Cargando, por favor espere...

La necesidad de los medios independientes frente al poder
El control de los medios de comunicación y el silenciamiento de las voces ciudadanas se da, en parte, por la publicidad.
Cargando...

Los medios de comunicación independientes o alternativos tienen como propósito reflejar con objetividad los problemas de la sociedad y servir de contrapeso a la información sesgada de la prensa corporativa o vinculada al poder político y económico por la vía de los convenios de publicidad. 

La manipulación es una de las prácticas más características de los medios escritos, televisivos, radiofónicos y digitales y ha llevado a muchos mexicanos a desconfiar de sus programas de información noticiosa.

Según el informe Digital News Report 2024, del Instituto Reuters en México, la confianza ciudadana en el contenido de las noticias disminuyó 13 puntos porcentuales desde diciembre de 2018, cuando se inició el periodo de gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

El análisis resalta que durante su mandato (2018-2024) AMLO atacó regularmente a los medios y periodistas que criticaron sus acciones gubernamentales con peroratas diarias en Palacio Nacional. 

En 2018 el 48 por ciento de los mexicanos confiaba en la información noticiosa, pero en 2024 la confianza se redujo en un 13 por ciento y cayó al 35 por ciento, en general, aunque con diferencias porcentuales según los medios. 

Los impresos –diarios y revistas– sólo son requeridos por el 18 por ciento de los consumidores de noticias; el 39 por ciento recurre a las televisoras, el 64 por ciento a las redes sociales y el 79 por ciento a los medios online.

“El consumo de noticias en la prensa escrita y en la televisión se ha vuelto cada vez menos importante con el tiempo. Las redes sociales se usan ampliamente en todos los grupos de edad. Los mexicanos son usuarios intensos y TikTok es la plataforma que más crece”, dice el informe Digital News Report 2024.

Pero el aumento de la demanda de información a través de las redes sociales es ligeramente inferior al de la desconfianza que generan, ya que el 64.6 por ciento de los usuarios la percibe como “menos confiable”, según el informe ¿Todos mienten? Detrás de la crisis de confianza en las noticias en México, del Observatorio Mexicano de Medios (OMM). 

Este mismo estudio dice que el 53 por ciento de los consumidores de noticias a través de la televisión considera que éstas son menos confiables, cifra que contrasta con el 16.7 por ciento de los lectores de medios impresos.

El OMM, apoyado en el informe del Instituto Reuters, revela también que el “uso en los medios tradicionales ha disminuido de 59 a 39 por ciento en el sexenio, mientras que las redes sociales han ganado presencia en todos los países y segmentos de edad”. 

“Los medios de comunicación cometen frecuentes y en ocasiones notorios excesos. Por eso siempre es necesario que existan medios diversos, de entre los cuales los ciudadanos puedan elegir aquellos a los que decidan atender. En todo el mundo ha disminuido la confianza en ellos pero, en vez de promover la pluralidad y el trabajo profesional en los medios, el populismo autoritario los descalifica cuando no los puede utilizar en su beneficio”, escribió Raúl Trejo Delarbre en un artículo publicado en febrero de este año en la revista Nexos con el título Acosar a los medios.

El investigador especializado en el análisis de contenido de los medios sostiene que durante un sexenio entero (el de AMLO) y en lo que va de la presente administración se ha agredido a los medios de comunicación no alineados al régimen morenista, mientras se utilizan los contratos de publicidad oficial para premiar a los más obsecuentes hacia éste, se impulsa una red de medios digitales a los que se da visibilidad en las conferencias mañaneras y se emplean los medios públicos como instrumentos de propaganda. Numerosos medios, por conveniencia, convicción, o por temor, han reorientado sus políticas informativas y ahora promueven a comentaristas y contenidos afines al régimen. Ya con los principales medios neutralizados, la llamada 4T se dispone a fortalecer los espacios bajo su control directo. La televisión pública comienza esta semana la transmisión, en cadena, de un espacio diario de opiniones complacientes con el gobierno, detalló Trejo Delarbre, quien también forma parte del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La voz de los ciudadanos 

Problemas como el incremento de la pobreza, la desigualdad, el desempleo, la violencia delictiva, la corrupción, la violación de los derechos humanos, el deterioro del medio ambiente y el mal desempeño de los gobiernos estatales y municipales encuentran cabida en los espacios de los medios independientes o alternativos.

En ellos se han contado “historias originales sobre temas y desde ángulos que normalmente no se cubren en los medios tradicionales y que pueden ser comentadas por otros lectores, sean ciudadanos o incluso profesionales. La dependencia de la publicidad servía para disuadir a la crítica y para presionar contra contenidos inconvenientes”, afirma Manuel Alejandro Guerrero en su libro Democracia y medios en México: el papel del periodismo, editado y publicado en 2020 por el Instituto Nacional Electoral (INE).

Con respecto a la historia reciente del periodismo en México, escribe que los grandes medios estuvieron ligados al poder de los gobiernos federales y estatales del Partido Revolucionario Institucional (PRI), por lo que durante más de siete décadas la “democracia” también se construyó desde las pantallas de televisión y los micrófonos de la radiodifusión, cuyos propietarios fueron auspiciados por el régimen.

Guerrero, investigador y académico de la Universidad Iberoamericana, explica que ésta es la causa por la que el arribo al poder federal de nuevos grupos políticos no ha reportado ningún cambio, porque los dueños de los medios se acomodaron a éstos, no hay rendición de cuentas y se mantienen las prácticas de siempre. 

“En un contexto donde coinciden, por un lado, las tendencias al clientelismo como forma de relación de los políticos con sectores económicos y sociales, y por el otro, la creciente importancia mercadotécnica de los medios electrónicos –sobre todo, la televisión–, ha resultado más fácil y conveniente establecer acuerdos entre las nuevas élites políticas y las tradicionales élites mediáticas (dueños de medios, editores y “estrellas” del periodismo) sobre la base de los viejos intercambios de beneficios por apoyo político”, destaca el autor.

El control de los medios de comunicación y el silenciamiento de las voces ciudadanas se da, en parte, por la publicidad. “La publicidad oficial sigue siendo un rubro de gasto discrecional y siguen siendo bienvenidas las compensaciones salariales a periodistas”, afirma Guerrero.