Cargando, por favor espere...
La filosofía del Estado de Hegel tiene una actualidad indiscutible por cuanto representa el basamento teórico, el fundamento ideológico, del Estado autoritario. La concepción hegeliana de un Estado granítico, omnipotente, que monopoliza el quehacer político, que concentra, en sí mismo, todas las funciones sociales, deviene de una manera específica de entender, de asumir, una antítesis básica a saber: la dicotomía sociedad civil-Estado político.
Para Hegel, la sociedad civil es un momento objetivo de la idea; esto significa que el concepto del Estado presupone a la sociedad civil; en otras palabras, el Estado, la idea, el espíritu, se divide a sí mismo en la esfera de la sociedad civil; como tal esfera, la sociedad civil representa la finitud propia del Estado; es decir, se trata de una esfera finita que resulta de la actividad interior, imaginaria, del Estado; esto es, de un momento irreal, de una alegoría de la Idea. De esta manera, el Estado se escinde a sí mismo en sociedad civil “para surgir de su idealidad como espíritu real infinito para sí”, “para ser para sí”, “para retornar a sí”. De aquí se entiende que, según Hegel, la sociedad civil no constituye una autodeterminación, sino una determinación planteada por el Estado.
La perspectiva de Hegel respecto a la relación de la sociedad civil con el Estado concuerda con su concepción filosófica. En efecto, el idealismo filosófico “no reconoce lo finito como un verdadero ser”, puesto que la naturaleza de la finitud, su ser, “está constituido por el no ser”. Claro que las cosas finitas son –reconoce Hegel– “pero la verdad de ese ser es su fin”; en otros términos, “su naturaleza (…) está constituida por la negatividad”. Por tanto, el idealismo hegeliano responde, en última instancia, a la proposición “de que lo finito es ideal”, premisa elemental que, por otro lado, comparte con el idealismo filosófico en general. A este respecto, el idealismo absoluto de Hegel y el idealismo trascendental de Kant comparten el principio de que “la finitud” no representa “algo último y absoluto”, algo “no puesto, increado, eterno”; en una palabra, ambos mantienen la convicción cardinal de que la “existencia finita” no constituye un “ser definitivo”.
Pues bien, la misma proposición elemental, la misma certeza básica, informa la perspectiva hegeliana sobre la relación de la sociedad civil con el Estado. La sociedad civil como esfera finita, como momento objetivo, esto es, irreal, alegórico, del Estado, no reviste un verdadero ser; por el contrario, su naturaleza, en tanto que finitud propia del concepto del Estado, reside en el no ser, en la negatividad. Por tanto, la sociedad civil no tiene realidad en sí misma, no subsiste por cuenta propia. A grandes rasgos, esto significa que, para Hegel, la sociedad civil “es ideal”: que la verdad de su naturaleza, de su ser, “es su fin”; en síntesis, que no tiene “como ley su propio espíritu, sino un espíritu extraño”, motivo por el cual “el hecho empírico en su propia existencia empírica, tiene un significado distinto que él mismo”. De esta manera, el significado de la sociedad civil, la finalidad de su existencia, no es su existencia misma; por el contrario, no existe más que como negación que el Estado hace de sí mismo, en suma, como momento alegórico, como mediación que el concepto del Estado efectúa consigo mismo, con la intención de “ser para sí”, de surgir de su idealidad. En este caso, el Estado, no la sociedad civil, subsiste por sí mismo, “es por sí mismo”.
