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Aquiles Córdova Morán
Aquiles Córdova ha tenido enemigos muy poderosos, pero ninguno ha podido dañar o frenar a Antorcha.
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El ingeniero Aquiles Córdova Morán nació el dos de marzo de 1941 en el seno de una familia humilde cuyo padre, Luis Córdova Reyes, fue un maestro culto, de los apóstoles de la educación en México, lombardista y lector que, a las cuatro de la mañana con una lámpara de pilas, se iluminaba para terminar sus lecturas. Su madre fue doña Margarita Morán Veliz, una mujer trabajadora, esforzada, creativa, dueña de una sazón extraordinaria para la cocina mexicana, líder natural y de carácter firme, pero muy sensible para llevar las riendas de una familia grande.

En una ocasión, doña Margarita Morán encontró alacranes entre las sábanas del entonces bebé, con la fortuna de que ninguno había clavado su venenoso aguijón en la suave piel de su hijo. Posteriormente aludía a que “Aquiles tendría muchos enemigos, pero ninguno capaz de hacerle daño”. Hoy lo podemos corroborar con lo que ha pasado: el ingeniero Aquiles Córdova ha tenido enemigos muy poderosos, pero ninguno ha podido dañar o frenar a Antorcha, ni siquiera Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien se propuso acabar con esta organización y no lo logró; aquí estamos firmes y con la guía de nuestro querido dirigente, el ingeniero Aquiles Córdova Morán.

Don Luis descubrió el talento de su hijo Aquiles a temprana edad. En una ocasión, a la edad de cuatro años, enseñando a leer a sus hijas mayores y desesperado porque no podían hacerlo fluidamente, mediante la vieja consigna de que “la letra con sangre entra”, se disponía a imponerles severo castigo cuando el niño Aquiles Córdova, que estaba sólo como oyente, le advirtió al padre que él podía leer y así lo hizo: a los cuatro años leyó “de corrido” ante el asombro de sus hermanas y de su propio padre que supo descubrir su talento; y con ello evitó un severo castigo a sus hermanas: fue uno de sus primeros actos de justicia.

Don Luis también descubrió que el pequeño Aquiles Córdova tenía una excelente memoria que supo educar y ponerla en práctica; y le asignó la tarea de ser “el declamador oficial” en todos los eventos cívicos organizados por la escuela, cuyo director era el maestro Luis Córdova Reyes. El pequeño Aquiles declamaba y cultivaba la poesía en el pueblo, elevaba la calidad de los actos culturales en Tecomatlán.

A los seis años de edad, el pequeño Aquiles inició la lectura de su primera novela: Madame Bovary, del escritor francés Gustave Flaubert. Cuando el maestro Luis descubrió la lectura elegida por su hijo, le recordó que ésa no era una novela para niños y la “escondió”; pero el pequeño Aquiles descubrió dónde la había ocultado para ir por ella y leerla en secreto hasta terminarla. Cuenta el propio maestro que fue muy grande el impacto causado por la obra, no sólo por el contenido, sino por la capacidad que tiene el lenguaje escrito para transmitir ideas, sentimientos, reflexiones, emociones, tristezas, paisajes, ciudades, tradiciones, etc. Desde entonces a la fecha, el ingeniero Aquiles Córdova Morán es un lector permanente, no hay día que no lea y cultive su lectura; poniendo especial énfasis en la teoría política nacida de las grandes mentes que conformaron el marxismo-leninismo, en la filosofía, la cultura, el arte, la economía, política… lee de todo, pero con un criterio científico.

A los 15 años fue a estudiar a la Escuela Práctica de Agricultura de Champusco, Puebla, cerca de Atlixco. Ahí entró en contacto con las actividades teórico-prácticas de ese internado. Su primera experiencia política trascendente fue protestar por la toma de la escuela por el Ejército en replesalia por haberse unido a una huelga nacional. Cuenta el ingeniero Aquiles que, para ir al baño, los llevaban los soldados, no podían ir solos. Esa experiencia fue una de tantas que curtieron su carácter y su determinación para luchar con los más desprotegidos.

