Cargando, por favor espere...

Sembrando Vida, cosechando fracasos
El fracaso de Sembrando Vida exhibe una administración en nada comprometida en la solución del problema forestal.
Cargando...

El programa Sembrando Vida, emblemático de la “Cuarta Transformación” (4T), está dirigido a comunidades agroforestales de ejidatarios y comuneros. Su objetivo en 2019: en un millón de hectáreas plantar 575 millones de árboles, pero se sembraron solo 80 millones, 13.9 por ciento, y sobrevivieron 40 millones, 6.9 por ciento del objetivo. Si damos por válidos los datos, el índice de sobrevivencia fue de 50 por ciento, inferior al 63 por ciento alcanzado por la Conafor hace dos años. Cinco mil pesos mensuales se paga a cada uno de los 230 mil “sembradores” que, no obstante el triste resultado, como premio este año serán medio millón. Debieron contratarse dos mil 300 técnicos, apoyados por 14 mil jóvenes con beca de “Jóvenes construyendo el Futuro”. A ellos, molesto por el desastre, López Obrador les espetó: el que no trabaje, no se aplique, es conservador. Un lavado de manos frente al fracaso de la onerosa aventura.

Se han erogado en dos años 43 mil 500 millones: 15 mil millones en 2019 (más de lo gastado en la pandemia), y si sobreviven 40 millones de árboles, cada uno habrá costado 375 pesos (según especialistas, con una densidad de mil 100 árboles por hectárea, el costo final por árbol, según sean plantaciones de gobierno o explotaciones comerciales, va desde nueve hasta 55 pesos). Pero nada de esto parece preocupar; echando dinero bueno al malo, y quitando recursos a las dependencias que algo hacían, como premio, a Sembrando Vida casi se le duplicó el presupuesto: 28 mil 504 millones este año, casi 60 por ciento del de la Sader, y cercano al de Semarnat (esta última tiene hoy 56 por ciento menos que en 2015), cuya capacidad de producción de árboles es limitada y encima le quitan recursos. El caos institucionalizado.

En el PEF 2020 se redujo 43 por ciento a la Comisión Nacional Forestal (Conafor), y se suprimió el programa de empleo temporal que operaba labores preventivas (a brigadas contra incendios les quitan 60 por ciento de recursos). Así, mientras Sembrando Vida atiende un millón de hectáreas, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) cubre 90 millones, y en el PEF 2019 le rasuraron 15 por ciento. En cambio, la Conafor debe atender 94.5 millones de hectáreas forestales, con una décima parte del presupuesto de Sembrando Vida. En fin, especialistas estiman que el costo del programa equivale al presupuesto de manejo y conservación de cien parques nacionales y reservas de la biósfera; y con esa suma podrían comprarse dos millones de hectáreas para conservación natural.

Desde su concepción misma, el programa estaba condenado al fracaso, aclaro, para atender el problema forestal. Quedó sectorizado en la Secretaría del Bienestar, no en Semarnat o Agricultura, técnicamente las idóneas; así convenía a su propósito. Es improvisado, sin reglas de operación ni mecanismos precisos de evaluación, ni transparencia: carece de un padrón público de beneficiados, situación advertida por el propio Coneval. Según el diputado Heraclio Rodríguez, coordinador de la Comisión de Agricultura: “Hay mucha discrecionalidad en la aplicación de los recursos y a la fecha no han hecho público el padrón completo de beneficiarios” (Reforma, 14 de julio). Reforma agrega que el padrón utilizado fue levantado por los “Servidores de la Nación” (léase activistas de Morena), y adolece de graves inconsistencias: en el portal de la Secretaría del Bienestar, Sembrando Vida, en todo Oaxaca en 2019 había siete beneficiarios inscritos. Hay duplicidad de funciones con la Semarnat y la Sedena. Frecuentes reportes advierten que propietarios talan áreas forestales para justificar ser incluidos en el programa (en economía esto se explica por los llamados “incentivos perversos”). A ver si al final no resulta más lo destruido que lo sembrado. No hay programas de capacitación ni asistencia técnica permanentes, señalan los especialistas; tampoco estudios de factibilidad y análisis ecológicos. Se desconoce cómo se eligen las especies y áreas a reforestar; falta manejo de combate de plagas. La distribución es tardía. El Coneval reportó en julio que no hay un calendario de compra, distribución y entrega de plantas e insumos acorde con los ciclos agrícolas, para reducir la muerte de plantas.

