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Brújula
Las ilusiones del Banco de México
El banco central de cualquier país tiene entre sus funciones cuidar la estabilidad económica con base en controlar la inflación


El banco central de cualquier país tiene entre sus funciones cuidar la estabilidad económica con base en controlar la inflación y una política monetaria que se define mediante el uso de la cantidad de dinero como variable para lograrlo. El economista Milton Friedman, férreo impulsor del neoliberalismo, trasladó estos principios a su teoría monetarista. De ahí que sus postulados se apliquen como recetas en los bancos centrales de diversos países, sin que los resultados sean los esperados. 

Un banco central tiene dentro de su “autonomía” la compleja tarea de garantizar la estabilidad de precios y el crecimiento económico. La tasa de interés se manipula para impactar directamente en la estabilidad económica. Por ejemplo: de manera ortodoxa la teoría indica que si la intención es promover el empleo, entonces el banco central debe bajar la tasa de interés –que es el precio del dinero– para hacer barato a éste y para que una vez puesto constante y sonante en circulación estimule el consumo, las empresas inviertan más, la demanda agregada suba y las empresas, que vendieron más, generen más empleos. Pero esto trae como consecuencia que el precio de los productos aumente considerablemente, generando una fuerte inflación. Esta situación también la graficó Phillips en su famosa curva, donde un desempleo bajo provoca una inflación alta.

En sentido contrario, cuando el banco central quiere controlar las presiones inflacionarias, la medida que adopta es subir la tasa de interés. En los últimos años el Banco de México (Banxico) ha seguido el camino del alza en la tasa de interés, porque si algo teme cualquier gobierno es que la inflación lo rebase y lo haga caer en una crisis de fatales consecuencias. En términos llanos, una inflación desmedida significa que los ciudadanos con ingresos bajos están imposibilitados de poder comprar las mercancías, porque estas se han encarecido, han permeado en toda la economía y recrudecido los males sociales.

El efecto dominó provoca que las empresas no vendan, que muchas se arruinen o queden al borde de la quiebra. La junta de gobierno del Banxico ha subido la tasa de interés en cinco puntos porcentuales en sólo cuatro años. En 2014 la tasa de interés estaba en el tres por ciento y hoy es del ocho por ciento. Estas medidas, sin embargo, no han logrado disminuir la inflación actual. El problema parece no tener solución porque puede subirse la tasa de interés de manera indiscriminada sin afectar la inversión y el empleo, con lo que se vuelve al problema original: las personas sin empleo no tienen ingresos y no pueden comprar mercancías.

La inflación se disparó desde 2016 y si bien en 2018 fue un poco menor a la de 2017, el poder de compra de la población disminuyó considerablemente pese a que los directivos del Banxico han salido a decir una y otra vez que la inflación está controlada y que hay estabilidad macroeconómica. ¿Cuál es el error del Banxico? Esperar que al subir la tasa de interés los entes económicos corran a ahorrar su dinero y que al retirar este de circulación, disminuya la demanda de productos y que con esta bajen los precios.

Lo que el Banxico no toma en cuenta es que en el sistema económico actual, la riqueza se concentra en unas cuantas manos y que la mayoría de la población tiende a hacerse más pobre en la medida en que el grado de explotación y desigualdad aumentan, y que los pobres no pueden responder a los postulados neoliberales –como lo espera la ortodoxia– porque sus ingresos son ínfimos. Algunos investigadores serios lo saben, como Gerardo Esquivel, actual colaborador del Presidente, ya que en sus estudios afirma que el nivel de pauperización del pueblo mexicano es ya insostenible.

Las ilusiones nublan el sistema neuronal del Banxico al no lograr la estabilidad macroeconómica. Si el país está changarrizado; si las masas sólo cuentan con 88 pesos diarios por jornada de trabajo; si el 70 por ciento del trabajo no es empleo verdadero y si el desempleo es imparable, por más que la teoría económica diga que subiendo o bajando la tasa de interés se estimula el ahorro o la inversión de los agentes, la falta de homogeneidad en la distribución de la riqueza inhabilita tal postulado. En México el trabajo del pueblo sólo ha servido para enriquecer a unos cuantos vivales.


Escrito por Capitán Nemo

COLUMNISTA


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