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Covid-19 impone un nuevo orden mundial
El coronavirus (Covid-19) trastocó las relaciones internacionales y es evidente que nada volverá a ser igual, pues sus efectos presagian el inicio de un nuevo orden mundial.
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El coronavirus (Covid-19) trastocó las relaciones internacionales y es evidente que nada volverá a ser igual, pues sus efectos presagian el inicio de un nuevo orden mundial. Sería deseable que ese nuevo orden concrete un mundo más abierto, próspero, multipolar y que reconstruya la política con un rostro antiimperialista. Esto implicaría la ejecución de cambios estructurales que borren los vestigios de la nefasta globalización. Esta proeza estaría a cargo de las imprescindibles potencias emergentes, la inédita coordinación sur-sur y la supresión de las políticas de recortes sociales que pusieron en riesgo la vida de muchos ciudadanos. En síntesis, ese nuevo orden propondría una mayor interdependencia con soberanía.

La historia del Covid-19 será escrita por los victoriosos. Para unos, los gobiernos vulnerables serán los Estados fallidos de la era postpandemia y, para otros, cada crisis generará cambios en sus sistemas; y luego llegará un balance de poder. Esta crisis superará el impacto global generado por la caída del Muro de Berlín y el colapso de Lehman Brothers en 2008.

Esta vez, el cierre de fronteras, la intervención estatal en la vida privada de los ciudadanos, la impotencia institucional para evitar el contagio y el afán de lucro de las empresas envían el rechazo mundial contra las políticas excluyentes y piden el fin del orden vigente.

Los politólogos, como John Ikenberry, explican que cuando acabe la crisis, muchos gobiernos serán reacios a ceder sus autonomías. Así, el saldo de esta crisis anticipa Estados fortalecidos y nacionalismos radicales. Si esto sucede, se consumaría la biopolítica que Michel Foucault caracterizó como la intrusión del Estado en la vida de las personas.

Pero tal posibilidad, contraria al nuevo orden, es remota; pues hoy, millones de personas exhortan a sus gobiernos a no abandonar el control de grandes sectores de la economía en manos privadas y dejar los nacionalismos. Además, demandan acabar con la globalización, al menos como la conocemos, y que los gobiernos fortalezcan su capacidad de avanzar en amplios periodos de economía aislada.

Es pronto para delinear cómo se construirá el nuevo orden en la era post Covid-19, aunque algo es cierto: el viejo orden mundial no regresará. En el corto plazo, Occidente debatirá todos sus asuntos estratégicos a partir del daño económico sufrido y el colapso al desarrollo.

Por eso, el analista estadounidense Andrew Korybko pregunta: ¿devastará el coronavirus a la globalización?, pues considera que la pandemia cambió a fondo nuestra vida al impulsar una revolución que propone el cambio del pensamiento estratégico mundial.

Es decir, un nuevo orden internacional que deje atrás el modelo que siguió a la Guerra Fría y a la lucha antiterrorista de Estados Unidos (EE. UU.) y obligó a los estrategas a ignorar lo trascendente, por solo ver hechos internacionales de corto plazo e ignorar el largo plazo.

Korybko opina que la pandemia minó la doctrina de la producción capitalista y que las compañías deben repensar cómo reducir las cadenas de suministro que dominaban hasta ahora. Y asegura que la verdadera revolución está en la ciencia, que hoy lideran China y Rusia.

Para el diplomático indio Shivshankar Menon, la pandemia cambió la relación de poder entre los gobiernos y las sociedades, aunque la experiencia mostrará qué sistemas fueron exitosos: los democráticos o los que tienen líderes populistas y autoritarios. Considera que Surcorea y Taiwán, con sistemas que llama democráticos, respondieron pronto y bien al virus.

Otra diplomacia

El nuevo orden impone otras formas de diplomacia. Una, ejemplar, es la sur-sur de la Cuba revolucionaria, que envió al contingente Henry Reeve, con 52 especialistas, a las zonas más afectadas de Italia en situaciones de desastre y graves epidemias. Conmovidos, los italianos recibieron con aplausos a los valientes y solidarios cubanos. Cuba también desplegó brigadas médicas a Venezuela, Surinam, Granada y acogió –y repatrió a Reino Unido– a los viajeros del crucero británico MS Braemar, cinco de ellos con el virus.

La isla, que sufre un cruel bloqueo económico-financiero por parte de EE. UU. desde hace 60 años, ofreció y dotó, con Interferón Alfa 2b, a pacientes de España, México y China, donde alivió a mil 500 afectados. Además, manifestó su disposición de ayudar a Bolivia en esta crisis.

Compromiso e innovación

• 19.III China detiene los contagios locales.

• Madrid anuncia que se han curado más de mil 300 pacientes.

• China y EE. UU. compiten por la primicia del antígeno.

• La Coalición Global de Vacunas invierte 12.5 millones de dólares en tres proyectos con las biotecnológicas Inovio y Moderna, así como el Instituto de Alergias y Enfermedades Infecciosas.

