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Sería idóneo saber qué esperan los ciudadanos del régimen que los gobiernan, en específico en torno a los servicios y las obras destinadas a mejorar sus condiciones de vida, las cuales, en los últimos 40 años, se han deteriorado, y sobre las que los políticos siempre ofrecen “promesas” que se quedan en el aire. En otros sexenios se proyectaron sistemas de salud que dieran mayor cobertura, y ésta se amplió con mínima calidad a través del Seguro Popular y el Seguro Social; lo mismo ocurrió con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), que en algo modernizó el aparato productivo; la reforma de la ley agraria permitió a los campesinos vender sus tierras; el Procampo significó un alivio para éstos; los cambios en la educación trataron de mejorar la calidad académica. En cuestión de energía, la iniciativa privada evitó el colapso de Petróleos Mexicanos (Pemex), que evidenciaba atraso tecnológico en la refinación del crudo; se intentó, aunque sin mucho éxito, combatir la inseguridad pública y el crimen organizado; se crearon organismos para transparentar el uso de los recursos, pues la corrupción permeaba en todos lados; se instituyeron organismos de derechos humanos y políticos, como el Instituto Nacional Electoral (INE) para ofrecer mayor certeza a las elecciones. Había apoyos, aunque pequeños, para artistas, deportistas, científicos y estudiantes. En fin, instituciones diversas que otorgaron estabilidad al sistema político. Sin embargo, fueron insuficientes para contener la pobreza que aumentó tanto en número como en profundidad. El sistema económico mostraba estancamiento y como todo lo que se estanca, se pudre y supura.
En esa situación estábamos cuando llegó la “Cuarta Transformación (4T), pero después de dos años de esperar el cambio, estamos a la vista de lo que se temía: que sigue más de lo mismo; que el sistema político no tiene ningún respiro; que en lugar de aires nuevos, solamente llegó una nueva plaga; un producto destructivo que nació, creció, se alimentó del mismo sistema; que la nueva versión se muestra como su hijo predilecto y que viene a marcar, no el inicio de su decadencia, sino a intentar su prolongación. Veamos la magnitud de la tragedia:
El crecimiento económico, que se pronosticó en torno al cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), ha descendido más del 10 por ciento. Se fanfarroneó con que iba a acabarse inmediatamente con la violencia y la corrupción; pero hoy, el crimen organizado se mueve a sus anchas en el país y ha establecido un nuevo record con más de 100 muertos diarios, mientras que México ha avanzado dos escalas más entre los países más corruptos. El golpe a los organismos autónomos y a los poderes Legislativo y Judicial, que hoy se mueven al antojo absoluto del Ejecutivo, han vuelto muy endeble nuestra democracia, permitiendo que tal instancia cree leyes y delitos para usarlos contra quienes disienten de sus decisiones. La educación se ha entregado nuevamente a las mafias sindicales y la propia Secretaría de Educación Pública (SEP) improvisa todo un ciclo escolar con base en clases virtuales. La ciencia, la cultura, el deporte y el campo resienten hoy el abandono. La región Sureste está hundida bajo el agua desde hace dos meses y sus millones de habitantes no reciben ninguna ayuda. Los programas asistencialistas del Gobierno Federal no obedecen a reglas de operación, porque su uso real está en la compra de votos y tras la cancelación de la obra de un aeropuerto moderno, se produjeron proyectos dudosos como Santa Lucía, Dos Bocas y el Tren Maya. Y, lo más trágico: se desmanteló al sistema de salud que existía, para que la pandemia del Covid-19 cayera como “anillo al dedo” de la ineptitud. ¿Cómo justificar que las seis mil muertes pronosticadas se hayan convertido en más de 100 mil? ¿Que México tenga la tasa de letalidad del 10 por ciento, la más alta del mundo y una positividad de contagios mayor al 50 por ciento? ¿Que llevemos nueve meses en pandemia y siga en aumento?
El resultado siniestro de estos dos años de gobierno es el dolor de los familiares de esos más de 100 mil muertos y los más de 12 millones de nuevos pobres que la crisis económica derivada del confinamiento sanitario ha provocado. Pero el Presidente se siente feliz, feliz, feliz, de haber salvado de las aguas a su refinería e inundado a los indígenas y campesinos pobres de Tabasco. En dos años no ha habido nada que festejar. Para esta pesadilla, la única salida que se avizora está en las elecciones de 2021; ahí, el pueblo tendrá que expresar su fuerza y dar una lección a sus falsos redentores.
El frente frío número 17, que se extenderá este viernes desde el Golfo de México hasta el sureste del país,
Son cerca de 400 familias procedentes principalmente de los municipios Tecoanapa, Igualapa, Ometepec, Cruz Grande, San Marcos, Copala y Las Vigas.
Damnificados Unidos de la Ciudad de México anunciaron que marcharán a un año del sismo, junto con los padres de los 43 normalista de Ayotzinapa desparecidos en Iguala y con integrantes del Comité 68.
El corte afectará el suministro de 250 litros por segundo de agua a Nezahualcóyotl y Los Reyes La Paz, así como de 550 litros por segundo a Iztapalapa.
A pesar de las mesas de diálogo para atender las diversas organizaciones, aún no hay ningún acuerdos al respecto, ya que los diputados niegan atender las demandas solicitadas, principalmente el incremento de recursos para el campo.
La última vez que CDMX se encontró en color naranja, bajo el semáforo pasado, fue en el mes de mayo.
El el restablecimiento del del suministro eléctrico se encuentra al 40 por ciento: CFE
El huracán "Otis" dejó a su pasó afectaciones importantes en diversas zonas turísticas, e incomunicados a sus pobladores; por tal, organizaciones llamaron a apoyar con insumos a los damnificados.
En algunos casos, como son obras que “no relucen” políticamente, no se destinan recursos.
Los mayores estragos de la pandemia por el Covid-19 se registran en la clase baja, donde este virus letal se combina con enfermedades relacionadas a la pobreza.
“La Fiscalía y su titular han interpretado la autonomía de su institución como una carta abierta para operar sin transparencia, de manera aislada y para darle la espalda a otras instituciones".
En 1997 y 2013, Acapulco sufrió también el impacto de los huracanes Paulina y Manuel, respectivamente.
El paso del huracán en la entidad tiró árboles, postes y hogares que quedaron levemente afectados, durante su trayectoria hacia el Golfo de México.
La catástrofe en Acapulco vista desde los ojos de nuestra colaboradora Yuneri. Una opinión más personal y emotiva mientras narra la devastación y el sufrimiento de las familias que se quedaron sin nada tras el paso del huracán Otis.
Las autoridades de la agencia local advierten que la gente está molesta por la falta de apoyos de los Gobiernos Federal y Estatal.
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Escrito por Capitán Nemo
COLUMNISTA