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A 80 años del Día de la Victoria
Se celebra porque el nueve de mayo de 1945, cuando amanecía en Moscú, el mariscal nazi Wilhelm Keitel firmó en Berlín la rendición incondicional de la Alemania Nazi ante Gueorgui Zhúkov, mariscal del Ejército Rojo.
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Preguntas

¿Por qué el nueve de mayo se celebra el Día de la Victoria en Rusia? ¿Qué se celebra ese día?

Más allá de la rendición de los nazis ante el Ejército Rojo, ¿qué significa esta celebración para el pueblo ruso y los pueblos europeos?

En las circunstancias actuales, en el marco de la Operación Especial que lleva a cabo el Gobierno de la Federación Rusa, ¿qué implicaciones o qué significado político tiene la recuperación de esta memoria?

Respuestas

1.- Se celebra porque el nueve de mayo de 1945, cuando amanecía en Moscú, el mariscal nazi Wilhelm Keitel firmó en Berlín la rendición incondicional de la Alemania Nazi ante Gueorgui Zhúkov, mariscal del Ejército Rojo. Ese día terminó la Segunda Guerra Mundial en Europa. Esto significa que en 2025 se celebran 80 años de la destrucción del nazismo por parte el Estado socialista soviético de Stalin. Fueron los rusos quienes tomaron la capital de Hitler después de la Batalla de Berlín, que se extendió a lo largo de dos semanas de feroces combates, para los cuales se dice que fueron empleadas más o menos 40 mil toneladas de bombas que dejaron en ruinas la capital nazi.

En términos de la teoría militar clásica, este acto significó la victoria definitiva de la Unión Soviética de Iósif Stalin sobre el nazismo, principal destructor de pueblos de Europa. Una victoria militar está compuesta cuando menos por tres componentes: 

a) la derrota material de las fuerzas enemigas, 

b) la desmoralización del enemigo y 

c) el reconocimiento público de la victoria por el vencido y el abandono de sus intenciones hostiles.

El Ejército Rojo logró los primeros dos elementos de su victoria, la derrota y desmoralización de los alemanes por sí mismo entre 1941 y 1945, prácticamente sin ayuda alguna de sus supuestos aliados de Occidente. Finalmente, la rendición de Keitel en Berlín, el último elemento del triunfo soviético coronó a la Unión Soviética como el verdadero vencedor de los nazis.

2.- Para el pueblo ruso es un motivo de orgullo sin igual. La victoria del Ejército Rojo se logró a base de muchos sacrificios humanos de la Unión Soviética. Estos sacrificios fueron de mujeres y hombres soviéticos que sufrieron en carne propia la embestida del que era posiblemente el mejor ejército de Europa al inicio de la guerra, el ejército nazi de Hitler. Éste, después de adueñarse del continente europeo, concentró cuatro millones de combatientes para invadir el país de los soviets, lo cual significaba el 80 por ciento del ejército alemán reforzado con tropas auxiliares aliadas de los nazis, especialmente noruegas, finlandesas, rumanas, húngaras e incluso franquistas españolas.

Ante ese reto, Stalin respondió con lo que tenía, su Ejército Rojo. Pero este ejército no podía detener en ese momento la maquinaria asesina de Hitler, quien avanzó, con su Operación Barbarroja, asesinando a gente inocente del campo y la ciudad. Con ese primer impulso, las tropas nazis llegaron hasta las principales capitales rusas, Leningrado (hoy San Petersburgo) y Moscú. En estas ciudades establecieron asedios duraderos, pero no lograron derrotar su resistencia. En todo caso, el Ejército Rojo respondió, pero no habría podido hacer nada sin la intervención activa de los pueblos soviéticos. Los habitantes de la Unión Soviética se alistaron y colaboraron de distintas maneras con las fuerzas armadas. En suma, el personal militar soviético llegó a conjuntar y mantener en actividad a más de seis millones de combatientes, que lucharon cuerpo a cuerpo para sacar a los invasores alemanes de sus tierras.

Pero la sangría que sufrió el pueblo soviético en esta lucha por exterminar al nazismo fue mucho mayor. En 2015, las cifras oficiales del Ministerio de Defensa ruso hablaban de un total de 26.6 millones de personas soviéticas muertas como resultado de la invasión nazi. Entre ellas se estiman 12 millones de combatientes y 14.6 millones de civiles inocentes. Si consideramos que los soviéticos constituían una población total de 194 millones de habitantes al inicio de la guerra en 1939, significa que bajo la embestida alemana de 1941-1945 fue borrado del mapa el 14 por ciento de esa población. La república soviética que más gente perdió fue Rusia, cuya cifra de muertos civiles y militares se acerca mucho a los 14 millones. En segundo lugar, está la república soviética de Ucrania, con una pérdida cercana a los siete millones de habitantes.

Por su parte, uno de los historiadores rusos más agudos, Viktor Zemskov, consideraba que la cifra de 11.5 a 12 millones de combatientes soviéticos muertos del Ministerio de Defensa es correcta, que la cifra de civiles asesinados directamente por los nazis se elevó a los 4.5 millones de personas y que las causas de muerte de los demás decesos contabilizados oficialmente están relacionadas con otros efectos de la invasión alemana, como la desnutrición, la sobrecarga de trabajo, entre otras cosas que impactaron sobre el aumento de la mortalidad entre los pueblos soviéticos.

Esta cifra es muy superior a las perdidas contadas por cualquier otro estado occidental durante la Segunda Guerra Mundial. Contabilizando civiles y militares, Alemania habría perdido alrededor de siete millones de habitantes; Polonia, 6 millones; Francia, 600 mil; Italia unos 500 mil; el reino unido 450 mil, y Estados Unidos 419 mil. En resumen, ninguno de los supuestos aliados de supuestamente antifascistas puso una cuota de sangre tan significativa para derrotar a los nazis como los 26.6 millones del país de los soviets. 

Por todo esto, el nueve de mayo es un momento muy importante para Rusia, para los pueblos de otras exrepúblicas soviéticas: fueron ellos quienes detuvieron y sometieron con su cuerpo a los asesinos capitalistas de Alemania, a los nazis de Hitler. También es importante que esto se recuerde en Europa, pues este continente sigue existiendo fundamentalmente gracias a los sacrificios de los soviéticos, que detuvieron las ínfulas imperialistas mundiales del régimen hitleriano.

3.- Celebrar el Día de la Victoria en estos días es sumamente importante, desde mi punto de vista. Por un lado, es un recordatorio para los pueblos del mundo. Esa celebración enseña a las nuevas generaciones quiénes fueron los soviéticos; un pueblo que deseaba construir la hermandad de los pueblos a través del comunismo mundial, fueron ellos quienes impidieron la destrucción y apropiación del mundo que pretendían los Nazis, una potencia imperialista. De esta manera, la celebración señala igualmente al imperialismo actual estadounidense que no está a salvo, que hay un pueblo dispuesto a destruirlo.

En segundo lugar, tal como pasó durante la Segunda Guerra Mundial los gobiernos de occidentales de la Organización del Tratado del Atlántico Norte han permitido que el fascismo florezca en Ucrania. Por eso, también es importante esta celebración porque una vez más, 80 años después del nueve de mayo de 1945, son los rusos quienes están destruyendo materialmente al nazismo que encarnan el gobierno ucraniano y, principalmente, los Estados occidentales que lo financian y le dan armamento.  


Escrito por Anaximandro Pérez

Doctor en Historia y Civilizaciones por la École de Hautes Étus en Sciences Sociales (EHESS) de París, Francia.


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