Cargando, por favor espere...

Crónica de un manejo neoliberal de la crisis
A nadie debería sorprender que al menos una parte de la población afectada salga a protestar.
Cargando...

En días recientes se volvió viral, mediante redes sociales, un mapamundi de la página Our World in Data que muestra el grado en que los gobiernos de varios países han compensado el ingreso perdido de la población por la crisis de la pandemia. En el mapa se clasifica a los países en tres: si cubren más de la mitad, menos de la mitad o nada del ingreso perdido de la población. Como esperaríamos, la mayoría de los países ricos, a través de diversos mecanismos, cubren más de la mitad del ingreso. Pero también la mayoría de los países subdesarrollados aportan una parte del ingreso perdido, aunque menos del 50 por ciento.

Lo que causó revuelo fue que en México, el país donde apenas rindió protesta el flamante “presidente de izquierda” declaró muerto al neoliberalismo, sobresalía como una de las naciones con ingresos medios que no había compensado con nada las pérdidas económicas de su población. Pero ésta no era la única noticia: se supo, desde que, el cinco de abril, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) presentó su (no) plan económico para enfrentar el Covid-19 en Palacio Nacional, académicos, periodistas y organizaciones sociales denunciaron como un error craso la ausencia de medidas extraordinarias ante la magnitud de la crisis. Esta preocupación siempre ha estado plenamente justificada: de acuerdo con datos de una encuesta sobre el Covid-19 realizada por la Universidad Iberoamericana (UIB) solo el 46 por ciento de los mexicanos disponía de recursos suficientes para aguantar el confinamiento hasta el 30 de abril.

Pasaron ya cuatro meses desde el anuncio del plan de AMLO y las medidas extraordinarias –salvo algunos microcréditos a negocios– nunca llegaron, ni en especie ni en efectivo. Y como la situación era insostenible, se optó por reabrir las actividades económicas el primero de junio, con los exhortos presidenciales a “perder el miedo” a salir. Esto en el momento más álgido de la pandemia.

¿Cuál es el balance? En lo económico: cerca de un millón de empleos formales destruidos; una reducción en la población ocupada de 12 millones y medio de mexicanos; proyecciones sobre la caída de la actividad económica entre el ocho y el 11 por ciento; una recuperación que tomará años y cálculos de decenas de millones de nuevos pobres. En suma: desempleo, pobreza y seguridad alimentaria crecientes. En cuanto a la pandemia, la superación periódica del máximo de contagios diarios y muertes.

A nadie debería sorprender que al menos una parte de la población afectada salga a protestar para que el gobierno implemente medidas que palien los efectos de la crisis socioeconómica. La última gira regional del Presidente se vio marcada por la presencia de organizaciones sociales que demandaron programas de distribución de alimentos y empleo temporal, la implementación de un ingreso básico extraordinario y la ampliación del padrón de beneficiarios de los programas sociales existentes, entre otras cosas. Estas demandas, además de genuinas y justas, son las que los expertos recomiendan más para países como México, en donde más de la mitad de la fuerza laboral se halla en el sector informal que carece totalmente de servicios de salud y seguridad social.

¿Cuál ha sido la respuesta del Presidente a estas protestas?

Repetir con furia su vieja cantaleta acerca de las organizaciones intermediarias, los moches, “los piquetes de ojo”, los líderes corruptos, etc., que ahora solo convence a su círculo de fanáticos. AMLO puede ignorar las voces que reclaman un cambio de rumbo urgente, pero no la realidad porque los problemas siguen ahí. Por lo tanto, si queremos evitar que la crisis alcance proporciones catastróficas, hay que pasar del dicho al hecho, de la queja a la protesta y de la apatía a la actividad política que permita crear una alternativa viable de desarrollo para México. 2021 es la primera cita.


Escrito por Jesús Lara

Licenciado en Economía por El Colegio de México. Doctorante en Economía en la Universidad de Massachusetts Amherst de EE.UU.


Notas relacionadas

La semana pasada, los países de la región notificaron más de 1.2 millones de nuevos casos de COVID-19, un aumento del 11% con respecto a la semana anterior.

Según López Obrador, el rebrote de contagios es “leve”, por lo que instó a autoridades municipales y estatales a continuar con el plan de regreso a clases.

“Con estas acciones, reforzamos la campaña de concientización y sensibilización entre las personas usuarias para prevenir contagios".

Se labró, pues, la llegada de este momento: el desconfinamiento sin que la pandemia haya pasado. Las empresas no aguantan más y la población trabajadora tampoco.

“Pusimos unos trapos blancos en señal de que no tenemos apoyos por parte del gobierno, en la tienda de la esquina ya no podemos pedir fiado".

Los comercios deberán contar con medidas de protección tanto para los clientes como para los trabajadores.

La mandataria capitalina recordó que en tanto no exista la vacuna, es necesario que todos los ciudadanos utilicen cubrebocas.

"Sugerimos una vacunación piloto no solo en Brasil, sino en el resto del mundo, en zoológicos de todas partes. Así no haya todavía un brote puntual, que los casos sean aislados y la vacuna no ha sido probada todavía en muchas especies", recomendaron.

La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, descartó que se cancele el regreso a clases presenciales en la CDMX.

Los fines de semana, al menos este y el siguiente, habrá ley seca en 8 alcaldías cada fin de semana.

En México se registran 543 mil 806 casos positivos del nuevo coronavirus y 59 mil 106 muertes, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud.

Con un concierto y una clase de Box masivos en el Zócalo, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheimbaum, dijo que pese al repunte de contagios, no se aplicarán medidas y que “sólo hay que cuidarnos”.

“Aun cuando existen estas terceras oleadas, repuntes, estamos teniendo casos, pero la hospitalización y defunciones no crecen a la misma velocidad", justificó.

"La pandemia terminará cuando alcancemos una cobertura mínima de vacunación del 70 %", subrayó Kluge, de la OMS.

Se cuentan poco más de 300 mil muertos en el país y nadie se atrevería a decir que todas esas vidas perdidas fueron inevitables. El manejo de la pandemia ha sido desastroso, incluso ha tenido un fuerte contenido clasista.