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Durante la Colonia (1521-1821) se impuso un sistema agrícola que consistió en la concentración de las tierras por parte de los colonizadores y la Iglesia Católica. En este sistema, los indígenas se vieron convertidos en una fuerza de trabajo obligada a permanecer en las haciendas y encomiendas. Durante esta época surgió la servidumbre, propia de un modelo feudal. Dichas condiciones prevalecieron en México durante cientos de años (300).
Con el paso del tiempo, surgió en el mundo un sistema económico conocido como capitalismo, en éste existe una separación de la fuerza de trabajo (surgieron los obreros) y los medios de producción. Sin embargo, para llegar a eso debió ocurrir algo conocido como acumulación del capital (acumulación de las tierras, fábricas, etc.) y debieron cambiar los sistemas de renta de la tierra (forma en la que se vende o forma de propiedad de la tierra). Este cambio ocurrió de forma lenta en nuestro país y, por ende, fue cambiando de manera paulatina la estructura agraria.
En México, para lograr desarrollar este modelo, fue necesario que los siervos de las haciendas dejaran de serlo y que las tierras pudieran ser repartidas entre los capitalistas. También era necesario una separación entre el Estado y la iglesia, además, esta última, debía dejar de ser poseedora de grandes extensiones de tierra. Estos cambios se hicieron realidad con las Leyes de Reforma y la Revolución en 1910-1920. El presidente Juan Álvarez (1855), Ignacio Comonfort (1855-1858) y Benito Juárez (1858-1872) promulgaron leyes en las que se establecía la separación del Estado y la iglesia, la obligatoriedad por parte de las corporaciones civiles y eclesiásticas de vender sus propiedades y terrenos y la nacionalización de los bienes eclesiásticos por mencionar algunas. Para 1874, estas leyes tomaron rango constitucional. Estas modificaciones fueron los primeros pasos para el desarrollo de tres grandes grupos: los propietarios de simple fuerza de trabajo (obreros), los propietarios de capital (capitalistas) y los propietarios de tierras (terratenientes), cuyas respectivas fuentes de ingreso son el salario, la ganancia y la renta del terreno.
Con la dirección de Porfirio Díaz, el sistema capitalista mexicano se desarrolló; sin embargo, presentó varios problemas, entre ellos, el dar mayor privilegio a los capitalistas de otros países, como Estados Unidos y Francia; esto, junto a la situación inhumana que se vivía en las haciendas y algunas otras cuestiones sociales provocó un levantamiento armado conocido como Revolución Mexicana, en donde participaron campesinos, obreros y capitalistas mexicanos.
Una de las figuras clave en este proceso fue Emiliano Zapata, líder del Ejército Zapatista del Sur. Su lema “Tierra y libertad” resume bien el enfoque central de la reforma agraria que quería. Su movimiento presionó con éxito para lograr que se reasignaran tierras a las comunidades indígenas y campesinas y la creación de ejidos, que eran tierras bajo el control de las comunidades. Sin embargo, el desarrollo que siguió el país fue el capitalista, quedando estas propuestas como freno a la acumulación del capital; las tierras ejidales no respondían al sistema de renta de la tierra que se había formado. En resumen, se logró una Reforma Agraria (1915). Otros eventos importantes fueron la creación de la Comisión Nacional Agraria, formada en 1920 y la creación de la Constitución de 1917. La Comisión supervisó la implementación de la Reforma y la distribución de tierras a comunidades campesinas y en la Constitución se establecieron limites a la propiedad de la tierra que permitían la expropiación de tierras para la Reforma Agraria.
En este punto es importante recordar una teoría que destaca dos posibles caminos hacia el desarrollo capitalista en la agricultura. Uno de ellos plantea que la economía basada en terratenientes y servidumbre puede evolucionar gradualmente hacía una economía empresarial capitalista. La otra vía sugiere un proceso revolucionario que conlleva la destrucción del sistema terrateniente y servil, dando lugar a la formación de la hacienda campesina, que posteriormente se transforma en una entidad capitalista.
Inicialmente, México seguía la primera vía, pero la Revolución Mexicana cambió el panorama. Las formas latifundistas tradicionales casi desaparecieron, así como el sistema semiservil y semiesclavo (peonaje); sin embargo, subsistieron obstáculos al desarrollo capitalista, como son el predominio del capital extranjero y la debilidad en la concentración de capital monetario nacional.
Es relevante señalar, además, que de las dos condiciones necesarias para el desarrollo capitalista en el campo –la separación del trabajador y los medios de producción y acumulación de capital para la inversión productiva– sólo ocurrió, principalmente, la primera. Esto se traduce en una mayor explotación de la mano de obra (bajos salarios) y en poca investigación y tecnificación del campo mexicano.
Si los campesinos quieren mejorar sus condiciones se debe insistir en la tecnificación del campo mexicano, en la menor dependencia de países extranjeros, en la tecnificación agrícola y, por supuesto, en el desarrollo industrial del país para que éste sea el comprador de los bienes producidos en el campo.
La geometría no es una forma de la intuición a priori, como afirmaba Kant, sino una construcción lógica. Estos argumentos fueron la base de la famosa escuela llamada "positivismo lógico".
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Escrito por Bryan Alexis Domínguez López
Colaborador