A pesar de una serie de nueve llamadas con el presidente Trump, no se han concretado acuerdos que protejan los intereses comerciales de México.
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Los esfuerzos de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo por reducir el gasto público ordinario para incrementar el de los programas sociales −“fundamentales” para el gobierno morenista− empeorarán el funcionamiento de los servicios estatales básicos como el de seguridad, agua potable, electricidad y salud, y afectarán la ya débil economía nacional.
Su discurso durante las mañaneras de Palacio Nacional en torno a que los aranceles adicionales –impulsados por el gobierno estadounidense desde el pasado dos de abril contra algunos productos nacionales– no afectan a la economía nacional, parece más bien un cuento infantil que induce a muchos mexicanos a creer que el “malo de la película” es Donald Trump y no el gobierno de Morena.
Pero lo cierto es que, hoy, los mexicanos no tenemos otra opción que pagar precios más altos por las mercancías importadas o que se elaboran con insumos extranjeros; y los empresarios deberán producir y vender menos; o las inversiones privadas serán cada vez menores, y “la certidumbre” generada por el Tratado México-EE. UU.-Canadá (TMEC) se ha arruinado.
Sin embargo, a esta situación crítica se suma otro factor negativo para las actividades económicas del país: los ciudadanos y los empresarios nacionales y extranjeros esperan con incertidumbre las elecciones de magistrados, ministros y jueces federales porque desconocen cómo operarán los mecanismos del nuevo Poder Judicial. Es por ello que las empresas han suspendido sus proyectos de inversión.
La insistencia de Donald Trump en provocar una guerra comercial no sólo ha desestabilizado el poco equilibrio mercantil y financiero que permanecía en el mundo, sino que también ha alterado el ambiente político global, incluso ha sustituido las alianzas económicas y militares –cuidadas por Washington con diversas naciones desde hace ya varias décadas– por un declarado distanciamiento al punto de ruptura.
¿Qué y cuántos otros efectos negativos provocará esta guerra comercial? ¿Qué destino le espera a México en este escenario? Economistas serios revelan que todos los países, o al menos la mayoría, impondrán aranceles y controles en su ejercicio comercial y financiero con EE. UU.; y temen que derive en una “gran depresión” como la generada en 1929, que duró 10 años.
Este temor se funda en que las malas decisiones del gobierno estadounidense han motivado elementos semejantes a aquel “jueves negro”: la caída de las bolsas de valores de los centros financieros internacionales más importantes del mundo y señales de recesión global que también se vislumbran.
Frente a este panorama extremadamente crítico, lo único que se espera de la economía mexicana –ya subsumida por la poca inversión privada, carencia de inversión pública, aumento de inseguridad y la incertidumbre jurídica– consiste en un futuro de terror, cuya única salida serían las alianzas con China y Rusia. Por el momento, amigo lector, es todo.
A pesar de una serie de nueve llamadas con el presidente Trump, no se han concretado acuerdos que protejan los intereses comerciales de México.
Con al menos un mes de anticipación, estudiantes de Oaxaca anunciaron que el pasado 23 de septiembre se manifestarían ante la conferencia “mañanera” de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Los gravámenes entrarán en vigor el próximo 1 de octubre.
El Ministerio declaró que China está poniendo al centro de su investigación los aranceles a automóviles y autopartes, así como textiles, ropa y plásticos, entre otros.
La competitividad industrial y comercial chinas iniciaron su espiral ascendente el 18 de diciembre de 1978, cuando fue emprendida con la famosa Reforma y Apertura impulsada por Deng Xiaoping.
Los testimonios difundidos por los propios padres de familia son muy claros cuando se refieren a que destinan el recurso a la compra de alimentos porque los ingresos al hogar resultan insuficientes debido a los elevados costos de los productos.
El libre comercio no fue una política aislada, sino un pilar fundamental del modelo de crecimiento basado en exportaciones –o “desarrollo hacia afuera”– instrumentado en Mé-xico.
Inicialmente debemos señalar que resulta preocupante la sostenibilidad de las finanzas, porque la recaudación en México es baja, igual que el aumento en diversos gastos; además, se invierte poco en educación, salud e infraestructura.
La iniciativa privada advirtió que la medida podría afectar la competitividad, los precios y el mercado interno mexicano.
El Gobierno de China afirmó que “protegerá decididamente sus derechos e intereses”.
El FAT atribuyó el incremento de la tarifa por el aumento de los combustibles y las refacciones.
De octubre de 2024 al 8 de septiembre de 2025 se contabilizaron mil 436 carpetas de investigación por este delito.
El incremento tiene como fin inhibir el consumo de estos productos y reducir las enfermedades asociadas a ellos.
Alcaldesa de Tláhuac niega vivienda a los pobres, pero autoriza zonas residenciales.
Los indicadores son del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y “evalúan” 18 criterios; pero sólo son seis los encontrados por encima del promedio general.
Escrito por Miguel Ángel Casique
Columnista político y analista de medios de comunicación con Diplomado en Comunicación Social y Relaciones Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).