Cuando terminó sus estudios en Champusco, fue admitido en la Escuela Nacional de Agricultura (ENA). Al principio resultó muy difícil. Y contaré acá una anécdota relativa al carácter y la decisión de doña Margarita. Siendo estudiante de la ENA, del nivel preparatoria, por alguna razón “La Flecha”, único transporte público que iba de Tecomatlán a Puebla, salió antes o no llegó el día que debía regresar el joven Aquiles, quien lo encontró como una buena oportunidad para descansar un día más; sin embargo, Doña Margarita le ordenó que trajera sus cosas porque se irían a Piaxtla para que pudiera alcanzar “la Flecha” que de allá salía. Tomó un burro, salieron de Tecomatlán a pie, con amenaza de lluvia… A mitad del camino comenzó a llover como llueve en Tecomatlán, con lluvias torrenciales. La generosa madre ordenó a su hijo que se cubriera de la lluvia bajo el burro y ella se sacrificó, empapándose bajo el aguacero. Hubo que esperar el paso de la barranca, cuyo “rugido” representa una amenaza para todo lo que esté a su paso, pues arrasa con ello. Por fin, pudieron llegar a Piaxtla, donde se alojaron; y a la mañana siguiente, muy temprano, subió el joven Aquiles en “la Flecha” y pudo llegar a sus labores académicas a tiempo.

Como alumno, fue brillante, salió en el cuadro de honor. Incursionó en la política y fue presidente de la Sociedad de Alumnos de Chapingo. También fue uno de los líderes en la lucha para terminar con las novatadas, regresó la prepa agrícola a Chapingo, pues pretendían desaparecerla con la instrucción de la fundación Rockefeller. Colegas suyos que constatan lo sucedido me contaron que todos tenían un gran respeto al discurso del ingeniero Aquiles. Encabezó la huelga a favor de la Escuela de Agricultura Hermanos Escobar y ganaron la batalla. “Cuidado con su afilada lengua, pues como polemista no tenía rival”, revelan sus colegas.

Trabajó muy poco tiempo como agrónomo en el Instituto Mexicano del Café de Xalapa y en Chiapas; un tiempo trabajó en el estado de Guerrero como extensionista. Luego fue invitado a ser profesor a Chihuahua. Allá se reunió con el ingeniero Pedro Zapata Baqueiro. Convenció a varios alumnos para que se sumaran a la lucha revolucionaria.

Fue a la Escuela Nacional de Agricultura donde se desempeñó como catedrático y encabezó la lucha para convertirla en la Universidad Nacional Autónoma Chapingo. Aunque después quedó solamente el nombre de Universidad Autónoma Chapingo, es “nacional” porque alberga en su seno a muchos jóvenes de todo el país. Participó en las negociaciones con Luis Echeverría Álvarez y hoy, después del triunfo de su proyecto, es la única universidad autónoma, en nuestro país, que elige por voto libre, directo y secreto al rector, a los directores o jefes de departamentos, a los consejeros universitarios y divisionales, etc. Convenció a un importante sector de alumnos y maestros para que lucharan por un proyecto de universidad que hoy sigue vivo y actual. Debo recordar que el mecanismo de la asamblea destituyó recientemente a un rector.

Únicamente el Ejército, que respaldó a la derecha de la escuela, pudo sacar al ingeniero Aquiles de Chapingo, pues se hizo un plebiscito para correrlo y perdieron quienes lo organizaron, por ello recurrieron, como los porros que eran, a la fuerza para expulsarlo.

Varios de los profesores y alumnos expulsados de Chapingo, entre ellos, el ingeniero Aquiles, se convirtieron en la fecunda diáspora que permitió el nacimiento de la organización de los pobres de México: Antorcha Campesina, cuyo nombre fue adoptado por doña Margarita Morán de la revista llamada Antorcha Campesina, impulsada por el poblano Gilberto Bosques Saldívar. Con el desarrollo de la organización, abarcó a sectores marginados de la sociedad, por lo que dejó de ser Antorcha Campesina para convertirse en Movimiento Antorchista Nacional.

El ingeniero Aquiles Córdova Morán se ha dedicado toda la vida a luchar para la liberación de las clases trabajadoras. Ha desplegado todas sus capacidades intelectuales, toda su labor cotidiana, preparándose constantemente y actualizándose; estudiando las noticias de la realidad nacional e internacional y haciendo su labor constante y con denuedo para construir una organización que sirva como instrumento para hacer de México una patria más justa y mejor para todos.

En este aniversario de su natalicio, los antorchistas le hacemos un reconocimiento por su ejemplo y decisión. Gracias, maestro Aquiles, por todas sus enseñanzas y por darnos las herramientas que sirvan para edificar una patria más justa y mejor para todos. Cerremos filas en torno a nuestro querido maestro, sigamos su ejemplo y trabajemos por lograr que México sea la nación poderosa que está llamada a ser, bajo la dirección del pueblo organizado en el Movimiento Antorchista. 


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


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