tragedia no consiste únicamente en que en Hidalgo se sostenga el poder caciquil de un grupo político que durante décadas ha vivido del poder. Tampoco hay sustento para echar las campanas a vuelo porque Hidalgo y Coahuila sean el preludio de la caída de Morena. En Hidalgo, los Gobiernos Federal y estatal trabajaron de consuno; el triunfo es del Estado, del mismo que ha hecho de la democracia una farsa. Perdió el pueblo, los millones de mexicanos que todavía son inconscientes de su fuerza fueron víctimas de la perfidia del poder.
Las elecciones de 2021 deben hallarnos prevenidos: el enemigo no es solo Morena, sino los intereses de clase que representa; por eso echará mano de toda la artillería policiaca y económica para aferrarse al poder. Es urgente reforzar la labor de concientización de las masas en estos momentos críticos para el destino del país; solo educando al pueblo y haciéndolo consciente de su fuerza organizada podremos vencer al arrogante y soberbio Leviatán; pero la historia ha demostrado que puede ser derrotado con la unidad y la lucha popular.
“Este ataque mediático a la actividad financiera de Antorcha, es un ataque político, es una persecución política en la cual se está violando la ley abiertamente
Condenamos la persecución judicial en contra de los productores de Sinaloa y exigimos al presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, la libertad inmediata de Baltasar Valdez Armentía.
Los mismos personajes afirman que los resultados de las pasadas elecciones demuestran la “objetividad” del programa político de los triunfadores: la praxis prueba mejor que nada el carácter real y racional de la Cuarta Transformación (4T).
La exasperante lentitud de la Campaña Nacional de Vacunación, que evidentemente no podrá cumplir con la meta fijada por el Gobierno Federal, en diciembre de 2020, de vacunar a 80 millones de mexicanos antes de mayo de 2021.
Para enfrentar los problemas que aquejan a la mayoría de los mexicanos, en particular la pobreza, se necesita incrementar los ingresos del gobierno; pero éstos no pueden provenir de la misma población pobre o clase media, sino de los ricos.
El eslogan de que “primero son los pobres”, a estas alturas, representa un tonel vacío que solo sirve para hacer ruido.
Repudiar el neoliberalismo, declararlo muerto o desterrado y después celebrar con gran entusiasmo las promesas del capital trasnacional y sus buenos propósitos para México es de lo más incongruente.
El Presupuesto de Egresos de la Federación del año que entra (PEF2021) no prevé ningún incremento real en el gasto destinado a las instituciones de educación superior y se limita a ajustar el de 2020 con el alza de la inflación prevista (3.4 por ciento).
En este sexenio, el gasto de la Conafor perdió dos mil mdp.
"Nosotros demostraremos con sus propios documentos, con sus propios análisis, que realmente estuvo corta la investigación, que estuvo mal la investigación".
Ojalá que todos lo entendamos y nos apresuremos a dejar atrás nuestros prejuicios para poder formar, y pronto, un frente unido de lucha por la legalidad y la verdadera justicia en este país.
Eduardo Clark precisó que las disminuciones en casos activos de Covid se observan prácticamente en todos los grupos de edad.
Aguirre Enríquez comentó que la reunión a la que fueron citados en la Secretaría de Gobernación no hubo una respuesta favorable ante la solicitud de una nueva fecha para la realización de evento del 45 aniversario.
Aunque la explicación sea correcta, no basta exponer el problema refiriéndolo al neoliberalismo como causa: hay que transformar la realidad; lo prometió este gobierno...
Aunado a los datos dramáticos de inseguridad, los mexicanos tampoco confían en las instituciones que se encargan de garantizarla.
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Persiste desigualdad salarial entre docentes
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Megamarcha de la CNTE afectará vialidades clave en CDMX este 15 de mayo
Escrito por Abentofail Pérez Orona
Licenciado en Historia y maestro en Filosofía por la UNAM. Doctorando en Filosofía Política por la Universidad Autónoma de Barcelona (España).