En 2025, lo mismo que en años anteriores, el imperialismo continuó implacable en su afán de apoderarse del mundo.
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Hay una sombra de algo amenazante que comienza a caer sobre la tierra.
Llámenla sombra de una oligarquía; es lo más que me atrevo a aproximar.
No imagino su naturaleza.
Pero quería decir esto: están en una posición peligrosa.
Jack London, El Talón de Hierro
Éste fue el año en el que la violencia neofascista de Occidente desafió a la multipolaridad mundial, con la que ha causado un choque cuyo desenlace está por definirse, aunque el perfilamiento del sur ha frenado la tentación de aniquilar al otro.
Hace 80 años, el ejército soviético derrotó al nazifascismo, que medio siglo después resurgió en la Operación Cóndor. En 2025 se reeditó la tentación imperialista de aniquilar al otro a una escala casi idéntica al auge fascista de hace un siglo.
Del Estados Unidos (EE. UU.) de Donald Trump el mundo únicamente recibió amenazas, imágenes de violencia contra inmigrantes secuestrados, tropas ocupando Washington, bombardeos sobre Irán, Líbano y contra civiles en el Caribe, extorsiones a Europa para armarla más y el júbilo por recibir como premio el Mundial de Futbol 2026.
En 2025, la agresión sionista superó la peor expectativa. Después de avalar el genocidio sobre los palestinos en Gaza (entre 400 y 500 mil) y de soslayar los ataques contra Cisjordania, Trump pactó un falso cese al fuego aprobado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ente del que no se sabe a quién sirve.
Con su perfeccionada guerra psicológica, EE. UU. lanzó su enorme poder destructivo contra civiles inermes en el mar Caribe mientras dialogabacon Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.
El peor error estratégico de Trump fue la ola de aranceles lanzada contra sus socios, que encontraron mejor trato en otros países. Por ello, la XXV Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai marcó un hito al trazar la nueva y más dinámica multipolaridad mundial.
Revivieron añejos diferendos: el de India y Pakistán por Cachemira, cuyo cese al fuego se adjudicó Donald Trump. Sin embargo, India decidió volcarse hacia Rusia en “inquebrantable amistad”, expresó Narendra Modi cuando recibió a Vladimir Putin.
Con la Guerra de Doce Días (13-24 de junio) EE. UU. e Israel trastocaron la frágil calma en Levante al atacar objetivos nucleares en Irán, que envió sus misiles al corazón del régimen sionista, reacción que se celebró en el Medio Oriente y el mundo.
Al imperialismo le gusta aliarse con terroristas. En Siria arropó al yihadista Ahmed H. al-Sharaa y en Japón instigó a la Primera Ministra para incordiar a Beijing, que le cobró la afrenta al cerrar su privilegiado comercio.
Tan pronto retornó a la Casa Blanca, Trump se perfiló contra México; y provocador, cambió el topónimo Golfo de México a Golfo de América; inició su campaña para expulsar indocumentados y denominó terroristas a las mafias del narcotráfico para alentar una intervención en México.
Al margen del Tratado México- Estados Unidos-Canadá (T-MEC) impuso altos aranceles a bienes comerciales, que luego redujo en las negociaciones. Esta presión habría alentado su propuesta de imponer aranceles de 50 por ciento a China, que el partido en el gobierno y los empresarios rechazaron.
A la Casa Blanca no llegó un gobierno, sino el neofascismo que encarnan Donald Trump, su gabinete, asesores y allegados: los directivos de las tecnocorporaciones. Sólo su visión racista y antidemocrática une a ese primer círculo con la base electoral del magnate.
El Presidente 48º de EE. UU., que enfrenta 34 cargos penales graves –uno por intento golpista– exhibe la esencia y la brutalidad del capitalismo en sus mensajes. Su cruzada antiinmigrante, como su política de opresión racial y desdén por la clase trabajadora, buscó alinearse con el Poder Judicial, las Fuerzas Armadas y las corporaciones de prensa.
