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Esta estación de la línea tres del metro moscovita fue inaugurada el cinco de abril de 1953, y fue construida con un estilo cuasi barroco desarrollado en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hasta la década de los 50. Es una de las estaciones más decoradas, incluso es comparada con las que pertenecieron a la época estalinista. Recibe su nombre por Kiev, la capital de Ucrania; representa un símbolo de la amistad entre los pueblos ruso y ucraniano, y hace alusión a la cercana estación de trenes Kievsky Vokzal, donde hay enlaces ferroviarios con Kiev; Belgrado, Serbia; Zagreb, Croacia; Varna y Sofía, Bulgaria Bucarest, Rumanía; Budapest, Hungría; Praga, República Checa; Viena, Austria y Venecia, Italia.
Después de la muerte de Iósif Stalin (1953), Nikita Jruschov se convirtió en el primer secretario general del Partido Comunista de la URSS, quien consideró necesario dedicar una estación a su país de origen, por ello convocó a los mejores arquitectos de Ucrania y la URSS para el diseño de la estación Kievskaya. Se recibieron 73 proyectos y, aunque en su opinión ninguno representaba fielmente el alma de su patria, autorizó la construcción de una de las estaciones más emblemáticas del metro moscovita. El techo es blanco como la nieve y combina armónicamente con el mármol gris claro de la base de los arcos proveniente de los Urales. De la cubierta cuelgan hermosos candelabros de cristal que fueron copiados a otras estaciones como VDNK (Exposición de los Logros de la Economía Nacional) y Pervomayskaya (estación dedicada al 1º de Mayo).
En la sala principal se aprecian 24 pinturas que destacan por su luminosidad, la cual se logró gracias a la participación de artistas especializados en el arte de pinturas con íconos, es decir imágenes religiosas propias de la religión ortodoxa rusa. En una imagen se ve a un grupo de mujeres tejiendo la figura del gran poeta ucraniano Tarás Shevchenko; otra muestra a un grupo de jóvenes que tocan banduras, instrumento musical popular en Ucrania, y en otras 22 pinturas se describen los siguientes temas: dos jóvenes con trajes tradicionales pintando objetos de cerámica; tres jóvenes estudiantes; personas que supervisan los planos de una obra; un grupo de pescadores en el mar de Azóv; otro de trabajadores en el interior de una fábrica metalúrgica; dos mujeres que cosechan algodón; otras tres que hacen lo mismo con manzanas; dos mujeres y un muchacho que siegan trigo; un grupo de mineros; un jardín de niños; un grupo de jóvenes que bailan una danza ucraniana; dos jóvenes que elaboran piezas de maquinaria; trabajadores ferroviarios; un grupo de personas en un sembradío de trigo; dos mujeres que muestran su cosecha de betabel; una veterinaria y una campesina acompañadas de tres becerros; dos personas generando energía; un grupo de químicos haciendo experimentos; un grupo de mineros; dos mujeres exhibiendo calabazas, girasoles, mazorcas de maíz, col, etc.; un veterano de guerra acompañado de dos adolescentes y, finalmente, una niña entregando un ramo de flores a dos atletas. En la plataforma pueden apreciarse pinturas de innumerables flores silvestres de Ucrania, entre ellas amapolas, acianos y consueldas.
En uno de los extremos de la sala principal hay un mural que simboliza los 300 años de la reunificación de Rusia y Ucrania, y que hace referencia a una de las festividades de Kiev, porque son a un conjunto de personas con trajes tradicionales que observa los movimientos de una bailarina.
En una de las salidas del metro hay una copia fiel de la pintura que Père Lachaise trazó en una salida del metro de París, dedicada a la amistad entre Rusia y Francia.
En 2016, la estación Kievskaya fue restaurada por los artistas que ganaron el Premio de Restauración de Moscú –otorgado por el gobierno de Moscú– y por primera vez en muchos años el recinto pudo transmitir la belleza que exhibió el día de su inauguración, en la época estalinista.
Kievskaya Stansia es una de las estaciones del metro moscovita en las que se cristaliza la historia del pueblo soviético, cuya belleza y grandeza no dejan de sorprendernos.
Durante la conferencia, se discutieron no solo cuestiones comerciales y económicas.
La RAND-Corporation, en su documento "Sobreextender y desequilibrar a Rusia. Evaluando el impacto de opciones y sus costos", promueve en un apartado cómo manipular la mente de la ciudadanía rusa para que esté en contra de su gobierno.
Dos días después de la explosión en el puente de Crimea, un atentado terrorista de Ucrania, andanadas de misiles rusos alcanzaron Kiev y distintas ciudades desde el este al oeste del país.
El vicecanciller y ministro de Economía de Alemania, Robert Habeck, reconoció que su país apostó por un modelo basado en la compra de gas ruso barato.
Lo que verdaderamente está en juego es precisamente la vigencia del neoliberalismo como política económica.
El exsecretario de Estado de EE.UU., Henry Kissinger, aseguró que una mayor instigación del conflicto en Ucrania podría convertirse en una guerra contra Rusia que amenazaría el equilibrio de poderes en Europa.
Sobre la cuestión de Ucrania, tanto China como Rusia coincidieron en que los propósitos y principios de la Carta de la ONU deben ser acatados y que el derecho internacional debe ser respetado.
El conflicto que crece ante nuestros ojos es de gran trascendencia histórica. Es el alumbramiento de una nueva época y el fin de otra, que se resiste a morir.
Putin ha exigido un mayor desarrollo de las capacidades económicas y militares de Rusia para hacer frente a “las dificultades y a las amenazas” que proceden de EE.UU.
“Estamos preparando otra serie de sanciones para aplicar en esta situación”, dijo a la cadena CNN, cuatro días después de la cumbre en Ginebra entre el presidente estadounidense Joe Biden y su par ruso Vladimir Putin.
Culmina este año de conmemoraciones y el carro de la historia prosigue su marcha.
Las reflexiones que hay en el ¿Qué hacer? de Chernishevski son de gran importancia porque intentan pensar de manera crítica las condiciones para la liberación.
Ambos países acordaron el tipo de cambio para efectuar las transacciones de tipo internacional.
El objetivo del imperialismo es exhibir a Rusia como una potencia agresora que abusa de su fuerza y ataca a un país indefenso; la verdad es otra, Rusia se está defendiendo, está defendiendo a su población y su derecho a existir como país independiente.
"Sin duda, el primer balance no está a favor de EE. UU. y sus aliados. A Occidente no le interesa terminar el conflicto. Contamos con lo necesario para resistir esta actitud destructiva", sostuvo a buzos.
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Escrito por Romeo Pérez
Doctor en Física y Matemáticas por la Facultad de Mecánica y Matemáticas de la Universidad Estatal de Lomonosov, de Moscú, Rusia.