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Foto: Víctor de la Cruz M.
Ciudad de México.- Al decir que ya es tiempo de que se ponga un alto a los temas irresueltos en el transporte y se sigan planteando soluciones que van en contra de sus ya altamente perjudicados intereses como concesionarios del transporte de la Ciudad de México, los integrantes de la Fuerza Amplia de Transportistas (FAT) que aún se mantienen operando con el sistema tradicional de hombre-camión se manifestaron en contra de convertirse en empresas y participar en la Tarjeta Ciudad porque éste esquema está llevando a la quiebra a quienes optaron por él.
En voz de su vocero Nicolás Vázquez, los transportistas denunciaron que, como parte de los requisitos para pasar la revista vehicular de este año, la Secretaría de Movilidad (SEMOVI), les quiere imponer la colocación en cada una de las unidades del Sistema de Posicionamiento Global (GPS), además de barras contadoras de pasajeros como primer paso para integrarlos al sistema de recaudo donde se encuentran otras empresas, como las concesionarias del Metrobús.
Las autoridades están vendiendo a la ciudadanía que las instalaciones de estos instrumentos son para seguridad, pero los transportistas dicen que es todo lo contrario. “La seguridad no tiene nada que ver con el GPS y las barras contadoras; para eso están las cámaras, pero no están ligadas al C5 en tiempo real”, observó Vázquez.
En cambio, los dirigentes transportistas revelaron que hace algunos días, en una reunión con varios de ellos, Roberto Capuano Tripp, director General del Órgano Público Descentralizado Metrobús, dijo que el fideicomiso del Sistema está en quiebra. Y lo mismo ocurre con varias de las empresas concesionarias de las que ellos mismos son parte, expresaron, por lo que dudan de los motivos por los cuales quieren orillar a los actuales concesionarios individuales a convertirse en empresa.
¿Cómo es que nos quieren llevar hacia un organismo que está en quiebra, que no ha funcionado y que puede explotar pronto?, preguntó Vázquez, quien agregó: Si el Fideicomiso se encuentra en quiebra, ¿nos quieren llevar allá para que seamos nosotros, quienes le inyectemos recursos a un barril sin fondo que no entrega cuentas?
El concesionario dijo que el fideicomiso se soportaba solo, pero a partir de ciertas decisiones políticas de pasadas administraciones al incluir recorridos que no aportan siquiera lo que se gasta, “se vino a pique” y para que pueda seguir funcionando con la tarifa que hasta este momento tiene el Metrobús, se le han inyectado subsidios del gobierno de la ciudad por miles de millones de pesos.
Hace tres años fueron 700 millones de pesos de subsidio, hace dos años poco más de mil millones de pesos, el año pasado consideran los transportistas que fue algo así como mil 500 millones de pesos, porque los costos de operación van subiendo y se necesitan más recursos.
“Y no queremos que nos lleven para allá porque los fideicomisos en este país son un barril sin fondo. Los fideicomisos sólo han servido para desposeer a los legítimos titulares de las concesiones o de los derechos”, abundó Nicolás Vázquez.
“A través de la tarjeta de prepago la autoridad busca darle al Fideicomiso el manejo del recaudo que generamos nosotros, hasta 50 millones de pesos diarios, que habría que preguntar a dónde va este dinero”, destacó José Luis Tenorio.
Por su parte, Francisco Carrasco destacó que sólo el subsidio a los concesionarios o las tarifas pueden salvar al transporte en la ciudad porque de otra forma siguen en un círculo vicioso donde las autoridades piden cambio de unidades para poder aumentar las tarifas, mientras que los concesionarios carecen de recursos para modernizar su flota.
“El costo del pasaje hoy es de 13.04 pesos, pero queremos que al menos se nos incremente 2 pesos”, expresó.
Hoy nos enfrentamos a la pauperización del servicio. La ciudad dice que invierte en transporte, pero a quienes realizamos más del 50 por ciento de los viajes día en la ciudad de México, no nos da un solo peso, reclamó Vázquez.
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Escrito por Trinidad González .
Reportero. Estudió la maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.