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Es conocido el mecanismo empleado por Sócrates cuando pretendía lograr que su interlocutor se cuestionara sus propias ideas a partir de preguntas cuidadosamente seleccionadas y expuestas en el orden correcto. Ejercicio similar podemos emplear si nos preguntáramos sobre la existencia y funcionamiento en torno a la propiedad privada. Un camino útil en el Siglo XXI es el de recurrir a los fundamentos que en el momento de su florecimiento hicieran sus teóricos fundantes. Representante de ello fue John Locke, médico y pensador inglés, quien, junto con Hobbes, Rousseau y Montesquieu, delinearon, durante los Siglos XVII y XVIII los fundamentos del liberalismo democrático, teoría política que hoy nos rige. A continuación comentaré algunos pasajes expuestos en su obra Segundo tratado sobre el gobierno civil, capítulo V, De la propiedad.
Es necesario partir del principio de que los pensadores arriba enunciados escribieron sus obras para convencer a los hombres de que el mejor modelo político era aquel que ellos argumentaban, ya sea porque participaban directamente en él, como Locke, o porque observaron desviaciones qué enmendar, como Rousseau. Es también necesario prevenir al lector que las ideas expuestas en el apartado De la propiedad están sostenidas por la idea de un “estado de naturaleza”, condición humana en la que los hombres estaban capacitados para regirse por sí mismos, sin necesidad de depender de alguna autorización o de ningún otro hombre; así, por ejemplo, el acto de defender la vida o la libertad no implica la autorización del otro, ya que es parte de la condición natural del hombre.
Este principio es el hilo argumentativo en Locke, quien nos dice: “nada hay más evidente que el que criaturas de la misma especie y rango, nacidas todas ellas para disfrutar en conjunto las mismas ventajas naturales y para hacer uso de las mismas facultades, hayan de ser también iguales entre sí, sin subordinación o sujeción de unas a otras”. Hubo un momento en la historia del hombre, nos dice el pensador inglés, que los hombres en condiciones de igualdad se enfrentaron a las bondades ilimitadas de la naturaleza para disfrute propio. Más adelante sostiene “todos los hombres tienen derecho de su propia persona, de ahí que el fruto del trabajo también sea natural”; de lo contrario, dice Locke, “el hombre se habría muerto de hambre en medio de la abundancia”.
Locke afirma que los frutos del trabajo del hombre le pertenecieron de manera natural, como su corporeidad le pertenece. Más adelante comenta: “que cada hombre posea tanto como pueda aprovechar, podría seguir siendo válido en el mundo, sin que nadie se sintiera estrecho y molesto, porque hay en él tierra bastante para mantener al doble de sus habitantes, sin la invención del dinero, y el acuerdo tácito de los hombres de atribuirle un valor, no hubiera introducido posesiones mayores y un derecho a ellas”. En el caso hipotético de que en este estado de naturaleza un hombre generara excedente, es decir, que lograra acaparar más de lo que necesitara, es una consecuencia natural, ya que la naturaleza le brinda al hombre más de lo que necesita.
Bajo esta condición de excedente aparece el funcionamiento del oro y la plata como medios para comercializar. Su existencia también tiene condición natural en tanto consenso generado por hombres con capacidad de raciocinio. La aparición del excedente y el dinero posibilitó la existencia del trabajo asalariado, mismo que se inserta dentro del estado natural del hombre debido a que, como apuntamos arriba, la subsistencia del hombre mediante su propio trabajo es condición del ejercicio de la libertad humana.
Lo aquí expuesto son los esfuerzos de Locke por insertar a la propiedad privada como elemento natural del hombre; tipo de propiedad que en la sociedad inglesa del Siglo XVII y la América continental empezaba a consolidarse y ensancharse de la mano de un tipo específico de relación de producción: la relación capital-trabajo. No era para menos, los gobernantes ingleses y sus ideólogos aspiraban convertir al imperio británico en la nación mercantil dominante, lo cual no pudo haberse desarrollado sin la existencia del trabajo esclavo y asalariado, de la explotación laboral de las capas empobrecidas de su propia nación, particularmente de escoceses, irlandeses y de sus colonias.
La investigación histórica científica no respalda la existencia de un estado de naturaleza con las características arriba señaladas; lo que sí ha evidenciado es la existencia del abuso y la violencia para su obtención y ensanchamiento. El pensamiento de John Locke quedó relegado bajo la sombra de lo que estaba emergiendo en el mundo, el modelo de producción capitalista. Su obra sigue siendo necesaria para quienes insisten en fundamentar la propiedad privada y las desigualdades que ésta genera.
En las cacerías de brujas de la Edad Media europea gran parte de las víctimas fueron personas de menores ingresos.
Hablando en términos marxistas, la religión fue una necesidad histórica.
Ocupa un edificio del siglo XVIII que en la época colonial funcionó como cárcel.
Todavía queda una tarea, la más importante y significativa... fue precisamente la que Lenin señaló una vez tomado el Palacio de Invierno: “Ahora nos dedicaremos a edificar el socialismo”.
Se trata de una abstracción analítica en la que debemos separar tres elementos, y en la que la palabra arte y sus derivaciones se embrollan unas contra otras.
En esta ocasión transcribimos fragmentos del Romance de Don Quijote de la Mancha (El último capítulo), obra del poeta yucateco José Peón Contreras (1843-1907).
El Siglo XVII fue el gran viraje en la exploración humana: varios reinos se adueñaron de los océanos Atlántico y Pacífico y Oceanía (Australia y Nueva Zelanda) y de buena parte de las regiones de India y China...
Para hacernos una idea más completa del origen del conflicto, debemos acudir a su historia. Así podremos ver los intereses ocultos tras la política genocida del gobierno de Israel y del cínico e incondicional respaldo de EE. UU.
Su obra no no tiene hoy la difusión que merece; sobre ella se cierne esa conjura del silencio que siempre ha intentado acallar a quienes contradicen el ideario y la tradición dominantes.
Los principales creadores del México independiente fueron individuos que combatieron, persiguieron y mataron revolucionarios durante los 11 años de guerra civil que vivió la Nueva España.
Los relatos del autor denuncian los actos abusivos de los principales protagonistas y la burocracia oficial de la oligarquía que encabezó el dictador Porfirio Díaz Mori entre 1877 y 1910.
Sigamos con la historia del trío que estaba tratando de llevar el fuego a su tribu.
Dalton subraya en todo momento los conceptos “construcción” y “lucha”.
La población local las denomina Cuarenta Casas, Casas del Acantilado y Cuevas de Águila, su origen histórico data del Siglo XII y sus vestigios arqueológicos las emparentan con la cultura prehispánica de Paquimé.
Antolorgía de poetisas del 27, de Emilio Miró, es un importante esfuerzo para revalorar la obra de cinco poetisas españolas de la “Generación del 27”, entre ellas, Concha Méndez y Rosa Chacel.
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Escrito por Eneas Sánchez
columnista