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Filosofía
Acrítica izquierda
La crítica de Morena y las medidas que adopta para combatir el capitalismo son superficiales.


En su origen, el partido Morena pareció abrazar la crítica al statu quo. Uno de sus principales cuestinamientos fue que el sistema educativo, como la sociedad en su conjunto, opera bajo una lógica de competencia –propia del capitalismo–, y que es necesario combatirla para desactivar su poder alienante. Uno de sus intentos de combatirla fue a través de los programas de estudio a nivel básico, donde prohibieron reprobar al alumnado o hacer exámenes para evaluar el nivel educativo en general, con la justificación de que ese tipo de evaluaciones incentivan la competencia y frenan las relaciones de fraternidad y de comunidad que necesita el país. Morena ha pregonado, pues, las relaciones comunitarias y no las competitivas, es decir, aparentemente se ha mostrado en contra de las relaciones que promueve el capitalismo. Pero la crítica de Morena y las medidas que adopta para combatir el capitalismo son superficiales.

Para dar cuenta de su superficialidad basta considerar el origen de la crítica, saber qué significa criticar las relaciones sociales. La crítica, una herramienta de la razón, animó a pensadores de los siglos XVIII y XIX, llevándolos a postular que todo lo existente puede pasar por el escrutinio, es decir, que podemos dudar de todo: el ser humano, a través de la razón, se hace cargo de validar o desmontar el mundo que lo rodea. Esta actitud no es simplemente reflexiva o espectadora del mundo; es un procedimiento activo que en el Siglo XIX fue catalizado por Carlos Marx, quien transformó la crítica en un proyecto emancipatorio.

Marx desmontó los conceptos de la burguesía de su tiempo, tales como el Estado. Al criticar a la sociedad capitalista reveló las relaciones de dominación y explotación imbricadas con conceptos como el antedicho. Uno de los propósitos de Marx era combatir la enajenación: contribuir a que el ser humano se reapropie como sujeto soberano, con capacidad de reflexionar por sí mismo, sin la tutela de la religión o del poder económico-político, frente a un mundo de objetos y estructuras económicas que el mismo humano ha creado pero que terminan haciendo de él un vasallo oprimido.

La crítica de Marx tiene implícita la premisa de que toda persona puede ser capaz de desmontar las estructuras que la atan. Se trata de una propuesta emancipatoria universal: trasciende los intereses particulares de la burguesía. Siguiendo este planteamiento, la auténtica crítica de izquierda se juzgaría por su coherencia y su voluntad de actuar desde principios universales, incluso cuando ello contradice intereses particulares.

Ahora volvamos al tema. El discurso morenista da la impresión de defender principios universales de justicia y de verdad; Claudia Sheinbaum lo reiteró en su respuesta a Joseph Stiglitz el pasado 28 de julio, donde dijo que el modelo de México no es el neoliberal, sino una economía moral y humanista. Desde luego que desde su partido no lanzarían propaganda mostrando la intención de mantener una hegemonía o de acaparar recursos en su beneficio. Pero el proyecto de la “Cuarta Transformación” (4T), en la práctica, meticulosamente ha evitado afectar las relaciones capitalistas. No se trata de una crítica radical que combata al capital; para notar esto basta ver las conexiones de la presidenta con Slim y su reticencia a instaurar una política fiscal progresiva.

La solidez de un argumento crítico radical reside en su capacidad de ser enunciado como verdadero, independientemente de quién lo diga y del costo político que conlleve. Un partido auténticamente en favor de las grandes mayorías sería capaz de actuar como lo haría cualquier ser racional, guiado por la convicción de trabajar para su pueblo, no por el cálculo. Es en la tensión entre su discurso crítico y su praxis política donde la promesa de Morena comienza a resquebrajarse, pues su actuar no trasciende sus intereses particulares. Un proyecto como el de la 4T, que evita la confrontación con los grandes acaudalados renuncia a la verdad fundamental que dice defender: que las relaciones competitivas capitalistas deben ser erradicadas. Morena no va más allá de sus intereses acomodaticios. 


Escrito por Betzy Bravo García

Investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales. Ganadora del Segundo Certamen Internacional de Ensayo Filosófico. Investiga la ontología marxista, la política educativa actual y el marxismo en el México contemporáneo.


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