• Microbiólogos de Hong Kong afirman que desarrollaron una vacuna y que su prueba en animales durará un año.

• En Brasil, el Laboratorio de Inmunología del Instituto del Corazón desarrolla una vacuna con partículas artificiales semejantes al virus. Esa propuesta intenta atacar las espigas del SARS-CoV2.

• España crea el Proyecto Nacional de Ayuda Innovadora para crear respiradores y lanza la impresión en masa de material sanitario por 3D.

• El estado de Nueva York espera la autorización del gobierno para distribuir 10 mil dosis de hidroxicloroquina, fármaco empleado usualmente para combatir la malaria y la artritis.

Otros países activaron sus dotes humanitarias, como China que, en medio de su propia crisis, envió 100 toneladas de material médico y protección a la República Checa y a Serbia, entre otros. Comerciantes chinos del balneario español Benidorm donaron mascarillas a la comunidad de Alicante. Tras la charla telefónica entre el presidente ruso y el primer ministro italiano, el Kremlin envió a Italia una fuerza de élite con equipos e insumos médicos.

En contraste, a la oferta de ayuda de Donald Trump para mitigar la enfermedad en Irán, el presidente de la nación persa, Hassan Rouhani, respondió que EE .UU. puede ayudar “retirando las sanciones”. Acuciada por los reproches de sus ciudadanos, la Unión Europea respaldó la solicitud de ayuda financiera al Fondo Monetario Internacional (FMI) de Irán y Venezuela.

Capitalismo e izquierdas

La crisis financiera, acelerada por la epidemia, conducirá a una fase nueva del capitalismo global, cuyas debilidades e impacto político-económico exhibió el Covid-19. De ahí que ya se hable de un capitalismo del coronavirus, que aumentó los decesos por la austeridad presupuestaria a los sistemas de salud pública.

Las políticas del Banco Mundial (BM), el FMI y el Banco Africano de Desarrollo (BAD) suprimieron camas en hospitales, cerraron centros de investigación y asfixiaron farmacéuticas nacionales para privilegiar a las trasnacionales. De ahí que el analista español Alfredo Serrano cuestione: ¿Tiene sentido que el capitalismo global haya producido más de mil 500 smartphones en un año y tan pocos respiradores de asistencia que serían muy útiles en esta pandemia?

El modelo individualista y excluyente del capitalismo lanzó a los cabilderos corporativos a buscar ganancias con la crisis; mientras, Donald Trump propone suspenderles impuestos. Esa medida, que quebraría la seguridad social de la superpotencia, confirma la necesidad de un nuevo orden económico.

Para la crítica de la globalización Naomí Klein, esta crisis representa una catarsis donde los intereses más ricos de la sociedad mostrarán solidaridad, pero seguirán explotando a los trabajadores. La canadiense afirma que es el momento de buscar un cambio transformador para no solo frenar los peores efectos de la pandemia, sino colocar a la sociedad en un camino más justo.

La izquierda oficialista no parece oír este llamado, por lo que el analista de Bloomberg, Tyler Cowen, afirmó: “El coronavirus mató a la izquierda”. Para refutarlo están, en primera fila, sindicatos españoles, franceses, argentinos, catalanes, brasileños e italianos, que denuncian abusos empresariales y la quiebra de pequeños negocios por falta de atención gubernamental.

Con el lema “nuestra salud, nuestra vida y la de los nuestros ha de ser lo primero”, el Sindicato Unitario de Andalucía ayuda a trabajadores a evitar abusos o que los priven de sus puestos de trabajo. La Unión Local de Sevilla advirtió que Pedro Sánchez prohibió a los sindicatos movilizarse, lo que se traduce en un marco de indefensión. Y afirma que el “gobierno progresista” somete a los poderes económicos del país, porque permite despidos individuales y abusos.

Sindicatos franceses apoyan la nacionalización definitiva de la sanidad privada y de la banca; los argentinos claman por la defensa de los hospitales públicos y la izquierda griega por “el impago de la ilegítima deuda externa, así como por la ruptura con esa imperialista Unión Europea que ya amaga con exigirnos nuevos recortes”.

Si las empresas toman ciertas medidas sanitarias no es por el carácter altruista de la burguesía, sino porque necesita trabajadores sanos que produzcan; mientras, los amos del capital se enriquecen con la plusvalía, advierte el analista Dax Toscano Segovia.

Expansión global

Entretanto, el epicentro del Covid-19 permanece en la “ultracapitalista” Europa, con Italia y España al frente, y Alemania (con menos infectados). Rusia logró esquivar, de momento, la emergencia por las estrictas medidas aplicadas; aunque cada día aumentan las personas que acopian provisiones, pues creen que lo peor está aún por llegar. El primer jefe de Estado en dar positivo al virus fue Alberto II de Mónaco; días después ocurría lo mismo con la canciller de Alemania, Ángela Merkel, que entró en cuarentena.

