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Entrevista: El 68, un movimiento contado por una docena de personas: Ángeles Magdaleno 
Ciudad de México.- A 50 años del movimiento estudiantil de 1968 dicho suceso histórico continúa exigiendo nuevos conocimientos e interpretaciones sobre su origen, desarrollo y conclusión trágica con la masacre del 2 de octubre en Plaza de las Tres Cultura
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Ciudad de México.- A 50 años del movimiento estudiantil de 1968 dicho suceso histórico continúa exigiendo nuevos conocimientos e interpretaciones sobre su origen, desarrollo y conclusión trágica con la masacre del 2 de octubre en Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Algunas informaciones relevantes han permanecido ocultas en documentos reunidos en el Archivo General de la Nación (AGN) y otras han estado saliendo poco a poco a la luz pública, mediante el trabajo de investigadores especializados en el manejo de archivos, como es el caso de Ángeles Magdaleno.  

En una entrevista con buzos esta experta, autora de los libros 1968. Los archivos de la violencia, La charola. Una historia de los servicios de inteligencia en México y Los sagrados archivos, asegura que en el AGN pueden encontrarse textos con información que ofrece nuevos ángulos y versiones de los hechos del movimiento estudiantil, pero aclara que en los últimos años únicamente se han conocido las aportaciones de una docena de sus protagonistas, quienes con obediencia a claros intereses políticos “han impuesto la verdad del 68” en recintos académicos y universitarios.     

“Conocemos los hechos contados por una docena de personas que integraron el Consejo General de Huelga, donde había más de 200 miembros. ¿Cuántos se conocen: 10, 12? Puedo decir los nombres; ellos son los que han impuesto la verdad porque son gente con intereses y mentalidades análogas. Se pueden detestar, pero en eso van juntos. Me refiero a Pablo Gómez, Raúl Álvarez Garín, Salvador Martínez della Roca El Pino, etc., ¿cuántos más se conocen? Guevara Niebla, Marcelino Perelló, algunos de ellos, pero todos los demás son totalmente desconocidos. Hay que ver los seis puntos del pliego petitorio: libertad a los presos políticos, derogación de los Artículos 145 y 145 bis, el delito de disolución social, que además ya estaba en estudios su derogación. Artículos que se establecieron en la Segunda Guerra Mundial; eran tiempos de guerra y en 1968 querían poner límite a la maquinaria del Estado”, dice Magdaleno.   

la autora

La investigadora documental ha rescatado del contexto temporal en el que se dio el movimiento estudiantil varios hechos necesarios para su análisis histórico. Uno de ellos fue que sucedió días antes de los Juegos Olímpicos y que hubo presión del Comité Olímpico Internacional (COI), cuyo reglamento establece que aquéllos no pueden celebrarse donde haya disturbios. Este hecho formó parte de la presión.  

Además de este elemento, dijo Magdaleno, el movimiento estudiantil se suscitó en el marco de la sucesión presidencial para el periodo gubernamental 1970-1976. Había varios precandidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y en los documentos  del AGN se evidencia una pugna tremenda por la candidatura entre el regente del entonces Departamento del Distrito Federal (DDF), Alfonso Corona del Rosal, quien era un hombre muy poderoso y quien ordenó disparar a todo lo que se moviera el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, incluido el propio Ejercito, del cual era miembro; el secretario de la Presidencia, Emilio Martínez Manatou; el secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez y el presidente del PRI, Alfonso Martínez Domínguez.   

Magdaleno agrega que Corona del Rosal había estado muy activo en las universidades y en los institutos tecnológicos públicos desde la Federación  Nacional  de Estudiantes Técnicos (FNET), organización que tenía literalmente controlado al Instituto Politécnico Nacional (IPN). Corona del Rosal había sido gobernador en el estado de Hidalgo, ex presidente del PRI y tenía influencia política en otros estados.  

