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Comentábamos en ocasión anterior que el neoliberalismo no es la forma única del capitalismo moderno, sino la más antipopular y concentradora. Existen variantes más humanas, socialmente más sensibles, como el modelo chino, y el nórdico, aplicado en Suecia, Dinamarca, Finlandia, Noruega e Islandia, cuyos niveles de bienestar son notablemente elevados. Comentaré aquí de este último sus logros y algunas políticas relevantes que le hacen merecedor de estudio. En otra ocasión abundaré sobre el andamiaje institucional y su operación.
De entrada vale recordar aquí lo obvio: no puede trasladarse mecánicamente un orden económico o social en todos sus detalles de un país a otro. Así copiamos, mejor dicho, nos fue impuesto el neoliberalismo desde Estados Unidos, con los consabidos resultados, y ahora sus defensores oficiosos pretenden convencernos de que es la única opción que nos queda (así lo dijo Francis Fukuyama en su libro El fin de la Historia). Pero de otra parte también es cierto que, no obstante las diferencias singulares, todos los pueblos tienen características comunes, que permiten compartir experiencias; así, debemos aprender del modelo nórdico y sus bondades, sin desconocer que, como toda búsqueda, encierra contradicciones e insuficiencias: faltaríamos a la verdad presentándolo como la cima del desarrollo de la humanidad. Pasemos, pues, a consignar algunos de sus resultados más notables.
El Banco Mundial, utilizando el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad en el ingreso en una escala que va de cero (igualdad perfecta, todos perciben lo mismo) a uno (desigualdad absoluta, un solo individuo se apropia de todo), ubica en la tabla mundial (2017) a Islandia como el país menos desigual; en el cuarto sitio está Noruega, séptimo Finlandia, 14 Suecia y 15 Dinamarca. Con una elevada desigualdad, México ocupa el lugar 119, y Estados Unidos el 108. En el Informe sobre Desarrollo Humano 2018 de la ONU, Noruega está en el primer sitio, Islandia en el 6, Suecia 7, Dinamarca 11 y Finlandia 15. México queda en un lejano lugar 74 (por cierto, abajo de Cuba).
En educación, según la OCDE, Finlandia ocupa el quinto lugar entre 70 países evaluados, Dinamarca el 20 y Noruega el 24 (Debajo de ellos se encuentra Estados Unidos, 25); Suecia está cerca (28), e Islandia 39; México en el 56. En general, Finlandia está ubicado en el tercer sitio mundial con la mejor educación, y Noruega en el 16 (PISA 2016). En lo concerniente a salud, en el estudio de Bloomberg Healthiest Country Index (2019), en 169 economías, ordenadas según el “Índice de país más saludable del mundo”, Islandia es el tercero con población más sana, Suecia el sexto y Noruega noveno. Diré de paso que Cuba ocupa el sitio 30, y Estados Unidos el 35; México se ubica en el 53. Considerando “Esperanza de vida al nacer”, la Organización Mundial de la Salud ubica a Noruega en el lugar 10, con 82.5 años, Suecia el 12, Islandia 13; más abajo Finlandia 21 y Dinamarca 25. Estados Unidos el 20 y México el 48 (76.6 años). Refiriéndonos a la seguridad, en el Índice de la Paz Global 2018, entre los diez países más seguros, Islandia es el primero y Dinamarca el quinto. En Suecia se han venido cerrando penales a causa de la reducción de la población penitenciaria. El número de presos ha caído en 1% cada año a partir de 2010 (Infobae).
¿Y cómo han hecho estos países para lograr semejantes hazañas en materia de bienestar? Entre otras medidas, en primer lugar elevando su productividad. Su PIB per cápita (Producto Interno Bruto dividido entre el número de habitantes) es de los más altos del mundo (FMI, 2018). Noruega ocupa el tercer lugar (82 mil 770 dólares), Islandia cuarto (79 mil 270), Dinamarca noveno (62 mil cuarenta), Suecia undécimo (54 mil 140) y Finlandia decimoquinto (50 mil 880). Hay recursos para distribuir, condición básica para el desarrollo. México se ubica en el lugar 68, con 9 mil 870 (en Noruega se produce 8.4 veces más, per cápita, que aquí). Estados Unidos ocupa el séptimo sitio, pero concentra la riqueza. El Índice de Competitividad Global 2018 evalúa a 140 economías, atendiendo un conjunto de factores determinantes de la productividad. Estados Unidos aparece en primer lugar, Suecia 9, Dinamarca 10, Finlandia 11, Noruega 16, Islandia 24. México, en el sitio 46.