Fue así como popularizó la imagen “guerreros de clase”, con la que invoca a la cúpula capitalista y con la que despidió a cientos de miles de empleados públicos; lo decidió así Elon Musk, el hombre más rico del planeta –con 400 mil millones de dólares (mdd)– quien alardeó un ahorro de 55 mil mdd al erario a costa de suprimir ayudas en alimentos y educación para los más pobres.
Nadie llamó neofascista a Trump cuando ordenó al Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), a otras agencias y militares que cazaran a migrantes. Esta represión se generó más en estados demócratas y se lanzó contra escuelas, fábricas, hospitales, iglesias y autobuses; sumó 51 mil personas confinadas para expulsarlas.
El magnate realizó una purga en el Departamento de Guerra (Pentágono). Sin explicación, despidió y marginó a dos docenas de generales y almirantes; ello anticipa que, en el corto plazo, pretende transformar a las fuerzas armadas para sus próximas guerras.
En abril se confrontó con la élite intelectual antisionista estadounidense. Extorsionó a la Universidad de Harvard y retuvo dos mil mdd para que vete el “antisemitismo” cambiando sus prácticas de admisión y docencia. Actuó igual con las universidades de Arizona, Brown, la del Sur de California, Pensilvania, Virginia y el Darmouth College.
Al célebre Instituto Tecnológico de Massachusetts le prohibió inscribir a estudiantes extranjeros, actitud que el académico Dave Hill calificó como “neofascista, producto de la barbarie del capitalismo occidental”.
El 11 de agosto emprendió su táctica de miedo al ordenar a la Guardia Nacional y otras agencias federales la toma de Washington para alejar a los menesterosos. Y agradeció a los demócratas que, por discrepar sobre el presupuesto, pudiera cerrar el gobierno durante 43 días –del 1° de octubre al 13 de noviembre– el cierre más largo en la historia de EE. UU.
El saldo de este capricho consistió en la falta de bonos de supervivencia para 42 millones de personas; la suspensión a 800 mil empleados, de los cuales 700 mil no cobraron; y la pérdida de confianza en el gobierno. El presidente demandó al diario The New York Times y a cuatro periodistas por 15 mil mdd, acusándolos de difundir sus finanzas y registros fiscales, porque “dejó de tener éxito”.
El otoño evidenció el hartazgo de los estadounidenses, cuando se organizó una protesta masiva durante la que se coreó el grito “No more kings” (“¡No más reyes!”), contra el autoritarismo del magnate.
En otra acción, el Congreso votó por difundir archivos del financiero y delincuente sexual Jeffrey Epste in, que marcó fracturas en el movimiento Make America Great Again (MAGA), al que Trump parece incapaz de cohesionar.
Esta crispación favoreció la elección del experto en asuntos africanos, nacido en Uganda y de origen musulmán, Zohran Mamdani, como alcalde de Nueva York, la ciudad con más judíos en el mundo. El disruptivo político ofreció rentas congeladas, transporte gratuito, aumento salarial y subsidios a alimentos.
En febrero, cuando Trump humilló en la Sala Oval a Volodímir Zelenski, éste no imaginó que terminaría el año operando a contrarreloj para convencer a Occidente de que aún era útil en la estrategia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Rusia.
Entretanto, Trump ofreció su Plan de Paz para Rusia y Ucrania, que los europeos ven como una capitulación ante el Kremlin y de la que Vladimir Putin previó que “aún queda trabajo por hacer”.
Trump arrebató el control del litio y otros minerales estratégicos en Ucrania a sus aliados de la Unión Europea (UE) y jugó a darle misiles Tomahawks hasta que desató una campaña para denunciar la corrupción del régimen de Kiev, que ha recibido más fondos del Banco Mundial (BM) que África.
En octubre, Occidente insistía en robar los activos rusos (unos 300 mil mdd) incautados en 2022. En reacción, el presidente de la Duma, Viacheslav Volodín, advirtió a Occidente que si lo efectúa, Rusia emprenderá acciones legales contra los implicados y exigirá el pago.