La investigadora rescató en los archivos un lema anticomunista atribuido a José Álvarez Icaza –“¡Cristianismo sí, comunismo no!”– que la gente de Corona del Rosal lanzó equívocamente contra los estudiantes, cuando en realidad los estudiantes no pedían comunismo en su movimiento, ya que pese a que había algunos comunistas entre los organizadores, éstos no plantearon ninguna propuesta de ese tipo en sus marchas y mítines.  

Corona del Rosal, dice Magdaleno, aprovechó un conflicto entre politécnicos y estudiantes de la preparatoria Isaac Ochoterena para mandar a los granaderos a reprimir a los estudiantes. Entraron a las escuelas, golpearon a alumnos y maestros, pero ese primer conflicto fue artificialmente provocado.  ¿Había un  interés?  

Sí, había un interés de por medio: la sucesión presidencial. Ellos sabían que Luis Echeverría Álvarez tenía muchas posibilidades de ser el Presidente y quién articuló todo esto fue gente muy cercana a Corona del Rosal, entre los que figuró Manuel Díaz Escobar Figueroa, apodado el Zorro Plateado. Este y su equipo integraron el grupo de francotiradores que dispararon contra todo lo que se movió el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas. 

El presidente

¿Cómo se financiaba este grupo? Se financiaba desde la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) del PRI, donde prácticamente podían meter todos los que querían, además desde el gobierno del Distrito Federal, del que Corona del Rosal era el regente. Díaz Escobar era la cabeza de la Dirección de Servicios Generales, que en 1968  tenía más de 14 mil trabajadores: los de limpia, locatarios, boxeadores; por eso fue tan difícil rastrearlos.  

Corona del Rosal fue el autor intelectual y Díaz Escobar y sus francotiradores dispararon contra todo lo que se movió en la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968, porque quería armar un tremendo conflicto y decir yo lo arreglo y salgo como el triunfador y muy probablemente candidato del PRI, dice Ángeles Magdaleno.  

La investigadora afirma que la gente de Corona del Rosal tenía indudablemente vínculos con Estados Unidos, en particular Díaz Escobar, quien había estado en la agregaduría militar en Washington, y en su trayectoria y conducta fue avalado por el doctor Ignacio Morones Prieto y también por Porfirio Muñoz Ledo. Los documentos que informan de estos hechos se hallan en el AGN, dice la historiadora y académica. 

Los mismos archivos confirman el vínculo de Estados Unidos con figuras importantes del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. La autora de la tesis Evolución de los servicios confidenciales del México Posrevolucionario. Fuentes para su estudio 1923-1942, añade: “Era un conflicto deliberadamente armado, alimentado. ¿Por qué? Porque Estados Unidos para entonces empieza a ver con preocupación las posturas de Echeverría, los no alineados, sabía muy bien en qué iba, y entonces ve con preocupación esta postura. Ellos querían como candidato a Mario Moya Palencia. ¿De dónde saco esto? Del expediente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que está en el Archivo General de la Nación; desde luego la Dirección Federal de Seguridad (DFS) es una agencia de inteligencia, digamos una agencia hecha a imagen y semejanza de la CIA.  

Y la DFS va documentando la actuación de los agentes estadounidenses en México. En la versión mexicana del movimiento de 1968 van documentando todo; inventan hasta un general y un posible golpe de estado. ¿Por qué? Porque el Secretario de la Defensa, Marcelino García Barragán, era un general viejo de la Revolución, formado en las refriegas armadas y un nacionalista de cabo a rabo, que es leal a la República y al Presidente, tremendamente institucional. Se corren rumores de que un general, un tal Martín del Campo quería dar un golpe de estado. No es cierto: el ejército mexicano para entonces ya era absolutamente institucional, pues habían pasado 50 años de la Revolución.  

En estos hechos, explica la investigadora, puede verse que la Universidad, y en menor grado el Politécnico, por el tamaño de sus matrículas escolares y magisteriales eran importantes espacios públicos para la lucha de los políticos priistas.  