Pareciera no entenderse que no basta sembrar árboles. Se requieren manejo y protección. Pero el programa esencialmente no está orientado al cuidado y recuperación de los bosques, sino a repartir dinero para control político, compra de votos e incondicionalidad con la 4T. Mientras tanto, el verdadero problema crece. De “2002 a 2019, México perdió 594 mil hectáreas de bosque primario húmedo, un 15 por ciento de la pérdida total de cobertura forestal. El área total de bosque primario húmedo disminuyó un 5.7 por ciento...” (Global Forest Watch, BBCMundo, cuatro de junio 2020). El año pasado, México perdió una superficie forestal de 127 mil 770 hectáreas, equivalente a un tercio de la superficie de Tlaxcala (FAO). Figuramos entre los cinco países latinoamericanos con más deforestación, 321 mil hectáreas (Ibíd.). “En 2019 se registró la tasa más alta de pérdida de bosque primario en el país desde que empezamos nuestro monitoreo en 2002” (Mikaela Weisse, Global Forest Watch). Nos ubica también en noveno lugar entre los países con mayor pérdida de bosque primario (2019).

En definitiva, veníamos mal y hoy estamos peor. Y es que subsisten (aunque ya sepultaron al neoliberalismo) las causas económicas determinantes, que la 4T desdeña. Destaca la ampliación territorial de ganadería, turismo, desarrollos urbanos, habitacionales y comerciales; la expansión de la frontera agrícola para cultivo de aguacate (en Michoacán y Jalisco), palma africana, sorgo; particulares estragos se aprecian en Campeche, la Tarahumara, Veracruz, Tabasco, Yucatán, Chiapas, Quintana Roo. Faltan guardabosques. Se impone la tala clandestina, y los contrabandistas de madera, que la venden más barata. Y a los incendios forestales agréguese ahora el Tren Maya.

El problema exige, pues, un enfoque agroecológico en la producción agropecuaria y silvícola, y en toda la actividad económica; un modelo sustentable que proteja nuestros recursos naturales de los efectos devastadores del capital sin freno y de las trasnacionales; debe apoyarse, en serio, a pequeños productores, muchos de ellos en extrema pobreza, elevando significativamente sus ingresos para lograr una relación más armoniosa con los ecosistemas. Pero no depositemos grandes esperanzas en que este gobierno lo haga. Sus intereses son otros: las vendettas políticas y la rifa del avión. Y a confesión de parte... Víctor Toledo, integrante, hasta hoy, del gabinete, lo dijo claro: “No vamos a poder transitar a la agroecología de manera libre porque el Presidente, la Sader y el jefe de la Oficina de Presidencia están en contra”. Así pues, el fracaso de Sembrando Vida exhibe una administración en nada comprometida en la solución del problema forestal, consecuencia del neoliberalismo, sí, pero agravado hoy por el desdén y la incompetencia. 

 


Escrito por Abel Pérez Zamorano

Doctor en Economía por la London School of Economics. Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.


Noticia siguiente
Crisis

Notas relacionadas

El "Viernes Negro", Morena aprovechó la ausencia de la oposición para autorizar 20 iniciativas sin tomar en cuenta dictámenes, debates o consultas.

Con 336 votos a favor, 124 en contra y tres abstenciones, el Pleno de la Cámara de Diputados aprobó las reformas a las leyes del IMSS y del Sistema del Ahorro para el Retiro.

Si el BOA fue un invento para distraer o como dijo el mandatario, sí es tiempo de definición y así lo deberían analizar todos los que, muy a prisa, han decidido deslindarse del bloque.

Las autoridades estatales no reconocen la existencia de miles de familias que se fueron al agua y que hasta la fecha no han sido apoyadas.

Cualquier acusación o ataque debe sustentarse con denuncias y pruebas, no solo abusando del poder y amenazando por temor a perderlo por la vía de elecciones limpias. 

 “Que mal que Morena diga, por un lado, que quiere combatir la corrupción y por otro lado se niegue a que la SFP haga un trabajo para la que está facultada".

el gobierno no se deja ayudar de ninguna manera; y si alguien toma la iniciativa, es calificado como “conservador”, “fifí” o “enemigo”.

Entre los organismos “onerosos, (que) no sirven para nada, no le sirven al pueblo”, a creencia de AMLO, están el INAI, la Cofece, la CRE y el IFT, por mencionar sólo algunos.

“Se concede a las autoridades responsables prórroga de 5 días hábiles, contados a partir de la legal notificación, para que den cumplimiento a la suspensión definitiva dictada”, dijo Gámez Galindo.

La visita a la Colonia Tepenepantla fue el escenario ideal, por su evidente pobreza, para el video promocional del entonces aspirante a candidato presidencial de la República Mexicana, AMLO.

No han servido para nada la creación de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión, dependiente de la Fiscalía General de la República (FGR)

El Presidente sigue en campaña desde el circo “montado” en Palacio Nacional para entretenimiento diario de la prensa y cierto sector de la población.

Nadie que no cierre voluntariamente los ojos puede negar que la situación actual en ambos casos es hoy igual o peor que en el pasado reciente.

Y en esta sociedad “democrática”, asediada por la irracionalidad y el autoritarismo, los delitos oficiales son “la corrupción” y el “enriquecimiento ilícito”.

En agosto de 2017 Lozoya envió una carta al entonces titular de la Fepade, Santiago Nieto, solicitando un citatorio y que se le informara de manera directa sobre las investigaciones en su contra.