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Sextante
La Tierra errante
El cine sí puede utilizar la ciencia ficción con un enfoque humanista y de aliento progresista.


Las películas de ciencia ficción abordan –en reiteradas ocasiones– problemas no resueltos aún por la ciencia ni por el nivel de desarrollo tecnológico de la sociedad humana en su conjunto. Por esta razón, las historias narradas por el cine nos llevan a veces a situaciones hipotéticas sobre el futuro de la humanidad, invasiones extraterrestres, viajes fantásticos a mundos lejanos, la supervivencia de los seres humanos en condiciones extremas, dados los cambios climáticos; nos plantean el devenir de mundos apocalípticos que sobrevendrían en la Tierra en caso de una conflagración nuclear, etc. La cinta canadiense Soldados de hielo (2013) de Sturla Gunnarsson, es una cinta que apoya la temática antisoviética y anticomunista (tres soldados de la era soviética son encontrados congelados en el Polo Ártico canadiense; al ser descongelados se descubre que son “seres humanos genéticamente modificados”; como se imaginará el lector, esos “engendros del mal” son verdaderas máquinas asesinas y están programados para atacar a la sociedad “libre”. Pongo este ejemplo, pues el 99 por ciento de estos filmes de ciencia ficción no tiene como objetivo emitir mensajes de aliento a la humanidad ni intentan crear conciencia sobre los grandes y verdaderos retos de la humanidad para un futuro cercano, a mediano o largo plazo.

Sin embargo, el cine sí puede utilizar la ciencia ficción con un enfoque humanista y de aliento progresista. La cinta del año 2019 hecha en China La Tierra errante, del realizador chino Liúlang Digiú, es un ejemplo de cine de ciencia ficción que no utiliza esa poderosa veta del cine y la literatura para amedrantar a la humanidad, promoviendo el supremacismo anglosajón y occidental. La Tierra errante nos lleva al año 2058, momento en que, el envejecimiento del Sol lo convierte en una estrella gigantesca que amenaza con engullir todo el Sistema Solar. Ante esa situación que amenaza a la existencia misma de la humanidad, en la Tierra se forma un gobierno mundial que toma medidas para sacar al planeta de su órbita e iniciar un viaje que culmine en el sistema Alfa Centauri, a 4.2 años luz de distancia. Para lograr que la Tierra se convierta en un planeta errante, en muchas partes del mundo se crean gigantescos propulsores planetarios que utilizan energía de fusión (con el uso de hidrogeno). Estos propulsores hacen que la Tierra se salga de su órbita y comience un largo viaje. Desde el momento en que la Tierra deja de tener movimiento de rotación se producen gigantescos tsunamis que merman a la población humana. Los sobrevivientes habitan en ciudades subterráneas, dado que el planeta se ha congelado. El problema a que se enfrenta la humanidad en este viaje es que, al acercarse a la órbita de Júpiter, el planeta más grande del Sistema Solar, la fuerza de gravedad atrae hacia su superficie a la Tierra. Ante el hecho casi inevitable de que la Tierra se estrelle en Júpiter, Los científicos al servicio del gobierno mundial proponen concentrar un poderoso haz de plasma en un propulsor que se encuentra en Indonesia: ese haz de plasma intentará provocar una fuerte explosión en la superficie de Júpiter (cuya gigantesca atmosfera está compuesta fundamentalmente de hidrogeno) para que los gases y las ondas de la explosión impacten en la Tierra y la desvíen de su trayectoria hacia Júpiter. Pero, ante la falla del propulsor, un héroe que ha vivido mucho tiempo en la estación espacial internacional que viaja por delante de la Tierra –sabiendo que esa estación internacional tiene una gran carga de combustible– estrella a la estación contra Júpiter, provocando la inmensa explosión, salvando a la humanidad. En mi imaginación, como probablemente en la de otros, la posibilidad de que la humanidad (o lo que quede de la misma), en caso de una guerra nuclear, tendría que vivir en ciudades subterráneas y lograr obtener alimentos y todo lo necesario para la subsistencia humana de forma parecida a como plantea La Tierra errante; Y en ese sentido, La Tierra errante se está adelantando a lo que potencialmente puede ocurrir. La industria cinematográfica de China nos da un ejemplo de cine de ciencia ficción, no sólo de alta calidad técnica, sino –y sobre todo– de cine de alto contenido humanista. 


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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