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Cuando la inflación nos alcanza
Los expertos auguran más pérdidas de empleo en los próximos 10 meses, la pandemia de Covid-19 continúa; los salarios son muy bajos y los ingresos de las familias son raquíticos.
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El 2022 se está convirtiendo en una verdadera pesadilla para todos; pues en lo que va del año, la inflación no da tregua; y la inacción de un gobierno, que nació cansado, está haciendo la otra parte. En los hogares simplemente se toman las medidas pertinentes y desesperadas para sobrevivir, que van desde disminuir considerablemente su consumo de los productos más básicos, la migración laboral y la búsqueda temprana de un trabajo por sus miembros más jóvenes, sacrificando sus estudios.

Las cifras, ésas que no quiere ver el Presidente, indican que, durante su sexenio, los mexicanos se van más que nunca a Estados Unidos (EE. UU.), obligados por el hambre y la violencia. El panorama mundial tampoco deja mucho que desear, pues mientras México está cercano a una inflación del ocho por ciento, EE. UU. alcanza el nueve por ciento; y los países europeos amanecen azorados con una inflación del 10 por ciento, además de que será aún mayor en la medida que se acerque el invierno.

La economía mundial se ralentiza, el virus de la pandemia se pasea por todas partes con menos restricciones, incluso cuando los efectos no son de la misma letalidad, los costos en empleos y precios son cada vez más elevados para los trabajadores; en tanto que las empresas padecen bajos niveles de ventas y el ausentismo laboral afecta su producción y en ciertos casos con descuentos al pago a empleados por faltas justificadas.

Muchos de los gobiernos, desde luego no el mexicano, habían destinado parte de su presupuesto al apoyo de hogares y empresas, y pensaban recuperarse en 2022; pero esto ya no será posible, ya que se han quedado sin recursos para cubrir el alza en los precios de los alimentos, en cuyo consumo sufren más las clases populares. Los bancos centrales seguirán tratando en vano de frenar la inflación subiendo las tasas de interés; pero únicamente conseguirán un efecto contrario; porque, con el dinero encarecido, se frena la inversión y el crecimiento.

El gobierno de EE. UU. y los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no midieron las consecuencias de las restricciones comerciales a Rusia por la guerra con Ucrania, lo cual ha provocado escasez y el alza en los precios de energéticos y fertilizantes. Éste es el momento adecuado para que reconsideren esa medida; si es que quieren bajar un poco la presión a la burbuja inflacionaria global.

Los expertos en economía están haciendo llamados a la moderación en el consumo y a incrementar el ahorro; pero para la mayor parte del pueblo mexicano, tales recomendaciones son una vacilada; porque si de por sí tiene que ajustarse el cinturón para abastecer la canasta básica, con productos y servicios de las más baja calidad, ¿de dónde sacará dinero para ahorrar?

Además, la tasa inflacionaria del 7.88 que plantea el gobierno carece de sustento: porque las verduras, el huevo y la carne han reportado aumentos de más de 20 por ciento; en tanto que el aguacate ha subido más del 100 por ciento. Por ello, las personas se han visto obligadas a comprar menos productos de los que requiere una alimentación balanceada; y no les ha quedado otro recurso que “echar más agua a los frijoles”, según el cruel dicho popular.

El ahorro durante una situación económica como la actual es imposible, porque los expertos auguran más pérdidas de empleo en los próximos 10 meses, la pandemia de Covid-19 no acaba de irse; los salarios son muy bajos y los ingresos de las familias son tan raquíticos que se asemejan al agua, ya que se escapa entre las manos.

Si este gobierno no busca una salida seria aumentando el empleo y garantizando un subsidio básico a las familias, pronto veremos que los discursos y entretenimientos mañaneros servirán poco ante un pueblo que tiene hambre y que puede verse orillado a tomar medidas desesperadas. Éste es el caldo de cultivo que el gobierno de la llamada “Cuarta Transformación” tiene sobre el brasero; y es cuestión de tiempo para que le estalle en la cara. Entonces sí habrán soltado al tigre.


Escrito por Capitán Nemo

COLUMNISTA


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