“Existen muchas razones para afirmar que el proyecto Puerta al Mar provocará la depredación de la Reserva de la Biosfera de Sian Ka´an”, reveló el señor Luis Pech, ejidatario de Felipe Carrillo Puerto, quien se sumó a las denuncias de ecologistas y políticas en torno a esta construcción accesoria al Tren Maya impulsada por los Gobiernos Federal y estatal de Quintana Roo.

La construcción de esta vía, que conectará al municipio de Felipe Carrillo Puerto con la costa del Caribe a través de la comunidad de Vigía Chico y que costará millones de pesos (mdp) al pueblo de México, se inició en 2023 y fue presentada por la gobernadora morenista de Quintana Roo, Mara Lezama Espinoza, como una obra para saldar la “deuda histórica” con la población carrilloportense que “llevaba años pidiendo un camino hacia el mar”.

Sin embargo, las preocupaciones sociales y ecológicas se manifestaron cuando, el pasado 15 de octubre, más de 13 ponentes y 90 asistentes a una reunión pública de información convocada por las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y Defensa Nacional (Sedena) advirtieron que el proyecto Puerta al Mar amenaza la integridad ambiental de una de las reservas naturales más importantes de México.

La carretera es construida por la Sedena sobre un sacbé: un camino de tierra blanca abierto hace siglos por los abuelos mayas a través de 22 kilómetros de tierras ejidales y algo más de 32 km de la Reserva de la Biósfera Sian Ka´an.

Esta área natural, una de las pocas conservadas en Quintana Roo debido a su acopio por los empresarios turísticos nacionales y extranjeros, en 1987 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

La reserva Sian Ka´an posee los ríos subterráneos más importante de la región y es hogar de dos mil 161 especies animales, varias de ellas protegidas, como el jaguar, tapir, manatí y el pecarí de labios blancos.

A pesar del rechazo de los ambientalistas y las comunidades indígenas, pesqueras y urbanas de la región, el proyecto se activó sin contar con un dictamen previo sobre su impacto ecológico, exigido por la legislación nacional y los estándares internacionales.

En la citada reunión se denunció que la Sedena emprendió la construcción de la Puerta al Mar sin autorización de cambio de uso de suelo en terrenos forestales, lo que provocaría la tala de manglares y otras especies arbóreas, y que la infraestructura turística y comercial dañaría la pesca, a los arrecifes y otros hábitats marinos costeros.

Aunque la gobernadora presentó el proyecto como una forma de saldar una “deuda histórica” con la población, la reunión pública evidenció el descontento generalizado y la falta de respaldo social a la obra, considerada una amenaza para los ecosistemas y los medios de vida de las comunidades humildes de Quintana Roo.

Persiste la inconformidad 

A la reunión del 15 de octubre, en la que también estuvieron presentes funcionarios de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y activistas de varias organizaciones de la sociedad civil, asistieron 94 personas, 13 fueron ponentes y hubo más de 40 intervenciones escritas y orales.

Sin embargo, las autoridades no dialogaron con los participantes porque las preguntas se hicieron por escrito a través de tarjetas y se contestaron al final del encuentro; quienes tuvieron oportunidad de expresarse en voz alta tampoco recibieron respuesta puntual a sus consultas.

Si bien es cierto que los ejidatarios de Carrillo Puerto negociaron con el Gobierno Federal el rediseño del camino, desde el año pasado han efectuado bloqueos en los accesos a las obras de Puerta al Mar para exigir que sea escuchado su desacuerdo con el proyecto en varios puntos. 

Entre ellos destaca la construcción en terrenos ejidales de casas de uso castrense y el incumplimiento de un acuerdo con el que la Sedena se comprometió a comprarles materiales de construcción.

Como ha ocurrido con casi todas las obras faraónicas del Gobierno Federal de Morena –entre ellos el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), la refinería Dos Bocas y el Tren Maya, improvisadas por el expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO)– en el caso de la Puerta al Mar también faltó planificación de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y la gobernadora Mara Lezama. 

La improvisación fue a tal grado espontánea que ni la Conanp, que administra la reserva de la Biósfera, se enteró de los detalles del proyecto hasta que comenzaron las obras de construcción, conducta en la que los especialistas advierten la posible presencia de intereses turbios que es necesario analizar profundamente.

Cuando empezaron los trabajos para ampliar la carretera que se adentra en la reserva natural, los militares levantaron un puesto de control y vigilancia a cargo de la Guardia Nacional en el punto donde termina el ejido de Vigía Chico, que dificulta el paso de la población local que ahora reclama ese despliegue al Ejército y a la Gobernadora. 

Pero su mayor inconformidad se centra en el desmonte de la selva maya y la ampliación del antiguo sacbé porque, para convertirlo en carretera, los militares aumentaron su ancho de cuatro u ocho metros (el doble); con esta acción, las autoridades federales y estatales cometieron un ecocidio sin precedentes, con daños a los manglares y humedales que aún no se han estimado cabalmente. 

La construcción de una playa artificial con infraestructura turística (muelle, hoteles, restaurantes, comercios, lanchas, etc.) causará una devastación ecológica similar en la fauna y los arrecifes de la región costera.

Una fuente consultada por Jaltun –espacio informativo del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS)– estimó que, debido a la inconformidad comunitaria, las autoridades se comprometieron a cancelar el complejo turístico y la playa artificial e instalar sólo una caseta.

