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Los antiguos griegos llamaban demagogo, en términos muy respetuosos, al guía del demos, al líder, conductor de pueblos, así como pedagogo es educador, guía de niños. Con el tiempo, la palabra adquirió un sentido peyorativo hasta llegar a nuestros días, refiriéndose a alguien que, en lugar de decir la verdad, adula a la masa, al pueblo, para ganar su simpatía. Así hace la “Cuarta Transformación” (4T), elogia la pobreza con calificativos que endulzan el oído; dice al pueblo que ya es feliz, para que admita resignadamente, y hasta con gusto, su situación y, en consecuencia, no intente mejorarla. No se educa, no se explican las causas y naturaleza de los problemas, ni se enseña al pueblo que la solución está en sus propias manos. Se busca encandilarlo, induciéndolo a que renuncie a organizarse y a aprender a defender sus derechos. Pero esa pretendida felicidad es solo una ficción, inventada por el Presidente, a contrapelo de una lacerante realidad. Si en verdad se deseara el bienestar, se crearían las necesarias condiciones materiales, a saber: crecimiento económico y equitativa distribución del ingreso, ambas desdeñadas por la 4T, cuya ficción, sin embargo, se estrella con la realidad.
Según el Coneval (2018), carecen de servicios de salud 20.2 millones de personas, y de seguridad social 71.7 millones; uno de cada cinco no tiene acceso a servicios básicos en la vivienda, y 20 por ciento sufre carencias de acceso a la alimentación. Más de un tercio percibe un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria (Coneval, 2019), no le alcanza para comer. No gozan de servicios médicos por medio de su trabajo nueve de cada diez ocupados en agricultura, ganadería y pesca; ocho de cada diez en la construcción y más de la mitad en el sector informal (ENOE, 2019). Somos en la OCDE el tercer país que menos gasta en salud. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2018) uno de cada diez mexicanos de 20 años y más padece diabetes, y tres cuartas partes de la población, obesidad o sobrepeso. Reportó el Coneval el 22 de marzo: en 2018 solo 53.6 por ciento de la población dispone de suministro diario de agua en sus viviendas. Sin acceso a servicios básicos en las viviendas viven 24.7 millones. De otras fuentes, uno de cada ocho niños menores de cinco años padece desnutrición crónica. En tales condiciones, ¿cómo afirmar que el pueblo es feliz, feliz, feliz? O es una burla o AMLO habla de otro país. Y las cosas empeoran.
Este lunes, el Coneval, en su reporte La política social en el contexto de la pandemia por el virus SARS-CoV-2 (Covid-19) en México, indica que, en el segundo trimestre, a resultas de la crisis se agregarán a la pobreza entre 8.9 y 9.8 millones. Pasará de 37.3 a 45.8 el porcentaje de quienes perciben un salario “inferior al costo de la canasta básica”, entre 6.1 y 10.7 millones de personas. El porcentaje en pobreza de ingreso aumentará de 48.8 hace dos años hasta 56.7 por ciento hoy. La población en pobreza extrema aumentará de 16.8 por ciento en 2018 a “hasta 25.3 por ciento” este año, o sea, la cuarta parte. Aparte del estudio del Coneval, entre el 13 de marzo y el 30 de abril se han perdido 686 mil empleos formales (IMSS).
En las páginas 14 y 15 del documento, sobre acciones de mitigación, en alimentación, recomienda: “proveer a la población insumos necesarios para contar con una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad (...) Garantizar la operación del Programa de Abasto Social de Leche (Liconsa) y del Programa Abasto Rural (Diconsa) (...) Otorgar despensas a las familias de los menores que son beneficiados con la provisión de alimentos en las escuelas (...) a la población más vulnerable (niñas, niños, mujeres embarazadas, personas con discapacidad y adultos mayores). Otorgar cupones para la adquisición de alimentos durante la contingencia sanitaria, como mecanismo para mejorar la seguridad alimentaria de los hogares”. Eso recomienda el Coneval. El gobierno, indiferente, solo repite la cantinela de que vamos bien, muy bien, mientras busca abrir la economía para responder a la presión del capital norteamericano y no gastar en apoyos.
Para justificar su manejo de la crisis, el Presidente echa mano a sus fierros argumentales. Aduce que lo material no importa tanto como la espiritualidad, una rara espiritualidad entendida a su muy particular manera de pensar y entender. Así responde a las necesidades populares, no para atenderlas, sino para acallarlas y contenerlas. Basta con enriquecer el espíritu, pontifica. En su campaña presidencial prometió un crecimiento de cuatro por ciento anual; hoy, que no puede cumplir, manda al diablo al PIB y se sale por peteneras. En su mañanera del 11 de mayo estableció que: “crecimiento, PIB, esos términos ya también deben entrar en desuso, hay que buscar nuevos conceptos”, y, “en vez de lo material pensar en lo espiritual”. Se lava así las manos, en una renuncia a ultranza de su obligación (y promesa) de mejorar la situación de los pobres.
