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Huitzilan: el ave fénix de la Sierra Norte
Este año los huitziltecos conmemoran 40 años de lucha tenaz y pacífica por el acceso al desarrollo integral y sostenido, con la guía del MAN, organización social y política liderada por Aquiles Córdova Morán.
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En 1984, el municipio de Huitzilan de Serdán logró liberarse de un cacicazgo que mataba de hambre a su población y la región se convirtió, con el esperanzador y cálido respaldo del Movimiento Antorchista Nacional (MAN), en el rubí de la Sierra Norte de Puebla.

En 2024, los huitziltecos conmemoran 40 años de lucha tenaz y pacífica por el acceso al desarrollo integral y sostenido, con la guía del MAN, organización social y política liderada por Aquiles Córdova Morán.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informa que más del 70 por ciento de la población de los municipios serranos de Puebla vive en la pobreza; y que su alta vulnerabilidad la pone a merced de los caciques.

Entre 1940 y 1970, la producción de maíz y caña era abundante en Huitzilan, debido a que los indígenas labraban las inmensas tierras de Alberto Aco de las 6:00 am a las 6:00 pm a cambio de medio almud de maíz (3.5 kilogramos) como pago, en tanto que la compra y venta de este producto se concentraba en manos de Juan Francisco Aco.

“Todo el tiempo trabajábamos. Para nosotros no existía el descanso. Ni un día o una semana. Como sólo había maíz nos completábamos con quelites o lo que encontráramos en el campo. Si teníamos suerte, encontrábamos tomate de campo, plátanos o frijol; pero eso ya era muy difícil”, reveló a buzos don José de los Santos Peralta, quien cumplirá 80 años en este 2024.

 

 

De acuerdo con la investigadora Olga Cárdenas Trueba, la situación socioeconómica de las familias se afianzó con la llegada de la Unión Campesina Independiente (UCI) a Huitzilan; y el 30 de julio de 1975, las tierras del latifundista de Julio Cortés en Totutla fueron ocupadas por campesinos que tenían décadas trabajando ahí, que contaron con el apoyo de sus vecinos de Tatoxca.

En esa gestión destacó Feliciano Martínez, quien surgió como el principal dirigente de la UCI en Puebla, a cuyo liderazgo se sumaron los campesinos del municipio (la mayoría propietarios de pequeñas parcelas o sin propiedad alguna), porque su vida llena de penurias los incitaba a la lucha y creían que esa organización se hallaba en el camino correcto.

Sin embargo, la UCI, que llegó con el lema “tierra para todos”, no logró cerrar filas ni ser congruente con sus objetivos políticos; en su interior surgieron falsos líderes y el contrataque armado de los caciques logró que sus ideales se pervirtieran y terminaran sirviendo a la causa contraria.

El libro del historiador Ehécatl Lázaro, investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (Cemees), está dedicado enteramente a esta organización y describe con fidelidad esta conversión; se titula De revolucionarios a pistoleros. Historia de la Unión Campesina Independiente. Sí, porque la UCI, en un lapso muy corto, se envileció y se transformó en el nuevo grupo armado del cacicazgo local, que llevó a la muerte a más de 150 indígenas huitziltecos.

“En ese tiempo estaban muy mal las cosas, le agradecemos a Dios porque la organización vino a arreglar este pueblo. Ahorita, los jóvenes andan felices, tenemos tranquilidad. Pasean, viajan y nadie les hace nada; no los andan asaltando en el camino, trabajan derecho y con alegría; hacen su trabajo. Quien tiene un poco de dinero, pues se compra un terreno y trabaja, planta café y nadie le dice nada; pero antes no era así, antes ya nadie trabajaba en sus ranchos, todos andaban con miedo.

“Mataron a jóvenes, mujeres, personas mayores, como a mi papá; sólo lo mataron así nada más, intencionalmente. Tenía mi edad cuando lo mataron (…) entonces ya íbamos al baño con miedo, porque ellos se andaban sentando ahí en el camino, en el cafetal. A mi papá lo mataron y me dijeron: ahora tú vas a enterrar a tu papá; pero después que sepas quién lo mató no digas nada. Antes, quienes no estaban de acuerdo con ellos, los iban matando”, recuerda don Luis Santiago.

