Cargando, por favor espere...
Muy pocas veces los protagonistas directos de la historia alcanzan a vislumbrar y a definir el verdadero sentido de los hechos que protagonizan. En la mayoría de los casos sobreestiman la relevancia histórica de dichos acontecimientos: creen –sólo por poner un ejemplo a la orden del día– que encabezan una transformación inédita y radical cuando –en el mejor de los escenarios– toman parte en un cambio epidérmico que no altera (ni podría alterar) las estructuras de la realidad social.
Los poco más de ocho meses de gobierno de la nueva administración federal plantean el problema anterior. En efecto, los primeros actores de la cuarta transformación (4T) –desde el más relevante al menos conspicuo– padecen una notable (y tal vez incorregible) ceguera histórica. Hasta ahora ninguno ha podido captar el verdadero sentido del proceso que dirigen. Ni siquiera el protagonista principal –el propio Presidente de la República– ha sido capaz de aprehender el carácter adecuado del fenómeno histórico en el que él mismo ocupa el rol estelar. Todavía más: él es el más ofuscado de todos.
Este problema plantea algunas preguntas generales. ¿Por qué los actores principales de los distintos dramas históricos se muestran casi siempre incapaces de reconocer el verdadero carácter de los procesos –políticos y sociales o de cualquier especie– en los que juegan un papel de primer orden? Si los mismos personajes participan en la “primera línea de la historia”, ¿por qué la mayor parte de las veces no pueden comprender el alcance real de la obra histórica que los involucra como histriones inmediatos? Por último, ¿por qué generalmente sienten la necesidad imperiosa de magnificar la trascendencia histórica de la obra que interpretan?
No por casualidad El 18 Brumario de Luis Bonaparte –obra clásica de la historiografía política que descubrió la verdadera estatura histórica del “aventurero” que escondía “sus vulgares y repugnantes rasgos bajo la férrea mascarilla de muerte de Napoleón” – ofrece algunas respuestas a las cuestiones planteadas. Carlos Marx explica que en las épocas de crisis revolucionaria los “vivos” resucitan a los muertos “para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representen la nueva escena de la historia universal”. Sin embargo, al mismo tiempo dice que “si examinamos esas conjuraciones de los muertos en la historia universal, observaremos enseguida una diferencia que salta a la vista”: algunas veces dicha resurrección cumple el propósito de “glorificar las nuevas luchas”, “exagerar en la fantasía la misión trazada” y “encontrar de nuevo el espíritu de la revolución”; en una palabra, ayudan a que los protagonistas de la historia “cumplan la misión de su tiempo”. Otras veces –en cambio– la resurrección sirve para “parodiar las antiguas luchas”, retroceder ante el cumplimiento [de la misión trazada] en la realidad” y “hacer vagar otra vez el espectro de la revolución”.
No obstante Marx aclara que en ambos casos tales revoluciones necesitan “remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido”: es decir, se trata de “transformaciones” en las que “la frase desborda al contenido”. A las anteriores opone otra clase de revolución –que él llama “revolución social del siglo XIX” o “revolución proletaria” – que no podría “sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir; una que no podría “comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado”; que debería “dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido”. En suma, una revolución en la que “el contenido desborda la frase”.
Los “gladiadores” de la 4T –actores directos y principales de un drama histórico– impulsan una “transformación” que encaja en el grupo de “revoluciones” que necesitan invocar las tradiciones, ideales e ilusiones de una “época fenecida” con el fin de “ocultarse a sí mismos el contenido burguesamente limitado de sus luchas”. Sin embargo, la resurrección de los espíritus del pasado en la 4T –las constantes referencias a Hidalgo, Juárez y Madero: a los nombres, consignas de guerra, ropaje, etc. de la Independencia, la Reforma y la Revolución maderista– no persigue el objetivo de “mantener la pasión” de sus paladines “a la altura de la gran tragedia histórica”: más bien sirve para “parodiar las antiguas luchas”. En una palabra: la 4T presenta los rasgos más acusados de una comedia histórica.
¿Por qué?
En otro texto Marx escribió que “la historia es concienzuda” y que “pasa por muchas fases antes de enterrar las viejas formas”. En el mismo lugar arguyó que “la última fase de una forma histórico-universal es su comedia”. Los histriones y apologistas inmediatos de la 4T –incapaces de reconocer el verdadero sentido del proceso histórico que estelarizan– creen que protagonizan un momento auroral. Empero el carácter cómico-paródico de los acontecimientos en curso revela que representan una obra de carácter crepuscular (la ceguera los lleva confundir el fin con el comienzo). ¿Por qué los finales revisten un carácter cómico? En el mismo lugar Marx ofrece una respuesta contundente: “para que la humanidad pueda separarse alegremente de su pasado”. “Este alegre destino histórico” –que en 1844 Marx reivindicó para Alemania– es el que hoy se reivindica para las “potencias políticas” de México que preparan una transformación en que “el contenido desborda la frase”… pero en realidad “la frase desborda al contenido”.
En abril de este año, el presidente planteó que el INE desaparezca como parte de la reforma que busca para eliminar los órganos autónomos.
Mientras que López Obrador se reúne con la Iniciativa Privada (IP), al presentarse este lunes 18 de febrero el Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico, y en donde pidió que lo apoyen para crecer el 4 por ciento.
En los primeros nueve días de junio se han registrado un total de 687 homicidios.
La propuesta de AMLO es una maniobra política para el futuro electoral mediato y para desviar la atención de las exigencias y denuncias que los mexicanos ya están haciendo.
El regreso a clases de manera presencial en México es un fracaso evidente de la 4T y del gobierno morenista. Campeche y Nayarit, cancelaron las clases presenciales.
Este miércoles 4 mil estudiantes protestarán en la Cámara de Diputados para denunciar el poco incremento en materia educativa planteado en el PEF 2024.
México está sumergido en una crisis política y económica profunda prácticamente desde que Andrés Manuel López Obrador tomó posesión.
El mandatario apuntó que con el presupuesto de estos órganos se podría evitar que el Gobierno federal cobre más impuestos o aumente su deuda.
Los supuestos "logros” que presume AMLO forman parte de su permanente campaña electoral; al tiempo que oculta sus grandes fracasos, como su lucha fallida contra la corrupción o el incremento de la pobreza, etc.
La madre buscadora de Sonora aseguró que las autoridades se van por el camino fácil de la descalificación
Aunque los resultados siguen siendo favorables a las aspiraciones de López Obrador, su partido quedó lejos del resultado de 2018. Hace tres años tenía una aprobación del 80%, ahora, descendió al 56%.
El INE se ha pronunciado no estar en contra de cambios a las reglas, ni en contra de la austeridad
María Amparo Casar, de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad señaló que con los propios datos oficiales revelan que el programa presenta
En su libro “Intenciones y resultados”, el líder antorchista hace un balance y crítica de las acciones y resultados del gobierno de AMLO.
Si el BOA fue un invento para distraer o como dijo el mandatario, sí es tiempo de definición y así lo deberían analizar todos los que, muy a prisa, han decidido deslindarse del bloque.
Línea B del Metro reanuda servicio tras falla en las vías
Madres mexicanas enfrentan una brecha salarial de 40%
Gran Guerra Patria, la fase más atroz de la lucha de clases bajo el Imperialismo
INE cancelará 17 candidaturas judiciales
Facultades de UAEMex inician paro de labores
Cae estructura metálica en explanada de GAM; hay 7 lesionados
Escrito por Miguel Alejandro Pérez
Maestro en Historia por la UNAM.