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Fabiola vive en la colonia 5 de Mayo en Durango –una de las más pobres y marginadas de la capital del estado− donde cursa el primer año de secundaria; está preocupada porque se le dificultan las operaciones matemáticas más sencillas, la lectura, su pronunciación y redacción.
Pero no es la única en esta situación; sus compañeros enfrentan los mismos problemas debido a que estudiaron quinto y sexto año de primaria mediante el programa Aprende en Casa que la Secretaría de Educación Pública (SEP) improvisó para “resolver” el problema de la educación a distancia durante la etapa más crítica de la pandemia de Covid-19, programa que resultó un auténtico fiasco.
Gabriela Galván, madre de Fabiola, asegura que lo más preocupante del rezago de su hija es que batalla aún con las operaciones más elementales de matemáticas y confiesa que incluso la ha “mandado con la señora de la tienda, que es amiga mía, para que la ayude en la tienda y aprenda a hacer las sumas y restas que cualquier niña de secundaria debería saber”.
La madre de familia advierte que los docentes se preocupaban más por otros asuntos que por enseñar; y denuncia que la maestra de Fabiola “mandaba por Whats App un portafolio de trabajo muy estricto, con una carga de trabajo que era desgastante y poco productivo para nuestros hijos y para nosotros. Además, teníamos que mandar evidencias de que lo resolvieran. Aunque únicamente escogíamos algunas cosas de todo lo que les dejaban de tarea, no queríamos presionar a nuestros niños, pero las maestras nos regañaban”.
Sobre el rezago educativo que afecta a millones de estudiantes del país, como reconoció Leticia Ramírez, la directora de la Escuela Normal de Durango (END), Juana Eugenia Martínez Amaro, durante su comparecencia en la Cámara de Diputado la titular de la SEP, puntualizó que las deficiencias en lectura del 60 por ciento de los alumnos de primaria en la entidad son tan graves que puede pensarse “que no saben leer”.
El problema es de tal magnitud que los estudiantes de la END han incluido la revisión de los programas de educación básica para buscar nuevos contenidos en sus labores de estudio, con los cuales superar el rezago, localizar los municipios más afectados y detectar la ausencia de las herramientas escolares necesarias para su trabajo.
Gracias a esta investigación se pudo determinar que el mayor rezago educativo en Durango radica en las escuelas de la periferia de la capital del estado y en las áreas rurales; ya que durante el confinamiento generado por la pandemia de Covid-19, los alumnos batallaron para conectarse debido a la falta de conectividad y equipos de Internet y en casos extremos a la falta de electricidad.
Los niveles de rezago son diferentes según los grados escolares. Por ejemplo, el 96.5 por ciento de los alumnos de quinto y sexto grado de primaria no saben resolver problemas matemáticos con decimales o fracciones; el 35 por ciento no reconoce las sumas o restas, y el 60 por ciento no sabe leer o lo hace con mucha dificultad; además de que su comprensión resulta mínima, aseguró la directora de la Normal.
Una de las graves consecuencias del confinamiento sanitario en los estudiantes de educación básica consiste en que el 80 por ciento de los alumnos padece diversos niveles de estrés, problema de salud mental que en el futuro puede modificar negativamente el desempeño escolar y profesional de los afectados.
Factores del rezago educativo
En el enorme rezago que hoy afecta al sistema de educación pública en México, no solo concurren limitaciones de operatividad tecnológica o metodología pedagógica, sino también financieras para dotar de mejores salarios a los docentes, capacitarlos y actualizarlos para dar menor mantenimiento a los centros escolares y elaborar planes o modelos de enseñanza modernos.
Entre las causas extraescolares −las que no proceden de las instituciones educativas− se hallan los problemas socioeconómicos, laborales y culturales de los padres de familia, que inevitablemente inciden en el desempeño escolar y la conducta de los estudiantes.
Los factores externos de mayor impacto son la falta de servicios públicos básicos en gran parte de las áreas urbanas periféricas en las metrópolis y las zonas rurales más apartadas de la República y, asimismo, como ocurre en más de la mitad del territorio nacional, el alto número de actos delictivos, cuya incidencia obliga a muchos padres de familia a cambiar de oficio, domicilio o de municipio.