El seis de diciembre, a mil 382 días de conflicto armado, ambos frentes mantenían su estrategia de desgaste con ataques de drones. Pero las tropas rusas habían ganado Zaporiyia y rodeaban Pokrovsk-Murnohrad en el Donetsk.
El conflicto en Ucrania proyectó sus efectos en Europa. Entre los hechos insólitos de ese conflicto, destaca el pacto energético entre la quebrada Grecia y la corrupta Ucrania. Y Polonia, con obsesiva rusofobia, cerró el último consulado ruso y dio por rota su relación con el Kremlin.
La UE y Reino Unido claudicaron ante el asalto de la derecha radical. Ningún partido de izquierda figuró en la elección del Parlamento Europeo, lo que constató su atrofia en favor del extremismo.
Fue así como el partido Alternativa para Alemania (AfD) capitalizó el temor en ese país por la recesión y se dispone para inscribir a 700 mil nuevos conscriptos, mientras Francia se convirtió en el “enfermo de Europa” por su turbulencia política y colosal deuda.
Croacia terminó el año con protestas masivas contra los ataques de la extrema derecha a las minorías étnicas, mientras la opción proeuropea maniobró en la elección parlamentaria para desafiar a Moscú y hacer de Moldavia una segunda Ucrania.
En 2025 se concretó la “grieta política” que el filósofo esloveno Slavoj Žižek define entre la derecha no convencional del Partido Popular Europeo –con demócratas cristianos, conservadores liberales y tradicionales– y la derecha neofascista.
Septiembre confirmó que el fascismo no sólo captura a jóvenes burgueses, sino a los desesperanzados del capitalismo; son su ejército de reserva para “revoluciones de colores”, como las de Nepal y Bangladesh.
En 12 meses, las fuerzas más reaccionarias se instalaron en Ecuador, Argentina, Bolivia y Chile, arropadas por Donald Trump, quien manoseó tanto la elección en Honduras, que su resultado parece aún incierto. En Chile hizo lo mismo, aunque el 14 de diciembre.
En Bolivia, el choque fratricida entre Evo Morales y Luis Arce dividió al Movimiento al Socialismo y selló el fin de una era que abrió paso al enemigo: el centrista Rodrigo Paz. EE. UU. perdió únicamente en Ecuador, cuando ciudadanos rechazaron el retorno de bases militares; este fue un éxito del correísmo.
En Argentina ganó la oferta-extorsión de 20 mil mdd que Trump otorgó a Javier Milei para abonar a la deuda; lo que influyó en el triunfo parlamentario de La Libertad Avanza-Propuesta Republicana, pese al juicio contra el “libertario” por su cripto-estafa.
Cuando escalaba la fricción verbal entre Trump y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, el Congreso de Perú destituía a la espuria presidenta Dilma Boluarte, por su “permanente incapacidad moral”. Ascendió el polémico José Jerí Oré, quien amagó con ingresar a la embajada de México para secuestrar a la asilada exministra Betssy Chávez. Esa tensión llevó a un punto inédito la relación México-Ecuador.
En su tenaz injerencia, Trump ofreció indultar al convicto expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, para complacer a la oligarquía local y ganar la elección presidencial. El empresario Nasry Asfura se declaró triunfador tras difundir noticias falsas sobre Rixi Moncada, de la izquierda.
La injerencia monroísta desde la Casa Blanca tiene un solo objetivo: que las naciones entreguen su activo más valioso: la soberanía.
Fue el peor año para los palestinos. EE. UU. y el régimen israelí lanzaron no una guerra, sino una operación tecnológico-militar con pruebas de armas y reacción psicológica para lograr su ocupación. Usaron el sistema de localización Palantir para teledirigir sus ataques hacia humanos, lo que elevó a 400 mil los asesinatos de gazitanos; además intensificó los despojos y las violaciones a los derechos humanos en Cisjordania.
