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Una de las tesis fundamentales de la interpretación marxista de la sociedad consiste en el reconocimiento de dos elementos centrales del mecanismo social: la estructura (o base) y la superestructura. A quienes insisten en que tal conceptualización es una herencia de los manuales soviéticos habrá que recordarles varios textos originales de Marx en los que aparecen formulados con toda claridad los conceptos de Basis y Überbau, cuya traducción literal es la de base y superestructura.
La fórmula mil veces repetida de que “el ser social determina la conciencia social” no expresa con toda la precisión necesaria la verdadera dimensión del planteamiento marxista acerca del problema de la relación entre la base y la superestructura. Y puesto que la cuestión del arte respecto a la sociedad no es más que una forma particular del problema de la conciencia social respecto al ser social, es necesario penetrar en esta última cuestión antes de responder a la pregunta planteada en nuestro título.
Tesis difusas en esa dirección pueden hallarse ya en Ludwig Feuerbach (“los hombres son producto de las circunstancias y de la educación”), e incluso una de las Tesis sobre Feuerbach se dirige precisamente contra esta concepción materialista premarxista.
Ahora bien, la revolución filosófica del materialismo dialéctico, respecto a la sentencia que nos ocupa, se da en dos direcciones: 1) el ser social no es “la cultura”, “la sociedad” o “las circunstancias”, sino el proceso de producción de la vida material; y 2) la determinación mecánica que propone Feuerbach de un elemento por otro mutila el carácter activo de la práctica, con la cual, en los hechos, el hombre y la mujer inciden sobre la sociedad, transformándola.
Así es que sólo en un materialismo premarxista, no dialéctico, puede sostenerse hasta sus últimas consecuencias la tesis de que el arte no es más que un reflejo mecánico de la sociedad. Una de esas consecuencias últimas, por cierto, tendría que ser reducir al arte siempre a este papel de contemplación sensorial, un arte que refleja a la sociedad, pero que no tiene ninguna posibilidad de tornarse activo para modificarla mediante la práctica.
De esta posición se desprenden teorías que postulan, con argumentos más o menos sofisticados, funciones directamente utilitarias del arte. Unos ven en la actividad artística –creación y apreciación– una especie de “escape” de la realidad. La principal función del arte, afirman otros, es recoger las consignas políticas de su tiempo. Los hay también que, desde un punto de vista algo más precario, afirman que el arte debe hacernos pasar un rato agradable, exento de preocupaciones y esfuerzos.
En la estética, diversas escuelas marxistas del Siglo XX identificaron oportunamente el error: la conciencia y sus formas, entre ellas el arte, no se limitan a reflejar pasivamente el ser, sino que dirigen la actividad del hombre, convirtiéndose con ello en la premisa subjetiva de la transformación práctica del mundo. Ésta es la “actividad sensorial humana práctica” de que habla Karl Marx.
Así es que sostener que el arte es un reflejo de la sociedad, así a secas, distorsiona y mutila el papel de la actividad artística y de los artistas. La práctica artística es, en realidad, una forma particular del conocimiento humano –como las ciencias, la filosofía o la actividad política– que nos revela, en el proceso práctico de transformación de esa realidad, nuevas formas de acción para la práctica transformadora.
Llegados a este punto se alzan dos preguntas: ¿es el arte la forma principal de conocimiento? y ¿es la actividad artística la forma de la práctica más efectiva para transformar la realidad? Definitivamente, no. Sin embargo, puesto que el arte y los artistas encarnan una forma particular de relacionarnos con el mundo, esa forma de conocimiento es, igual que las otras, singular e insustituible.
El homo sapiens apareció hace 45 mil años y se extendió a América en el 12 mil a.n.e.
En el contexto de los Juegos Olímpicos celebrados en París, dos acontecimientos “empañan” la celebración.
¿Cómo evalúa usted al régimen de AMLO? Pues como le haya ido en la feria: a muy pocos muy bien; a la inmensa mayoría, de los diablos, aunque los privilegiados hagan campaña mentirosa y manipuladora, por ejemplo, diciendo que "en cada rincón del país hay alegría, amor y entusiasmo".
Cada 14 de marzo se celebra el a la Matemática. Esta fecha fue elegida en virtud de que hace alusión a 3.14, que es el valor aproximado del enigmático número Pi (π).
En San Pedro de Conchos acaba de despejarse finalmente el sitio exacto donde se asentó la segunda misión franciscana de Chihuahua: a un lado de este templo y sobre un área del municipio de Rosales, del que San Pedro es sección municipal.
Cuatro excavaciones efectuadas en enero han permitido recuperar los vestigios materiales de algunas páginas de la historia virreinal e independiente de lo que fuera el extremo sur de la ciudad potosina.
En México no estamos viviendo un periodo sexenal de amor: todo lo contrario, el desamor y el odio son motivados por el Presidente de la República todos los días como parte de una estrategia mediática para aparecer como el “paladín del pueblo”.
Desde el punto de vista de su contenido, las Tesis de Benjamin revisten una originalidad que al propio tiempo las separa de las de sus dos grandes predecesores: Ludwig Feuerbach y Carlos Marx.
La derrota militar que se avecina provoca que múltiples revistas de análisis antes pro-ucranianas, como Wall Street Journal, incluso políticos como el presidente checo, se unan a un coro de voces que ven a Ucrania como derrotada y piden la negociación antes de perder aún más territorio.
Para hacernos una idea más completa del origen del conflicto, debemos acudir a su historia. Así podremos ver los intereses ocultos tras la política genocida del gobierno de Israel y del cínico e incondicional respaldo de EE. UU.
En entrevista para Canal 6Tv, el periodista español Javier García platicó sobre la situación en la Franja de Gaza y la importancia de su cobertura para la comprensión del mismo y la desinformación que ha existido.
En este artículo se explica por qué sostener que el arte es un reflejo de la sociedad, así a secas, distorsiona y mutila el papel de la actividad artística y de los artistas.
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Escrito por Aquiles Lázaro
Licenciado en Composición Musical por la UNAM. Estudiante de la maestría en composición musical en la Universidad de Música de Viena, Australia.