Aparte de su gran capacidad productiva, su éxito radica en que no se deja la distribución del ingreso a las fuerzas del mercado: interviene enérgicamente el Estado, que recauda grandes recursos y los emplea en el desarrollo. En 2017 Finlandia ejerció el 53.6% del PIB como gasto público, Dinamarca 51.5, Suecia 49.9, Noruega 48.7, Islandia 41.7; en cambio, Estados Unidos 34.7 y México 25.7 (Banco Mundial, 2018). Alrededor de la mitad de la riqueza creada fue gastada por el Estado como mecanismo distributivo, en franco contraste con el modelo dominante en México. Para mayor claridad, recordemos el concepto de gasto público en definición del Banco Mundial: “El Gasto Público es el gasto total que realiza el sector público de un país a lo largo de un año. Se lleva a cabo para adquirir bienes y servicios y para la prestación de subsidios y transferencias, con el objetivo de satisfacer las necesidades de sus habitantes, el consumo público y para contribuir a la redistribución de la riqueza. Dentro del gasto público están los gastos de inversión, los gastos de funcionamiento y los gastos destinados al servicio de la deuda tanto interna como externa, esto es al pago de intereses y amortización de capital”.
Como en México los potentados empresariales no pagan impuestos, los recursos disponibles por el Estado son insuficientes para atender debidamente las necesidades sociales y fomentar, y orientar, el desarrollo. Al respecto, hace algunos días llamó mi atención un discurso del Ingeniero Aquiles Córdova Morán, Secretario General del Movimiento Antorchista Nacional, donde planteaba que necesitamos un Estado comprometido con el pueblo y su bienestar, pero que no esté en la miseria, sino uno rico y fuerte, dotado de los recursos necesarios para cumplir su cometido. En conclusión, cuando el mercado no permite al pueblo satisfacer sus necesidades, pues el salario no alcanza para adquirir vivienda, procurar salud, educación, servicios públicos y obras de infraestructura, debe intervenir enérgicamente el Estado para promover la equidad distributiva. Así lo ilustra el modelo nórdico.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos, el único país beligerante sin pérdidas materiales ni humanas significativas, construyó un entramado institucional para imponer su hegemonía sobre los países capitalistas de Europa.
La Unión Europea ayudará a México con la entrega de 7 millones de euros para destinarse al plan de Desarrollo de Centroamérica, señaló este día el embajador de la Delegación europea en México, Klaus Rudischhauser.
“La recuperación económica y la velocidad con la que México logre regresar a la ‘nueva normalidad’ dependerá de cómo evolucione el virus".
Aunque la inflación se moderó, el costo de carne de res, vivienda propia y transporte aéreo siguió al alza.
El comercio minorista se fortalece en el país, pero Aguascalientes enfrenta caídas en varios indicadores clave.
PEF registró fuertes recortes en obras carreteras (-43%), hidráulicas (-58%) y hospitalarias (-9%).
Slim aumentó su participación en la empresa Talos, de 49.9 al 80 por ciento por un precio total de la compra de 82.7 millones de dólares.
Pese a las turbulencias globales, la moneda mexicana se fortalece gracias a factores externos e internos.
“Es muy importante”, las remesas serán de gran ayuda, pues “beneficiarán a 10 millones de familias que reciben en promedio 350 dólares. Afirmó el mandatario.
A más de 30 años del cambio en el paradigma de desarrollo industrial de México, los resultados han sido desastrosos en términos de crecimiento económico y productividad.
Es pertinente recordar que la política fiscal es el arma más eficaz para combatir la desigualdad y estimular el crecimiento económico.
El índice general bajó, pero productos como cebolla, lechuga y servicios de comida preparada reflejaron nuevas presiones al alza.
Casi al cierre de este viernes el peso se cotizó en 16.73 unidades por dólar.
El sector empresarial ha vuelto a mostrar poca confianza en el mercado mexicano, esto después de que en 2021 se retomaran las inversiones a niveles históricos.
El déficit presupuestario disminuye, pero los recortes en inversión ponen en riesgo el avance económico del país.
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Escrito por Abel Pérez Zamorano
Doctor en Economía por la London School of Economics. Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.