 

 

Cuota de la libertad

En 1984, después de pagar una cuota muy grande de sangre, muertos, migración casi masiva a pueblos vecinos para evitar su cacería y la destrucción de sus hogares, los indígenas de Huitzilan de Serdán logaron liberarse de los grupos caciquiles, con lo que sobrevino una época de júbilo, tranquilidad y progreso.

Este camino hacia su liberación se produjo cuando un grupo de valientes indígenas, liderados por don Ramírez Velázquez Gobierno, Sebastian Manzano Tadeo, Francisco Luna Gobierno, Martín Castillo, Mariano Pasión Santiago, entre otros, viajaron a Tecomatlán, la cuna del MAN, para hablar con el líder campesino Aquiles Córdova Morán y solicitar el apoyo de su organización.

A diferencia del Gobierno Federal, del Ejército y el gobierno estatal de Puebla, Córdova Morán no vaciló y de inmediato el antorchismo se sumó a la lucha por la paz en Huitzilan; y el 21 de marzo de 1984, los campesinos progresistas y los antorchistas entraron al municipio.

El pueblo huitzilteco arropó el proyecto antorchista, que les ha permitido acceder a la satisfacción de sus necesidades sociales, económicas, educativas, deportivas y culturales más apremiantes. En las cuatro décadas pasadas, la población, liderada por su propia gente, ha erradicado contundentemente las carencias del municipio.

Gobiernos como el de Manuel Hernández Pasión lograron el mejoramiento de los servicios básicos en la cabecera y las 25 comunidades del municipio. Hoy Huitzilan cuenta con 15 mil 928 habitantes de tres mil 922 viviendas distribuidas en sus 69.78 kilómetros cuadrados (km²) y, según el Consejo Nacional de Población (Conapo), pasó de ser el séptimo municipio con mayor grado de marginación, en 2010, a la posición 17 en 2015 y a la 21 en 2020.

Gracias a las administraciones antorchistas, en 2015, el 96.4 por ciento de las viviendas contaba con agua entubada, 82.4 por ciento con drenaje y, en 2020, el 97.8 por ciento disponía de electricidad. Su lengua materna es el náhuatl y en 2020 la conservaban 10 mil 897 de sus habitantes, es decir, 68.7 por ciento de su población.

 

 

¿Cómo se logró la transformación?

El edil Moisés González Lira (2011-2014) dispuso de inversiones por un monto total de 280 millones de pesos (mdp), cifra alcanzada gracias a que el MAN puso dos diputados federales en el Congreso de la Unión: Lisandro Campos y Soraya Córdova Morán, quienes gestionaron recursos federales por más de 43 mdp.

Con este dinero se financió la pavimentación de concreto hidráulico durante la primera etapa del camino Huitzilan-Pahuata y Totutla-Pahuata; así como la construcción de la casa de la cultura y el entubamiento de la barranca, obras de gran impacto social.

Manuel Hernández Pasión, alcalde en el trienio 2014-2018, logró inversiones por más de 700 mdp, que distribuyó en la construcción del Hospital de Huitzilan, la unidad deportiva, el bulevar de acceso a Huitzilan, la tercera etapa de la casa de la cultura, la construcción y equipamiento de 33 aulas escolares, la pavimentación de la segunda y tercera etapa del camino Huitzilan-Pahuata y Totutla-Pahuata, el techado de cinco plazas cívicas escolares…

La red de 12 mil metros de agua potable de San Miguel del Progreso –que benefició a más de tres mil habitantes– el entubamiento de la segunda etapa de la barranca, más de tres mil 300 acciones para vivienda, arriba de cuatro mil 342 acciones de apoyo a más de dos cafeticultores (con plantas, fertilizante y paquetes tecnológicos), la construcción de la Unidad Básica de Rehabilitación (UBR), la adquisición de una unidad especial para discapacitados y de tres vehículos para la seguridad pública.

Posterior a Manuel, quien no culminó el periodo debido a su asesinato, orquestado por el cacicazgo de la región, el profesor Delfino Bonilla Ángel (2018-2021) invirtió 95 mdp durante el primer año de su mandato, en el que destacó la construcción de aulas, techados de plazas cívicas; ampliaciones de la red de agua potable, instalación de letrinas en áreas de terreno accidentado, apoyo a campesinos con fertilizantes, dotación con láminas y pisos firmes y la construcción de clínicas de salud, entre otros avances.