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El gobierno mexicano y algunos analistas se enfrascaron en una discusión en torno a que si la economía del país se halla en recesión o no. Desde que oficialmente se anunció que el desarrollo nacional había crecido 0.1 por ciento en el segundo trimestre de este año, hubo un desaforado canto de victoria, y el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se apresuró a descalificar a todos los analistas que habían advertido la nueva recesión. La definición de este fenómeno económico es bastante preciso, y se le cualifica cuando en un país se registran dos trimestres consecutivos con tasas de crecimiento negativas. Es decir, que para que una economía califique como recesiva, debe descender durante medio año, manifestarse en franco estancamiento o que haya retroceso en la creación de riqueza. Por tanto, la ausencia de recesión no implica que la economía funcione bien, mucho menos cuando tiene problemas de pobreza, desempleo y subempleo crónicos como es el caso de México.
La amenaza de que los trabajadores y los pobres de México puedan padecer peores condiciones económicas en el futuro próximo aún se cierne con fuerza sobre sus cabezas, sin que se avizore alguna fórmula que la contrarreste. El factor determinante del crecimiento económico es la inversión, sea del sector privado o del sector público (gobierno). Del total de la inversión realizada en 2018, más de 80 por ciento fue privada. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó que la inversión fija bruta hecha en el país hasta mayo pasado había disminuido 2.4 por ciento con respecto al año anterior. En las sociedades donde el capital dispone de libertad absoluta –incluso por encima de cualquiera de las libertades y derechos de otros sectores– la iniciativa privada con mayor riqueza es la que decide cuándo y dónde hay que invertir, cuáles deben ser sus márgenes de ganancia y qué fórmulas de seguridad necesitan sus proyectos de inversión. Actualmente no se barrunta que el sector empresarial varíe la tendencia actual del crecimiento económico, pese a las palabras halagüeñas de algunos de sus representantes, dado el entorno de estancamiento mundial en el consumo y la incertidumbre que genera, principalmente la política comercial de Estados Unidos (EE. UU.)
Ante este panorama, el único mecanismo útil para compensar lo que la inversión privada no hace ni hará, es la inversión pública. Pero ¿qué podemos esperar de ésta cuando se halla en manos del gobierno de AMLO? Nótese que hablamos de inversión, no de gasto en general; es decir, hablamos de incrementar la capacidad productiva del país, ya sea aumentando las unidades productivas o elevando la productividad del trabajo. El programa de austeridad del nuevo gobierno, sumado a su falta de pericia en la gestión de recursos públicos, ha fortalecido la tendencia del mercado hacia la recesión. Hace una semana, la administración federal anunció un plan para inyectar medio billón de pesos a la economía para dinamizarla mediante la construcción de infraestructura, créditos a la inversión y al consumo. Aunque puntual, a pesar de su aplicación tardía y pendiente de eficacia, no podemos dejar de señalar que esos recursos financieros provendrán del Fondo de Estabilización –un stock limitado conformado con los ahorros de los gobiernos pasados– y que ese dinero no podrá ser repuesto en el corto plazo. Este hecho nos coloca de nuevo ante el problema del financiamiento del desarrollo económico de México y frente a la necesidad de una reforma fiscal que brinde al Estado la solvencia económica necesaria para enfrentar este tipo de problemas, pues es obvio que ni la austeridad ni el combate a la corrupción han arrojado los recursos suficientes para financiar la inversión pública que el país requiere.
El desempeño de la 4T en estos casi cinco años ha sido ríspido y polarizante, lo mismo con maestros, estudiantes, médicos, empresarios, periodistas y magistrados, que con instituciones políticas, organismos autónomos y clases medias.
Estados Unidos lleva la voz cantante de la política económica y el imperialismo no tiene patria.
Ante este panorama, avizoró un futuro inmediato negativo donde los problemas de insuficiente crecimiento económico, bajos salarios, desempleo y pobreza generalizada.
El gobernador de Chihuahua dio a conocer que le preocupa que el gobierno de López Obrador este empeñado en seguir “sacando agua de Chihuahua”.
La 4T sigue inyectando dinero a un pozo sin fondo cuando ese recurso bien puede ser utilizado en beneficio de los mexicanos, ahora a los guerrerenses afectados por el huracán, dijo el legislador Julen Rementería.
Los cálculos y las cuentas no le siguen saliendo al señor presidente, pero además no le van a salir porque la misma bolsa de dinero que se tenía en sexenios anteriores es similar a la que se quiere repartir para este nuevo año.
Para reducir el rezago educativo, el CONEVAL recomendó “mejorar la infraestructura educativa"
En México se han reportado 181 mil 279 homicidios dolosos desde diciembre de 2018 al 10 de marzo de 2024, con lo cual el gobierno de AMLO ha rebasado a las administraciones que le antecedieron en materia de inseguridad.
No son pocos los mensajes que se publican a diario sobre personas arrepentidas con su voto, tras los resultados de la administración morenista.
No fue el huracán Otis el causante de la desgracia de Guerrero, sino un conjunto de factores. El principal es el alto número de pobres, que lo ubica entre los estados con mayor pobreza en la República.
Solo hay dos soluciones reales al neoliberalismo: o el Estado se decide a regular el mercado sin sustituirlo; o de plano se rompe con el capitalismo en favor de un socialismo modernizado y corregido.
El INAI anunció que abrirá una investigación de oficio sobre la divulgación de los números telefónicos de las candidatas presidenciales, dado su interés público.
Manipular con mentiras a un pueblo desinformado y poco habituado a la lectura y al estudio es relativamente sencillo, ya que crear conciencia en el pueblo es una tarea titánica y ardua.
El próximo miércoles 19 de mayo los familiares de las víctimas llevarán las firmas recabadas a Palacio Nacional, las cuales exigen justicia para los fallecidos y castigo para los culpables.
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Escrito por Vania Sánchez
Licenciada en Economía por la UNAM, maestra en Economía por El Colegio de México y doctora en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona (España).