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La seguridad social está determinada por la capacidad estatal de proporcionar asistencia médica e ingresos a sus integrantes. Estos últimos son financiados con aportaciones (ahorros) que hace el trabajador a lo largo de su vida laboral y son administrados de tal manera que, con el paso de los años, generan intereses con los que se sustentan sus pagos mensuales una vez que se retira de la vida laboral.
Esta protección social tiene tres variables que se interrelacionan y determinan su eficiencia: cobertura, suficiencia y sostenibilidad. La cobertura se refiere a la cantidad de población protegida y al acceso a las prestaciones. La suficiencia o adecuación de los beneficios hace referencia a la cuantía de las prestaciones monetarias o en especie medida, en términos absolutos o relativos, en relación con diversos parámetros, como pueden ser los ingresos laborales. La sostenibilidad es entendida como la disponibilidad de financiamiento para afrontar las erogaciones presentes y futuras de un sistema para garantizar las coberturas y las prestaciones comprometidas.
Al presentarse la pandemia de Covid-19 en 2020, la seguridad social de los países se vio afectada por la reducción de la movilidad y, en consecuencia, de la actividad económica. Con la economía restringida, las empresas cerraron y despidieron a trabajadores, muchos de los cuales fueron a parar a la informalidad.
En 2019, año previo al Covid-19, la economía mexicana se contrajo 0.1 por ciento en relación con 2018; es decir, antes de la crisis sanitaria ya había problemas serios y, con la reducción de la actividad económica, la situación empeoró. Como consecuencia de esto, el empleo formal (sector que cotiza para tener seguridad social) sufrió graves embates.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó, el 20 de octubre de 2021, que alrededor de dos millones de trabajadores mexicanos ya no aportan a sus pensiones, porque en 2019 eran 21 millones y en 2020 solamente lo hicieron 19 millones. Incluso muchos de ellos retiraron parte de sus ahorros para el retiro. De enero de 2018 a enero de 2020, las personas que hicieron retiros parciales por desempleo representaron el 5.4 por ciento del total de los ahorradores para el retiro; y de febrero de 2020 a septiembre de 2021, dicha cifra llegó al 18.7 por ciento, es decir, creció el 13.3 por ciento. Es ilustrativo que, en febrero de 2020, los retiros se ubicaron en el 14.5 por ciento, un mes antes de que el 20 de marzo se decretara oficialmente el cierre de las actividades económicas. Es decir, el desempleo empezó a crecer antes del cierre sanitario, debido a que la contracción económica había comenzado en 2019.
Las personas en paro formal se movieron a la informalidad y se vieron obligadas a retirar sus ahorros. La situación socioeconómica de este año no es alentadora. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENEO) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), efectuada en agosto de 2021, en el segundo trimestre (abril-junio), la población desocupada fue de 2.4 millones; y en el empleo informal había 31 millones de personas, a cuyo ámbito se sumaron 8.2 millones de personas con respecto al mismo lapso de 2020, y suman el 56.2 por ciento de la población ocupada. En México, más de la mitad de los trabajadores se emplea en la economía informal.
Una de las consecuencias de que la economía sea predominantemente informal es que los trabajadores no pueden cotizar para su retiro y que la próxima generación se encuentra menos protegida económicamente para enfrentar la vejez. Los trabajadores de México deben luchar por conseguir trabajos formales y salarios dignos y obtener la seguridad social; y las autoridades deben trabajar en un proyecto que sea capaz de garantizarla; cobertura universal, pues un sistema de seguridad social solvente es la única manera de que los mexicanos enfrenten el futuro con certeza. La falta de seguridad social es un problema serio y a la vista: la nueva generación de adultos jóvenes mexicanos envejecerá y será necesario que la alcancen porque, de lo contrario, morirán prematuramente en medio de la pobreza y la inseguridad social.
El crédito o deuda es una herramienta fundamental para el modo de producción capitalista porque contribuye al crecimiento de los capitales a nivel individual y social, impulsa la centralización de capital y, entre otras funciones, pospone o alarga la llegada de las crisis de sobreproducción.
De acuerdo con la ENOE, las entidades federativas con las mayores Tasas de Informalidad Laboral (TIL1), se registraron en Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Hidalgo y Tlaxcala.
Los estados con mayor disparidad en los salarios que reciben tanto hombres como mujeres en México son Colima, Baja California Sur y Tlaxcala.
El órgano autónomo consideró necesario fomentar la participación de más competidores, dado el poder sustancial que Megacable ostenta en nueve mercados del país.
La ley seca solo fomenta el consumo de alcohol adulterado y no inhibe el consumo de bebidas, ya que las personas las compran con anticipación, aseguraron.
La esperanza de vida es una estadística que se refiere al número de años que una persona “saludable” puede esperar vivir a partir de que nace.
La cooperación en tecnología y comercio fue el foco del foro internacional que reunió a empresarios y diplomáticos de ambos países.
Abrirán en un terraza y espacios al aire libre. En caso de no ser así, pueden hacer uso de banquetas, cajones de estacionamiento y parques, en el caso de que estén cerca.
El precio del pan de muerto ha observado un aumento promedio del 24 por ciento respecto al año pasado.
Dicha caída representa la peor en la historia para una economía mexicana impactada por la pandemia de Covid-19.
La India atraviesa una crisis en desigualdad económica.
Alrededor de 500 personas pertenecientes a diversas organizaciones y sindicatos mostraron su solidaridad con la lucha obrera de Tamaulipas
El gobierno mexicano proyectó un crecimiento económico del 3 por ciento para 2023, algo que no cuadra con lo estimado por organismos como el Banco de México, detalló el economista Carlos Urzúa.
Interesante será ver cómo la presidenta electa enfrentará la maldita y gravísima herencia que su mentor le dejará por el descenso económico.
Los pronósticos económicos para el año que comienza constituyen también la perspectiva del nuevo sexenio, para el que no existe ningún indicio de que vayan a revertirse las tendencias reflejadas en diversos estudios de instituciones oficiales, independien
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Escrito por Rogelio García Macedonio
Licenciado en Economía por la UNAM.