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Las cintas de ciencia-ficción –al igual que las obras literarias del mismo género– llegan a plantear, cuando son de alta calidad artística, situaciones que proyectan los problemas futuros de la humanidad y también sus posibles soluciones. En los últimos años, la industria cinematográfica se ha llenado de historias “futuristas” cuyo contenido argumental, sociológico, incluso político, lejos de contener gran aliento humano pinta ese futuro lejano como algo “deshumanizador” o “aterrador”. Esta corriente artística forma parte de las llamadas “distopías”. A estas alturas del partido, sería largo enumerar todas las películas que, en los últimos años, han inundado las carteleras cinematográficas y las plataformas streaming, ahora muy populares por el confinamiento que la pandemia ha provocado en el mundo entero. Pero sería una ingenuidad imperdonable creer que las historias “distópicas” son solo una simple moda o una visión pesimista del futuro de la humanidad. Creo que los filmes llenos de pesadumbre, totalitarismo, desastres ambientales, esclavitud y atroces pesadillas son algo premeditado y que los ideólogos del “arte” y la industria del entretenimiento los usan como “lavados de cerebro” para mostrar a la gente que el mundo de hoy “es el mejor de los mundos”, que ningún habitante de la Tierra debe “aspirar a ningún cambio progresista” y que el cambio es sinónimo de “desastre” y “futuro ominoso”.
La cinta IO, sola en la Tierra (2019), del realizador estadounidense Jonathan Helpert, es un filme futurista que relata la hipotética devastación ambiental de la Tierra debido a que los humanos decidieron “aprovechar” la energía térmica de otros cuerpos celestes y con ello provocaron un cambio radical en la composición de su biósfera, que los océanos se llenaran de amoniaco y que se muriera la mayoría de los hombres, los animales y los vegetales. Fue el fin de la vida en gran parte de la Tierra y los pocos sobrevivientes lograron irse a IO, una de las lunas de Júpiter, la cual tiene condiciones propicias para la vida. Los pocos humanos viven en las partes altas del orbe, donde todavía queda algo de oxígeno. Sam Walden (Margaret Qualley) es la joven hija de un científico que se aferra a la Tierra, pues tiene la esperanza de que el medio ambiente llegue a recuperarse. Vive sola en un paraje en las montañas. Cuando le informan que los últimos humanos están a punto de salir hacia IO y que debe apresurarse para abordar la nave espacial, llega un sobreviviente que viaja en globo aerostático. Se entabla una relación de amistad con Micah (Anthony Mackie), un afroamericano que busca a su padre y quien al enterarse de que éste falleció, decide partir también en la última nave de la operación Exodus. Hasta ese momento, Sam se hallaba dispuesta a viajar a la luna de Júpiter; sin embargo, después de visitar el viejo museo de la ciudad más cercana y cuando está a punto de subir al globo de Micah, que la llevaría al lugar del despegue de la nave espacial, de manera sorpresiva se quita el casco que la protege del aire mortal de la atmósfera de la Tierra.
La cinta IO, sola en la Tierra ha sido duramente criticada por su lentitud “soporífera”, por su falta de mejores escenarios. En lo personal creo que, como cinta “ambientalista”, no deja mal sabor de boca. Sin embargo, ninguna de las críticas hechas al filme de Helpert destaca que su mayor error es el enfoque “distópico”. La humanidad debe ser capaz de evitar cualquier desastre que extinga la vida en la Tierra.
Las lombrices desempeñan un papel fundamental en la producción de granos; sin ellas no podríamos comer pan dulce ni esos deliciosos bolillos recién horneados o tortillas recién salidas del comal.
Antes se creía que el parecido entre los fósiles y los seres vivos era gracias a un espíritu animador o vegetativo. Fue gracias al médico Niels Steensen que se reconoció la pertenencia de fósiles a seres vivos.
La gran pasión científica de Pierre Laplace era establecer matemáticamente la estabilidad de nuestro sistema solar; para ello, se propuso aplicar las leyes de la gravitación de Newton y explicar ciertas perturbaciones observadas en Saturno y Júpiter cuand
El resto de glaciares mexicanos desaparecerán en las próximas décadas si no se toma acciones para frenarlo, aseguraron los especialistas.
Julio Verne nació en Nantes, Francia, en 1828. Fue un brillante escritor y divulgador de la ciencia.
Los médicos podrían comenzar a recibir la vacuna a finales de mes, dijo la viceprimera ministra, Tatyana Golikova, en la reunión.
La relación entre la ciencia y el dinero, entre la técnica y el negocio, ha sido ampliamente discutida por los grandes pensadores de la humanidad.
Descartes, fundamentalmente era un filósofo racionalista, llegó a escribir otras obras importantes, en 1641 escribió Meditaciones de Filosofía.
El desequilibrio hídrico ha dejado sin agua a casi 3 mil millones de personas alrededor del mundo
El Eclipse total de Sol tendrá una duración de 4 minutos y 28 segundos
Niños inquietos e inteligentes como el que me preguntó hay muchos en nuestro país; pero muy pocos son rescatados y apoyados para continuar con sus estudios
El profesor Godfrey Hardy fue muy famoso, entre otras aportaciones a la matemática, por su concepción ontológicamente neutra en la materia, que lo llevó a escribir uno de los textos más interesantes para entender el trabajo de un matemático.
“El paciente podrá hacer llamadas telefónicas, manejar una computadora o comunicarse sin la necesidad de mover sus propios músculos, que actualmente están comprometidos", afirmó el multimillonario Elon Musk.
Durante la última década en el Reino Unido, se han identificado 19 nuevos mecanismos genéticos de resistencia en bacterias.
Estableció formalmente la continuidad de la recta real, definiendo un número real por medio de un dispositivo llamado cortadura.
Escrito por Cousteau
COLUMNISTA