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Es una investigación sociológica de la clase media mexicana de la segunda mitad del Siglo XX en la que su autor (Ciudad de México, 1941-2004) diagnosticó que tal estrato social (para entonces ya predominante en el país) se caracterizaba por su tendencia a simular, a entregarse al intuicionismo y al hedonismo para evadirse de la soledad. Careaga, de formación marxista, fue alumno y maestro de sociología durante 30 años en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En tres décadas de estudios, teóricos y de campo, pudo concluir, quizás con demasiada severidad que, desde la Colonia Española, la Independencia y el Porfiriato, los clasemedieros compartieron pobreza e incomprensión con las clases bajas; y que a partir de la Revolución Mexicana de 1910 se incrementaron, desplazaron a los campesinos no propietarios, empezaron a sentirse menos solos y a compartir los beneficios del desarrollo burgués e industrial iniciado en los años 20 del Siglo XX.
Según Careaga fue en los años 60 cuando los integrantes de la clase media (políticos de partido, pequeños y medianos empresarios, funcionarios públicos, burócratas, profesionistas, estudiantes, educadores, empleados privados, intelectuales, ministros religiosos, militares, etc.) definieron con mayor nitidez sus rasgos de conducta más criticables: encomiar como “únicos” a sus familiares; aspirar a ser ricos para viajar a Estados Unidos (su modelo cosmopolita) y a despilfarrar dinero en supermercados, autos y conciertos de música popular.
El exigente sociólogo universitario describe al “típico” clasemediero mexicano como un personaje presuntuoso, parlero, fiestero, aficionado a los deportes más populares (futbol soccer, americano y beisbol); lector predominante de cómics; propenso a la filiación de derecha (aunque en los años 60-80 los mejor instruidos participaron en el movimiento estudiantil de 1968, partidos de izquierda y guerrillas de ultraizquierda); y militante político muy dado al arribismo y la corrupción.
En una de las páginas de este libro, cuya primera edición vio la luz en 1974, su autor cita una frase del Manifiesto del Partido Comunista (1848) en la que Carlos Marx y Federico Engels afirman que los integrantes de las clases medias “no son revolucionarios, sino conservadores; más todavía, reaccionarios, pues pretenden volver atrás la rueda de la historia”.
Careaga publicó 10 libros de investigación sociológica, entre los cuales el más celebrado fue precisamente el reseñado aquí. También fueron ampliamente leídos durante los años 70 y 80, y ahora muy consultados, Biografía de un joven de clase media (1977) y La ciudad enmascarada (1985).
El mercado ilegal de narcóticos estimula dos pulsiones del ser humano moldeado por la sociedad capitalista: el hedonismo y la ambición inescrupulosa por el dinero.
De acuerdo con el informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), en México, sólo el 13.8 por ciento del estudiantado mostró habilidades destacadas en el pensamiento creativo o innovador.
Es una de las figuras literarias más fascinantes y controvertidas del Siglo XX, encarnando el espíritu rebelde de la era del jazz.
Fue nombrado miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en 1983; entre 1991 y 1993 fue presidente de la Comisión Internacional de Instrucción Matemática (ICMI).
La cultura se refiere al conjunto de saberes y prácticas presentes en una sociedad determinada.
De ascendencia irlandesa nació en El Rosario, Sinaloa, el 13 de mayo de 1904.
La migración es un fenómeno propio del desarrollo de las sociedades.
El teatro ha sido una de las artes que históricamente han marcado momentos importantes de cambio, como en el Siglo V a.C. con la tragedia clásica, cuando autores como Sófocles, Eurípides y Esquilo establecieron las bases del teatro occidental.
Si se observa estadísticamente, se identificará con facilidad el fenómeno de que las manifestaciones de las llamadas bellas artes son frecuentadas, generalmente, por sectores de ingresos medios y altos.
En 2015, el realizador ruso Andrey Vereshchagin filmó Mi segunda vida que es una historia de dos personas marcadas por la tragedia cuyas vidas, por alguna razón, se cruzan.
El verso y la prosa son como dos pisos de la misma casa.
Su legado radica en su honestidad emocional y en su técnica innovadora, que influyó en generaciones posteriores de poetas
La última tentación de Cristo (1988), obra cinematográfica en la que incluso llega a cuestionar la supuesta lealtad de los seguidores del Mesías.
La segunda aparición de esta obra maestra también fue malinterpretada, creyendo algunos adivinar la ruptura del poeta con el modernismo.
El peor genocidio del Siglo XXI se está cometiendo en Palestina.
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Escrito por Ángel Trejo Raygadas
Periodista y escritor.