Sin embargo, otras personas aseguran que el proyecto turístico sigue en marcha de manera integral; lo cierto es que la obra ya devoró varias hectáreas silvícolas y marinas de Vigía Chica con acciones gubernamentales que están tipificadas como delitos federales y han provocado mayor desigualdad e injusticia en la población campesina y pesquera. 

Irregularidades sin fin

Uno de los diagnósticos sobre el múltiple impacto ecológico que la pavimentación y la “turistificación” de la Puerta al Mar está suscitando en la milpa y la pesquería mayas fue presentado por la organización jurídica Territorios Diversos para la Vida (Terra Vida), que acompaña a las comunidades afectadas.

 “El programa de manejo (de la Reserva) señala que debe evitarse cualquier actividad que perturbe el hábitat, como la pavimentación, pues implica una disminución en la captura y filtración del agua, que es tan importante en la región. La Reserva es una de las mejores conservadas del país y al ser un corredor biológico mesoamericano impacta a todos los ecosistemas, aves y mamíferos que atraviesan la zona”.

En el pasado, los animales y los vegetales desaparecían por factores naturales, pero ahora su pérdida a velocidad alarmante se debe a las actividades humanas, cuyos protagonistas no parecen conscientes que la pérdida de la biodiversidad tiene efectos profundos sobre los ecosistemas y la humanidad.

La destrucción de hábitats naturales debido a la expansión urbana, la deforestación y la agricultura intensiva ha reducido los espacios donde la fauna puede vivir y prosperar. En Felipe Carrillo Puerto, el proyecto denunciado está causando sus primeros efectos negativos. 

Personas entrevistadas por Jaltun sostienen que, aunque no se ha inaugurado el camino de manera formal, ya han comenzado los atropellos contra la fauna y que los cuerpos de los animales victimados son removidos del trazo para evitar que sirvan como prueba del impacto negativo de la nueva carretera.

Por ahí cruzan tejones, venados, sereques, monos y armadillos, además de aves locales y migratorias. Alfonso Sánchez, biólogo y habitante de Felipe Carrillo Puerto, contó que la reserva siempre fue visitada por la población y que, antes de la intervención militar, el trazo era un túnel verde que las personas atravesaban en moto o bicicleta de montaña para ir a pasar el rato a Vigía Chico.

“Rellenaron con sascab algunas orillas para que no se desmoronara la carretera y pusieron unas tuberías para que pase el agua. Pero debimos hacer varios cambios porque todo se empezaba a inundar. La gente que vino a trabajar no conoce el territorio y, pues lo hacen a su modo hasta que notan que no debería ser así”.

Cortina de humo 

Mediante un video promocional en el que se refiere a Puerta al Mar, la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, declaró que ahora los habitantes de Felipe Carrillo Puerto tendrán por fin un acceso al mar. Pero los habitantes del municipio la desmienten recordando que aún antes de la presencia del turismo internacional accedían a las playas de Tulum y Mahahual.

El señor René Canul, además, compartió que existe otro sacbé –camino rural de tierra blanca– que conecta Chumpón, localidad del mismo municipio maya, con Tulum; y que ese camino se utilizaba para llevar ofrendas a un centro ceremonial en el mismo Tulum.

“Sentíamos que Tulum era nuestro mar y ahora vamos y nos sentimos muy ajenos. Creo que hay algo muy perverso en hablar de Tulum como un pueblo que no existía cuando la comunidad maya estaba ahí y tenía sus dinámicas. Era una comunidad como tantas otras de aquí y ya no existe. Ahora no tenemos cabida y es un lugar donde hay mucho dolor porque hay familias con personas desaparecidas, comercio asediado por el crimen organizado, playas privatizadas y que no son oportunidades para los que menos tienen”, denunció.

En efecto, Tulum, el paraíso mexicano de la Península de Yucatán, enfrenta un descenso de visita turística por el crimen organizado, el cierre masivo de pequeños negocios, el costo elevado de mercancías y servicios básicos y las dificultades para acceder a las playas bajo control de la Sedena.

En la población de Felipe Carrillo Puerto existe la certeza de que el camino Puerta al Mar no será para el pueblo y asume que la infraestructura proyectada servirá para captar exclusivamente el turismo pudiente masivo y elevar la plusvalía de la tierra a favor de la industria inmobiliaria nacional y extranjera.

“En verdad, me asusta pensar en que nos quedemos en medio de todo eso, con esta mordida enorme del capitalismo que viene por todo lo que le queda al Sureste”, lamentó el señor Canul.

Las negociaciones pendientes se efectúan sobre el usufructo y la administración de los espacios y la carretera. Por ejemplo, los ejidatarios esperan hacerse cargo del parador que se edifica entre el ejido y la entrada a la reserva, una vez que cese la ocupación militar ya que esos sitios son propiedad de la comunidad.

No cejarán en su lucha 

El señor Idelfonso Chi Yah estimó que los pobladores de la región permanecerán en su lucha contra la devastación de la reserva de Sian Ka’an. “Exigimos que se niegue la autorización en materia de impacto ambiental, porque las obras han causado ya daños ambientales irreversibles y arriesgan los modos de vida tradicionales de quienes habitan la región.

“Esperamos que la Semarnat mantenga su criterio de legalidad y cumpla con su obligación constitucional de proteger el medio ambiente, como lo hizo recientemente al negar otras obras de la Sedena en Quintana Roo. Negar la autorización del proyecto Puerta al Mar no es una opción política, sino una obligación legal y ética para salvaguardar la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an”, sentenció.