La pandemia de Covid-19 solo agudizó el rezago educativo que se fue gestando varios años atrás. Según el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en 2015, el 33.1 por ciento de los estudiantes de tercer año de primaria tenía rezagos en el aprendizaje de lectura y el 30.3 por ciento en matemáticas; y de los alumnos de sexto de primaria el 9.6 estaba rezagado en lectura y el 23 por ciento en matemáticas.
En una auditoría aplicada a la Estrategia Nacional para el Regreso Seguro a las Escuelas de Educación Pública (ENRSEEP), de la SEP, se descubrió que en los ciclos 2019-2020 y 2020-2021 –precisamente durante la pandemia de Covid-19− los alumnos de educación básica redujeron sus niveles de aprendizaje en las áreas de lectura y matemáticas.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) de la Cámara de Diputados, institución que evaluó la citada estrategia, encontró una reducción de 20.9 puntos porcentuales en el aprendizaje de 848 mil 709 alumnos de escuelas primarias (303 mil 198) y secundarias (545 mil 511); es decir, aprendieron menos que en los ciclos escolares precedentes.
En el ciclo escolar 2021-2022, ya con clases presenciales, otro estudio reveló que los estudiantes de sexto de primaria redujeron en 20.9 puntos su nivel de aprendizaje de lectura, porque pasaron de 70.6 al 49.7 por ciento, y en matemáticas perdieron 16.7 puntos, ya que pasaron del 66.5 al 49.8 por ciento. Estos datos evidencian que la mayor disminución en los aprendizajes se produjo en quinto año de primaria.
La reducción en el aprendizaje de lectura durante la transición de primaria a secundaria fue de 6.7 puntos, pues pasó del 49.7 al 43 por ciento en el número de aciertos, y en matemáticas pasó del 49.8 al 48 por ciento.
De los 223 mil 855 centros educativos habilitados para el ciclo escolar 2020-2021, solo 113 mil 594 regresaron a clases presenciales. Esto se debió a que cuando se resolvió el “regreso seguro a clases”, solo el 50.7 por ciento de las escuelas de 30 entidades disponía de la infraestructura adecuada para recibir a los alumnos. Además, solo 51 mil 19 (44.9 por ciento) cubría las 10 condiciones sanitarias; es decir, las otras 62 mil 575 escuelas (55.1 por ciento) no estaban en condiciones de garantizar la salud de los estudiantes.
La incapacidad del gobierno
“Nosotros hemos sostenido que la educación no es un privilegio, es un derecho del pueblo”, declaró el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al difundir su reforma educativa en 2019. Sin embargo, ese compromiso implícito de privilegiar la educación no se ha visto reflejado en sus políticas públicas relacionadas con el sector, pese a que el rezago educativo es un grave problema nacional.
En la iniciativa de reforma constitucional en materia educativa y en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 (PND), así como en el documento en el que describe la llamada “nueva escuela mexicana”, brilla por su ausencia un plan o una estrategia para abatir el rezago educativo, tanto en el plano operativo como en el pedagógico, pese a que hacen referencia a que solo 70 de cada 100 estudiantes que inician la primaria, posteriormente acceden a la educación media superior.
Juana Eugenia Martínez Amaro, directora de la END, explicó a buzos que, después de dos años y medio de pandemia de Covid-19, las brechas se ampliaron y hoy “tenemos alumnos de segundo y tercer año que durante la pandemia no pudieron lograr el aprendizaje de escritura y lectura. Tenemos alumnos de sexto que no pueden leer con facilidad”.
En las prácticas que los estudiantes de la Normal realizan en las escuelas de la ciudad y la periferia rural se ha detectado este problema; y con base en esos datos, la institución está preparando los contenidos educativos que consideran necesarios para recuperar paulatinamente el rezago que afecta a muchos estudiantes.
