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Poesía
Paul Muldoon
Es autor de trece libros de poesía, incluyendo Moy Sand and Gravel (2002), por el cual ganó el Premio Pulitzer 2003.


Nació en el condado de Armagh, Irlanda del Norte, en 1951. Exproductor de radio y televisión para la BBC en Belfast, profesor en la Universidad de Princeton por más de treinta años. Es autor de trece libros de poesía, incluyendo Moy Sand and Gravel (2002), por el cual ganó el Premio Pulitzer 2003. The New York Times Book Review lo describió como “uno de los grandes poetas de los últimos cien años, que puede ser todo en sus poemas, palabra lúdica, lírica, hilarante, melancólica y furiosa. Sólo Yeats antes que él podía escribir con semejante furia medida”.

Se le vincula al postmodernismo literario. Aunque se formó dentro de la tradición lírica irlandesa, desafía las expectativas con poemas que cambian de tono, saltan entre referencias culturales dispares y rompen la linealidad narrativa. Su poesía combina lo erudito con lo cotidiano, recurriendo tanto a la mitología celta como a la cultura pop. También es reconocido por su dominio técnico: emplea formas tradicionales como sonetos y villanelas, intercalando rupturas sintácticas y asociaciones sorprendentes. La rima es una herramienta clave en su obra, al igual que los juegos fonéticos y semánticos; por lo mismo, suspoemas invitan a múltiples interpretaciones. 

traducción: omar pérez, poetry fundation.

 

Ruina

Pudo haber sido un molino,

un granero derruido o una granja

junto a la que pasé en auto hace unos sesenta años

y, con mi pequeño ojo, divisé

a través de un marco los helechos desgreñados

y los pelirrojos matojos

de muchachos de mi edad a quienes mandaron a jugar en la nieve,

sus bolas de nieve

tan específicas en el descampado.

Ahora sin ventanas, sin techo, encajado

bajo la primera colina protectora de una cordillera

que se extendía hasta México

un país hasta el que aún confiábamos en llegar

a toda marcha, al cual aún esperábamos trasladarnos

después del atraco –esta ruina presagia

no sólo las segadoras en cámara lenta

transformando la pradera en supermercado,

sino la suerte que le espera

a los muchos que han sido etiquetados una y otra vez

en esos sesenta años.

El paisaje está tan marcado por el cambio,

el estropeado proceso de paz, los falsos bungalows,

las granjas eólicas arrastrándonos en su paso acelerado,

tan marcado por todas las vueltas

que las cosas dieron

para esos niños a quienes ahora llaman

de regreso de sus juegos

en la nieve, las ortigas casi tan altas

como el muro divisorio,

una ruina parece la única cosa intacta.

Los pasamanos

Nuestras rejas y barandas ornamentales

que fueron fundidas

para hacer cañones de rifles

se han ganado una suerte de póstumo renombre

 

al trazar inequívocamente

una línea en la arena.

Las rejas y barandas adoptan

finalmente una firme posición

y más enfáticamente aún llevan

las cosas a una conclusión.

El orificio de salida de un disparo

es su aproximación a una rosa

o geranio bajo la gasa

en un alfeizar de ventana.

Gangrena. El verde y dorado

del primer narciso plenamente florecido.

 

Igualmente traducido, para que resultara

en traducción aún más elocuente,

fue el plomo arrancado de los desagües y las luminarias.

Pues el plomo se acomoda

a la espina dorsal tal como

se acomodara a los caballetes de nogal.

Lo que una vez fuera parte de

un santuario externo ahora está en lo más hondo.

 

Llevados al hombro como cajas de rifle,

tras apenas tres semanas de ejercicios,

los pasamanos, gradualmente,

van ganando nueva altura.

Mosca

Rodeada como está por las salpicaduras

de sangre y constreñida a una idea

a la cual estuvo unida brevemente,

la mosca se lava las manos simplemente

hasta que el humo se despeje. 

Un obrero del barco petrolero que

por el Mar del Norte va pesadamente

rodeado como está por las salpicaduras

de sangre y chorros de crudo,

recuerda fugazmente las crudezas,

pesadas confituras, vidrios, recuerda una visión oscura.

La mosca se lava las manos simplemente.

 

Ahora una cena en una habitación

de arriba sirve nuevamente

para quebrar sus ilusiones.

Abrumada por un rumor de muertos

y rodeada como está por las salpicaduras

desde los frascos de aceite y de vinagre,

la mosca está tentada a rociar un bálsamo

de rosas sobre lo dicho anteriormente:

“mosca se lava las manos simplemente”,

 

aunque sólo sea porque Internet 

en su cháchara se apura a señalar una ciudad

a punto de rendirse ante las fuerzas

de Ethelred, rodeada como está.

 

Por las salpicaduras de sangre 

los conocerás, como infaliblemente

conocerás a un sátiro por sus orejas y cola de caballo.

A estas alturas la mosca, en vez

de lavarse las manos, simplemente

debería abrazarse a una tierra plena

en desgarraduras (un banquete de astillas

y de harapos rodeada, como está,

por la interplanetaria salpicadura

de la sangre), podría atender al intermitente

golpeteo de moscas nonatas sobre los peldaños.

Pero la mosca se lava sus manos simplemente

aun al contemplar la bandeja adornada

con una cabeza cercenada,

pieza central ahora de la mesa.

Rodeada como está por las salpicaduras de la sangre,

la mosca se lava las manos simplemente.

Alarma

1

El desierto sería un océano si pudiera detener

su juicio acerca de las interminables oleadas de arena

y suspenderse sobre su propio lecho.

 

2

No sólo la muerte es una Gran Niveladora.

 

3

El desierto tiene su propia versión de la espuma,

su propia versión de la salpicadura:

esa racha de granos junto a la cresta de la cabrilla.

 

4

Mi correo electrónico de alguna

                        [manera acabó en tu spam.

Espero que comprendas que era sólo un boceto.

5

Aunque pueda tener doce mil años, la creosota

no es la brea que usara Noé, en el Diluvio

para mantener a flote su tanquero.

 

6

Luego está esa otra planta del desierto

para la cual florecer

es una señal de peligro, enviar una bengala de aviso.

 


Escrito por Redacción


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