El espíritu importa, y mucho. Es elevación de la calidad humana, educación, cultura y convivencia; permite al hombre alcanzar templanza y tranquilidad de ánimo. No se discute su importancia. El problema es que el Presidente llama a lograr eso como un acto puramente volitivo, disociado de la vida material, ignorando la pesadilla en que vive la mayoría e invitando prácticamente a un ejercicio de levitación. Así piensa también cuando conmina a los delincuentes a portarse bien, a “bajarle”, so pena de acusarlos con su mamá, olvidando su propia afirmación de que la raíz del crimen está en las condiciones materiales.
Pretende ignorar que el hombre, además de necesidades sociales, de conciencia, precisa también de satisfactores materiales, y que deben ser atendidas en equilibrio. Enfermedad, hambre, frío, miseria, infligen al hombre dolor físico y daño moral, y en tales condiciones es prácticamente imposible alcanzar el desarrollo espiritual. No se puede, en buena lógica y justicia, pedir estoicismo y paz a los hambrientos. Y, dicho sea de paso, cabría aquí preguntar: ¿por qué a los grandes empresarios y políticos que están hinchando sus fortunas a lo bestia en medio de la pandemia, no se les predica (y aplica) la misma doctrina de frugalidad, y que se limiten también a cuidar el espíritu y renuncien a engordar su capital? ¿Por qué esta prédica de abstinencia solo es para los pobres?
Mas no nos engañemos. La idea del Presidente no es pura creación mental. Atrás de toda ideología hay una realidad determinante, y el fondo aquí es justificar el injusto reparto de la riqueza, su bárbara acumulación en manos de una elite (a la que está aliado López Obrador aquí y en Estados Unidos), y legitimar el empobrecimiento de la inmensa mayoría de los mexicanos, sumidos en un mundo de penurias que la 4T sacraliza. Alabanzas al pueblo para que sea feliz con lo que tiene, o sea con nada; marearlo, adormecer su conciencia, obnubilarle la vista. La prédica de López Obrador es un sedante para las calamidades sociales, un sueño de opio. Es, por todo lo dicho, demagogia en su acepción corriente.
El gobernador Américo Villareal informó que fueron rescatados sanos y salvos los 31 migrantes secuestrados.
¿Por qué, pues, protestan los antorchistas en los mítines del Presidente? Porque en ellos se les acusa, insulta y calumnia sin pruebas de ninguna clase, y porque les consta que las aclaraciones respetuosas y racionales no sirven de nada frente a la arroga
El proyecto en el cual trabaja el gobierno de la Cuarta Transformación busca transferir las funciones de los organismos a diversas secretarías.
“84 personas asesinadas al día es una cifra brutal… Estamos en un promedio de 28 personas asesinadas por cada 100 mil habitantes, una cifra fatal”, señaló Xóchitl Gálvez.
“Los mexicanos tenemos que entender que esto que está haciendo el presidente, es un intento por hacer que se olviden los problemas y se centren en algo que puede ser muy llamativo".
Por estas arbitrariedades e injusticias ha aflorado la inconformidad en forma de protesta estudiantil o magisterial y las denuncias en todas las sedes de la institución.
Analistas nacionales y extranjeros han descrito cómo las controvertidas declaraciones y acciones del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) han generado desconfianza entre los grandes inversionistas privados y provocado el desplome de la economía n
Después de la detención, alrededor de 200 trabajadores de las maquilas de Matamoros iniciaron una manifestación pidiendo su libertad.
"Dentro de la Constitución está que todos los mexicanos nos podemos organizar para fines lícitos y Antorcha tiene fines lícitos".
El gobernador electo de Tabasco, Javier May, nombró a José Ramiro López Obrador, como secretario de Gobierno para su administración.
Benjamín Zapata lamentó la cerrazón del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Para el líder nacional del Movimiento Antorchista, Aquiles Córdova Morán, el neoliberalismo que el expresidente Andrés Manuel López Obrador declaró muerto desde Palacio Nacional al inicio de su gestión sigue imperando.
Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente de Morena mencionó que "esta reunión es para mostrar un respaldo absoluto al presidente".
El Informe no se rindió ante el pueblo ni sus representantes, los miembros de la Cámara de Diputados, sino frente a un grupo selecto de personajes de la vieja clase política
Fuentes de la Corte calificaron la acción como "absurda", "inconstitucional" y de "abierto sometimiento" a López Obrador.
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Escrito por Abel Pérez Zamorano
Doctor en Economía por la London School of Economics. Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.