El virus ya está en toda América Latina y amaga a sus 626 millones de habitantes, por el vulnerable sistema de salud en la región. Y aunque la cifra de afectados por la enfermedad es relativamente baja en comparación con Europa y Asia, los países del Mercado Común de América del Sur (Mercosur) ya comparten información para frenar el impacto del virus y las fronteras regionales se cierran.

Venezuela y China pactaron un puente aéreo para recibir insumos, cuyo acceso a Caracas impide las sanciones de EE. UU. Bolivia aplazó, sin fecha, la elección presidencial prevista para el tres de mayo. En Nicaragua, la pandemia sirvió a la oposición, que declaró una “rebelión sanitaria”. Y en Perú, la policía detuvo a 150 personas por violar el toque de queda el primer día.

En Ecuador, renunciaron los ministros de Salud y Trabajo. El neoliberalismo del gobierno de Lenín Moreno condenó a los indígenas de su país a enfrentar el coronavirus sin servicios de salud, pruebas, mascarillas o gel desinfectante, ya que sus pueblos viven segregados.

Es significativo que los 54 países de África tengan pocos casos registrados. Inquieto, Occidente pregunta si esa baja se debe a la falta de pruebas. Para los expertos, la lenta dispersión es por el colapso de la infraestructura africana tras la epidemia del Ébola y, por tanto, persiste la baja tasa de viajes aéreos extrarregionales.

Para evitar la contaminación desde Europa o Asia Oriental, la mayoría de los Estados africanos impuso restricciones de viaje a EE. UU., Europa y China. Hay cientos de turistas varados en cotizados hoteles del continente y otros pasan cuarentena en cruceros, como en Sudáfrica. Los países con más casos de virus son Egipto, Argelia, Nigeria, Marruecos, Senegal, Túnez y Sudáfrica.

EE. UU. reprobado

La potencia ya es el tercer país con más casos, después de China e Italia; los 50 estados registran contagiados; solo Nueva York tiene el sexto lugar mundial con más de 41 mil casos. El Covid-19 mostró qué tan inadecuada es la nueva estrategia de seguridad nacional anunciada por Trump en 2017, que se enfocó en la competencia con potencias y, al actuar sola, no protegió su seguridad, criticó el paladín del neoliberalismo, Joseph S. Nye, quien concluyó: “Si EE. UU. se mantiene como potencia, necesitará una nueva estrategia”.

EE. UU. reprobó la prueba de liderazgo, pues a partir del Covid-19 ya no es visto como líder global, “por el egoísmo estrecho y chapucera incompetencia”. Los efectos se habrían atenuado al vincularse con organizaciones internacionales que proveyeran de más y mayor información para dar tiempo a prepararse y dirigir recursos donde más se necesitaran.

“Washington fracasó en hacerlo y por eso el mundo está peor”, criticó la directora del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, Kori Schake. Estados fronterizos con México tienen, hasta ahora, el mayor número de contagios (California, con más de 18 mil 400; Texas, 697; y Florida, mil 171) de ahí que el cierre de la frontera resulte, a corto plazo, positivo para México.

Expuesto y sin confianza

Afectado por la caída en el precio del crudo, las bajas del peso y de la Bolsa de Valores, el gobierno de México anunció que destinará 159 millones de dólares a enfrentar la pandemia. El sistema de salud, afectado por el neoliberalismo de tres décadas, carece de laboratorios para crear vacunas, por lo que para simular una protección ante el Covid-19, las presas del reclusorio de Santa Martha Acatitla fabrican cubrebocas.

El 20 de marzo, México y EE. UU. pactaron la Iniciativa Conjunta para evitar la propagación del virus Covid-19 en la frontera terrestre compartida. Con miras a proteger el comercio de ambas naciones y garantizar la salud de los ciudadanos de ambos países, se decidió reducir la movilidad.

Sin embargo, los dos gobiernos reconocen que los servicios críticos, como alimentos, combustibles, atención médica y medicamentos deben llegar a las personas todos los días, por lo tanto, serán considerados viajes esenciales que deben continuar sin obstáculos.

Y para garantizar la continuidad de esos viajes, los dos gobiernos restringirán temporalmente todas las rutas no esenciales, que incluyen los de tipo turístico o recreativo. Adicionalmente, se exhorta a evitar el contacto innecesario con otras personas. La iniciativa conjunta comenzó a las 00.01 horas del sábado 21 de marzo, se contempla que dure 30 días y está sujeta a extensión.

Entretanto, los casos registrados aumentaron exponencialmente y, a la vez, disminuyó la confianza en la estrategia gubernamental ante la expansión viral. Voces autorizadas pidieron conocer, por inteligencia sanitaria, los núcleos de brotes para interrumpir el progreso de la enfermedad. La atención a esa indicación se confirmará en unas semanas.


Escrito por Nydia Egremy

Internacionalista mexicana y periodista especializada en investigaciones sobre seguridad nacional, inteligencia y conflictos armados.


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