Más en concreto, la filosofía hegeliana del Estado deriva de un modo determinado de enfocar la solución del problema supremo de toda filosofía: el problema de la identidad del pensamiento y el ser. En el caso de Hegel, la contradicción entre el pensar y el ser encuentra una salida artificiosa; esto, en virtud de que Hegel identifica a Dios con la totalidad del ser; en otros términos, para Hegel “el pensamiento es precisamente el ser”. En suma, si Hegel considera que el Estado es sujeto, mientras que la sociedad civil es predicado, esto responde a que, según su solución del problema esencial de la filosofía, “el pensamiento es sujeto”, mientras que “el ser es atributo”. De este modo, la filosofía hegeliana del Estado establece el respaldo teórico del Estado autoritario. Desde este punto de vista, el Estado “es precisamente el ser”, de donde se comprende no solo la necesidad, sino la inexorabilidad, de que el Estado político, como un leviatán social, subsuma, absorba, devore de un solo bocado, a la sociedad civil.
A López Obrador le urge pasar a la pobreza franciscana para conseguir dinero suficiente para que su gobierno pueda seguir invirtiendo en sus obras predilectas y en sus programas sociales destinados a comprar el voto de los pobres.
Con 1,891 votos, la líder social Azucena Flores Peña resultó electa Coordinadora Territorial de San Andrés Mixquic para el periodo 2023-2026.
El gobierno de la 4T no ha presentado resultados y, al contrario, se ha caracterizado, hasta el momento, por un cuadro agudo de demagogia, en el sentido concreto aducido por el doctor Mora.
Los gobiernos estatal y federal tienen en el olvido a miles familias, víctimas del huracán Ágatha, ya que no se cuenta con un plan de ayuda eficiente, esto ante la desaparición del FONDEN que cumplía eficientemente con estas funciones.
“Ya basta de este clima de violencia e inseguridad, el país merece paz, los mexicanos no pueden vivir a merced del crimen”, reclamó el dirigente nacional del PRI.
Los dinosaurios redujeron su tamaño para sobrevivir a su inminente extinción, como hoy de hecho lo están haciendo la mayoría de las industrias.
El alcalde con licencia de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, se registró este miércoles como aspirante a la precandidatura a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México por el PRI.
“En el caso de Michoacán, el factor que genera un mayor daño es la deforestación causada por la expansión de la frontera fructífera del cultivo de aguacate".
El gobernador Enrique Alfaro Ramírez propuso al presidente López Obrador que retome la construcción de la presa El Zapotillo y el Acuaférico, pero esta solución “política” no remediará pronto el drama cotidiano.
La violencia generada por la disputa de tres mil 200 hectáreas entre los comuneros de Malinaltepec y Alacatlatzala data de hace 50 años, y la más reciente de los enfrentamientos se dio este año en la comunidad de Yautepec.
Cartón994
Ricardo Anaya consideró que al presidente Andrés Manuel López Obrador “lo traicionó el subconsciente” cuando dijo que había presentado las 20 iniciativas en este momento porque “vienen las elecciones”.
No basta con desear un cambio de modelo; es preciso saber quién puede construir otro más justo, tema que me ocupa en esta ocasión. En principio, eso no pueden hacerlo ni “los de antes”, ni “los de ahora”: ni los millonarios.
No fue sólo el huracán “Otis” el que destruyó Acapulco. En todo caso, con su implacable poder natural y su arrolladora fuerza, lo que dejó al descubierto fue el fracaso de la política nacional y la continuidad discursivamente negada de la práctica del neoliberalismo en nuestro país.
El atraso en la infraestructura social no es menor ni reciente, y aunque AMLO se comprometió a construir más caminos, carreteras, y eliminar cuotas de peaje, hoy día faltan vialidades y las pocas que hay están sin mantenimiento.
“Los que se inundan son la gente pobre”, declara gobernador de Morena
Anuncian Trolebús para Ixtapaluca, Estado de México
Alerta, se espera "Tormenta Negra" en la CDMX y Edomex
Península de Baja California podría convertirse en Isla: UNAM
Esto es lo que debes saber de la próxima reunión entre Trump y Putin
¡Dos socavones en 2 días! Avenida I. Zaragoza permanece cogestionada
Escrito por Miguel Alejandro Pérez
Maestro en Historia por la UNAM.