Ya en 1967, el entonces presidente del PRI, Lauro Ortega, según la DFS, varios grupos operando en estas escuelas; Corona del Rosal tenía uno, al mando de Píndaro Urióstegui Miranda, de Guerrero. Quien manejaba los grupos priistas de Ortega era Manuel Bartlett. “Esto nos puede dar una idea de que esa gente siempre ha actuado en la universidad, que es el espacio de las luchas políticas y lo sigue siendo”, dijo Magdaleno.   

Sobre la cantidad de muertos y detenidos el 2 de octubre, la historiadora considera que quienes dicen que fueron cientos no han podido comprobarlo; son ellos los que han “impuesto la verdad para todo”. La cifra más alta que puede probarse es  43 muertos, 39 civiles y cuatro soldados; de los 39 civiles, 12 eran estudiantes, dos menores –uno de nombre  Emilio de León Torres– el resto fueron empleados federales, empleadas domésticas y amas de casa.  

Los detenidos en total fueron mil 356, de los cuales mil 306 fueron liberados luego, dijo la investigadora, quien recordó asimismo que uno de los dirigentes estudiantiles, Pablo Gómez, ha dicho que no hubo francotiradores pese a las evidencias gráficas. 

Ángeles Magdaleno afirma que el régimen era autoritario, así lo evidencia las diversas fotografías del expresidente Díaz Ordaz, y que los estudiantes de educación superior de entonces, influenciados por los cambios que había en el mundo en aquel momento, no iban a aceptar ese autoritarismo porque estaban reclamando un cambio en el país.   

A la pregunta, ¿cuántos dirigentes estudiantiles fueron asesinados?, la respuesta de la especialista fue que ninguno y que años después “todos ocuparon puestos públicos”.  

Ángeles Magdaleno dijo que entre los diversos sectores sociales que participaron en el movimiento estudiantil de 1968 prevalecieron miembros de las clases media ilustrada y grupos de que la UNAM y el IPN, pero que no hubo obreros ni campesino.  

 

1968. El año que transformó al  mundo 

Éste es el título de un nuevo libro de Ángeles Magdaleno, quien además ha sido curadora y autora de diversos artículos en colaboración con Eduardo Limón, periodista especializado en cultura; Alonso Ruvalcaba, escritor y crítico cinematográfico; Arturo Aguilar, periodista y crítico de cine con experiencia en medios impresos; Romina Pons, periodista musical, comunicadora y locutora, y Luis Arturo Salmerón, especialista en investigaciones iconográficas.  

En dicho texto de asevera que 1968 fue un año importante porque se dedicó a los derechos humanos, toda vez que se cumplían 20 años del genocidio de la Segunda Guerra mundial y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el apoyo de las naciones de Occidente, organizó una convención dedicada a esta materia para recomendar a la humanidad entera de que no volvieran a darse los actos de barbarie que se dieron entre 1939 y 1945. También se tomaron acuerdos económicos muy importantes como el Bretton Woods, con los que los países triunfadores, con Estados Unidos e Inglaterra, propusieron la economía de libre mercado, mientras que los países socialistas siguieron su sistema de economía centralizada.  

Algunas paginas del libro

En el libro, publicado por la editorial Planeta, su curadora recuerda que el 68 no se redujo a lo ocurrido al 2 de octubre en Tlatelolco, aunque la matanza fue el suceso más relevante del movimiento estudiantil, entre muchos otros. ¿Qué estaba pasando en el mundo?, eso fue también importante, porque el sujeto de la historia en ese periodo era colectivo y en los jóvenes, especialmente los estudiantes, se percibía que el mundo estaba cambiando, lo mismo en la música (con el rocanrol), el sexo y aun el consumo de drogas, específicamente el de la marihuana, que se ofrecía como un “sinónimo de libertad y rebeldía”. En esos años, asimismo, triunfó la economía de mercado. 

el libro en lista


Escrito por Trinidad González

Reportero. Estudió la maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.


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