Los bombardeos hicieron inhabitable Gaza en provecho del plan inmobiliario de Jared Kushner –yerno de Trump– y sus socios. El “acuerdo” de alto al fuego de Trump cimentó ese diseño neofascista a la región. No todo está perdido. No han logrado expulsar a los palestinos de la Franja de Gaza, ni aniquilar la resistencia palestina pese al asesinato selectivo contra la dirigencia de Hamás.
Más países rompieron con el régimen judío: Belice, Turquía, Irlanda, Sudáfrica, Singapur, Mauritania, Chad, Malí, Níger, Argelia, Somalia, Libia, Djibuti y Comoras. Y se distanciaron Chile, Brasil, Bolivia, Nicaragua, México y Honduras. Crecieron las protestas antisionistas y el boicot; los israelíes rechazaron el indulto a Netanyahu y exigieron que se retire de la política.
Fue un año de muchas negativas al magnate. Los talibanes rechazaron su interés por “recuperar” la base de Bagram, que hacia 1950 erigió la URSS y EE. UU. y usó durante 20 años. Le recordaron que el Acuerdo de Doha obliga a EE. UU. a no usar la fuerza, interferir en política ni a alterar la integridad territorial de Afganistán.
El presidente español Pedro Sánchez rechazó la exigencia de EE. UU. de invertir el cinco por ciento del Producto Interno Bruto en defensa. A bordo del Air Force One, un furioso Trump denunció que España “es un problema”.
La X Cumbre de las Américas se pospuso hasta 2026, luego de que México y Colombia rechazaran la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela por EE. UU.
La condena de 27 años a Jair Bolsonaro fue un éxito para Lula da Silva, luego de que Trump amagara con aumentar aranceles a Brasil.
El Comité del Premio Nobel de la Paz desdeñó la insistencia del magnate y lo concedió a la neofascista María Corina Machado. Con este gesto, el galardón perdió el escaso prestigio que aún conservaba.
En 2025, lo mismo que en años anteriores, el imperialismo continuó implacable en su afán de apoderarse del mundo.
Culminó 2025; el año terminó y el tiempo sigue inexorable.
El robo siguió siendo el delito más frecuente y el que más impactó la vida cotidiana de la población.
La expectativa de un acuerdo de paz y el aumento sostenido de la producción global mantienen bajo presión al mercado petrolero.
La tensión aumentó tras la incautación de un buque cisterna con crudo venezolano, hecho que Caracas calificó como un “robo descarado” y acto de piratería por parte de EE. UU.
El informe destacó que los estados con más casos de desnutrición son: Chihuahua, Estado de México, Jalisco, Ciudad de México y Nuevo León.
Kast ganó en las 16 regiones del país y se convirtió en el presidente electo con más votos en la historia de Chile.
La Defensa Civil Palestina informó haber recibido más de dos mil 500 llamadas de emergencia por daños en refugios.
Las tasas “dañarán de manera considerable los intereses” de Beijing y afectarán las relaciones económicas bilaterales.
En pancartas y declaraciones, los manifestantes afirmaron que la venezolana representa al imperialismo.
Ecatepec encabezó la lista con 681 desapariciones, seguido de Toluca con 391 y Naucalpan con 369.
Fuera de Europa se han registrado aumentos significativos de casos en Japón, Estados Unidos, Canadá y Australia.
A pesar de promover una agenda de paz en el extranjero, el mandatario sostuvo que podría ampliar las acciones contra objetivos que vincula al narcotráfico en América Latina.
La creación de empleos formales perdió impulso con una caída anual de 3.21 por ciento.
La agencia es el principal proveedor de asistencia humanitaria, educación y servicios a millones de refugiados palestinos, pese a las restricciones impuestas por Israel.
Escrito por Nydia Egremy
Internacionalista mexicana y periodista especializada en investigaciones sobre seguridad nacional, inteligencia y conflictos armados.