Martínez Amaro estima que el tiempo para elaborar el plan, durará poco; pero la recuperación será mucho mayor porque tendrá que aplicarse en todas las escuelas básicas de la entidad, especialmente en la periferia y zonas rurales, donde no hay Internet y los niveles de rezago son superiores.
En estas áreas, insistió, el 96.5 por ciento de los alumnos de primaria de quinto y sexto grado no saben resolver problemas matemáticos con decimales de fracciones; el 35 por ciento de los alumnos no sabe sumar y restar; y el 60 por ciento no sabe leer o lo hacen con dificultad y su comprensión es mínima.
Nota complementaria:
Rubén Darío Castillo, comerciante y padre de un estudiante de preparatoria, padeció gran parte de las circunstancias adversas que enfrentan los padres de familia de estudiantes duranguenses.
Hasta hace poco tiempo tenía un negocio en la Plaza de la Computación local; pero a causa de la inseguridad pública lo abandonó y se dedicó a la compra-venta de material de cómputo, muebles de oficina y automóviles, en este caso, para rehabilitarlos y venderlos.
“Hace un año le dije a mi hijo: no vas a ir a la universidad este año. Él me dijo que sí, que haría lo que yo le dijera. Pero esto es muy difícil. Trato de no darle la sensación a mi hijo de que la situación está complicada, pero es difícil. Nadie ayuda. Desafortunadamente, la situación se está poniendo peor y el futuro de nuestros hijos, de los estudiantes, se ve complicado”.
La directora de la END precisó que, por esta razón, la SEP debe atender con urgencia este problema, el abandono escolar y las afectaciones a la salud socioemocional de los estudiantes, que agravó la pandemia de Covid-19, con base en los diagnósticos que existen en este nivel.
También agregó que las omisiones del Gobierno Federal en la aplicación de los protocolos para prevenir estos impactos han evidenciado que sus consignas de “primero los pobres” son pura demagogia, que se agudizó la pobreza en general y disminuyó el ejercicio real del derecho a la educación.
“No saber leer y escribir o tener inconclusa la educación básica es una condición que reproduce la desigualdad social y coloca en desventaja a las personas que la sufren en demérito de sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales”, y agregó que el gobierno morenista debe dejar de usar a la SEP como “trampolín político” para dedicarse realmente a impulsar la tarea magisterial.
Una generación en riesgo
Gabriel Hernández, maestro de una escuela secundaria ubicada en la periferia de la ciudad de Durango, reveló que, de sus 270 alumnos de primer grado de secundaria, “solo alrededor de 30 por ciento siguió con la programación de enseñanza y acudió a las clases en línea o realizó las actividades que les asigné durante los primeros meses para que se aplicaran las medidas sanitarias aquí en el estado”.
Aseveró, además, que la evaluación ordenada a los maestros no es la adecuada porque “debemos poner calificaciones a pesar de que los alumnos no cuentan con los conocimientos. Este proceso es muy perverso porque sigue avalando un sistema educativo que en nada ayuda al estudiante”.
Estudios realizados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Banco Mundial (BM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) coinciden en que la pandemia provocó un rezago educativo de, en promedio, dos años en América Latina; y que en algunos países éste podría ser de hasta cuatro años.
En este caso podría estar México, debido a que el programa Aprende en Casa, que incluyó el uso de la red Internet para enseñar a distancia, no llegó al 30 por ciento de hogares con niños y adolescentes en edad para estudiar primaria y secundaria.
Además, una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) detectó que 5.2 millones de estudiantes de tres a 29 años no se inscribieron para el ciclo escolar 2020-2021 y que la causa genérica de este problema fue la pobreza adicional propiciada por la pandemia.
En agosto de 2022, más de medio millón de alumnos en Durango regresaron a clases presenciales; pero a la fecha, la SEP local no ha planteado la existencia de un plan para atacar el rezago educativo y los únicos esfuerzos que se hacen al respecto provienen de la END y los docentes.
2.9 millones de personas no se inscribieron por falta de dinero o recursos económicos, según el INEGI.
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Escrito por José Emilio Soto Soto
Colaborador