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En días recientes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó estimaciones sobre la evolución de la actividad económica nacional en el segundo trimestre de este año. Los datos muestran que la economía tuvo un retroceso del 18.9 por ciento respecto al mismo trimestre de 2019, que ya había disminuido 0.2 con relación a 2018. En el primer año de este sexenio, la economía descendió 0.1 por ciento y en lo que va de 2020, decreció 10.2 por ciento.
Las consecuencias del retroceso en la economía son bien conocidas, empezando por la pérdida y la nula creación de empleos que puedan absorber a quienes se integran al mercado laboral. Cuando la población pierde o no encuentra trabajos formales, los busca en el sector informal, de donde no tiene ingresos fijos ni prestaciones sociales, y si aún en éste no halla ocupación, se queda en el desempleo absoluto. Entonces, en las familias aumenta la pobreza de todo tipo, el consumo se deprime, la delincuencia y la inseguridad pública crecen, la paz social se trastorna, las inversiones privadas se ahuyentan y el crecimiento económico será cada vez menor, sobre todo si no se toman las medidas necesarias para evitar que caigamos en un círculo vicioso.
La caída del Producto Interno Bruto (PIB) podría atribuirse únicamente al paro de las actividades económicas causado por la pandemia. Sin embargo, el actual Presidente de la República y su equipo de gobierno, por ignorancia y terquedad, han hecho todo lo posible para que la economía no crezca en lo que llevamos del sexenio. En abril de 2019, por ejemplo, el crecimiento empezó decaer porque en vez de utilizar las herramientas idóneas para sustentar las actividades productivas, el Presidente prefirió descalificar con adjetivos como el de “conservadores” a los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacionales (FMI) y la Comisión Económica para América Latina (Cepal), incluso a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), porque no contradijeron al Banco de México (Banxico). Contrario a lo que haría cualquier mandatario responsable para asegurar el destino de su pueblo, López Obrador mantuvo su mentada “austeridad republicana” y la práctica del subejercicio del gasto público en las dependencias de su gobierno, que con sus discursos contradictorios y agresivos en las conferencias mañaneras, alimentaron la incertidumbre entre los inversionistas nacionales y extranjeros. Hay quienes creen que la reactivación de la economía se da o se dará con las transferencias monetarias que el gobierno hace a muchos mexicanos pobres, porque éstas aumentan el consumo; pero se ha comprobado que si no se emprenden políticas complementarias, esa práctica no tendrá repercusiones positivas en el crecimiento económico.
Es asombroso que a sabiendas de la caída de casi el 20 por ciento en el PIB, al Presidente le tenga sin cuidado la contracción económica e insista en que sus “datos” le indican que hay desarrollo y bienestar, cuando en el país existen más de 62 millones de personas –la mitad de la población– que carecen de los recursos suficientes para adquirir la canasta básica. El mayor problema de no dimensionar la extrema gravedad de la situación que hoy vive México, se halla en el hecho de que no se están tomando ni tomarán las medidas necesarias para revertir la contracción económica. Este hecho ya se ve reflejado en los Precriterios Generales de Política Económica 2021 emitidos recientemente por la SHCP, donde se reconoce que los ingresos tributarios no aumentarán –es decir, no se planea tocar las fortunas de quienes más tienen y menos han sufrido la pandemia– y se anticipa que el gasto neto será menor al Presupuesto de Egresos de este año. Si no se diseña una nueva política económica que impulse el empleo e incentive las inversiones, incremente la recaudación fiscal y promueva la creación de un clima de concordia social y política, la crisis se agudizará.
De aprobarse la reforma, la Guardia Nacional pasará a la Sedena.
En la 4T no se ve por ningún lado el pueblo despierto y organizado, actuando por iniciativa propia en los asuntos nacionales. En cambio, sí se ve la represión del Estado cuando el pueblo protesta en las calles.
A este gobierno le despreocupa usar de modo inteligente el gasto público; sólo busca tener dinero para comprar votos y garantizar el triunfo de Morena en 2024. Por eso proponen incrementar el presupuesto a los programas sociales.
Fuimos testigos del desaseo legislativo más sinvergüenza en México: en menos de 72 horas, presenciamos el abuso de poder de las mayorías morenistas en el Congreso, al desacatar las reglas mínimas del procedimiento para aprobar las reformas de AMLO.
“No estamos cerrados con el nuevo sindicalismo”, dijo. Sin embargo, también sugirió que el país necesita “construir un nuevo sindicalismo”
PAN denunció que el gobierno de México busca inducir una sobrerrepresentación de Morena y partidos aliados en el Congreso
Si alguien quiere salvar su vida de una enfermedad grave debe recurrir a un médico u hospital privado; porque si se atiende en una institución pública, se expone a que la mala calidad de la medicina del Estado lo mate.
En la actual administración hay un pésimo control de los recursos; tampoco existe la capacidad para disponer de un programa para rescatar la economía capitalina.
Denunciaron actitudes arbitrarias de Morena en Ciudad de México
En la 4T ha cambiado de forma el esquema del “gran elector”, “tapado”, “dedazo” y “destape” de quien sería el sucesor del Presidente; desde julio de 2021, AMLO ha integrado una lista de aspirantes o “corcholatas”.
Piden al gobierno del estado y del ayuntamiento de la ciudad para que intervengan, en lo que consideran será un brutal despojo a los ejidatarios.
Mientras el país se cae a pedazos, el gobierno dedica tiempo, atención y recursos al escándalo mediático electoral; a ejecutar venganzas (tema obsesivo de las mañaneras).
Estamos ante una monumental y despreciable campaña propagandística para ocultar el hambre, la sed, las enfermedades, el sufrimiento indecible que ya padece, y que se incrementará, la clase trabajadora de Acapulco y sus alrededores.
AMLO aseguró que se proponía “eliminar todas las dependencias y organismos onerosos” porque, durante muchos años, en ellos “se fue creando una burocracia dorada”.
Sheinbaum Pardo descartó, durante su mandato, “pintar la raya” con el actual jefe del Ejecutivo federal.
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Escrito por Ollin Vázquez
Maestra en Economía por la UNAM.