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Moscú contraataca (I de II)
El principal y único protagonista del filme son las masas trabajadoras de Rusia, que lograron contener al ejército más poderoso del mundo en esos momentos.
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A los documentales cinematográficos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se les calificó de haber tenido como único fin hacer propaganda a un régimen que en Occidente era acusado de dictatorial e inhumano. Esta crítica, sin embargo, soslayaba un hecho histórico por demás obvio: que, en las distintas sociedades de cualquier época, ninguna expresión científica, filosófica, cultural, artística, deportiva, etc., ha sido ajena a los intereses de las clases sociales en pugna. Sin lugar a dudas, es una gran mentira considerar que el arte, la ciencia o la cultura son “apolíticas” y que son manifestaciones “puras” o “neutrales” de la creatividad humana. Por esta razón, cuando escucho este tipo de críticas, me encojo de hombros, no dejo de pensar que carecen completamente de objetividad y que son hipócritas porque su contenido ideológico tiende a defender de manera sesgada los intereses de las clases dueñas del poder económico y político en el capitalismo.

Pero las viejas cintas de la era soviética tienen una gran belleza, que proviene menos de las acerbas críticas hechas por los trabajadores contra sus enemigos de clase que de los principales componentes estéticos del “realismo socialista”: su narración apegada a la realidad y el reflejo “coral” de las expresiones de sufrimiento y alegría del alma del pueblo trabajador. Moscú contraataca, filme hecho en 1942, es un documental dirigido por los realizadores soviéticos Leonid Varlamov e Ilya Kopalin que narra el primer contraataque que el ejército de la URSS lanzó a finales de 1941, a las afueras de la capital rusa, contra las hordas nazi-fascistas alemanas, el cual resultó exitoso en los primeros meses de 1942.

Desde el comienzo del documental queda perfectamente claro al espectador que su objetivo no es ensalzar a las “grandes personalidades”, a los “grandes genios” y a los hombres de “inteligencia superior” que pueden “cambiar el derrotero de la historia”. Por el contrario, en Moscú contraataca, las muy elocuentes imágenes plásticas muestran a los obreros, campesinos, empleados, mecánicos, profesionistas, etc., que se enlistan en el ejército para marchar al frente de batalla mientras las mujeres –lo mismo adolescentes que maduras– sustituyen a aquéllos en fábricas, talleres, campos y, fundamentalmente, en la producción de armas, proyectiles, carros blindados, cañones, tanques, aviones, uniformes, etcétera.

Es decir, el principal y único protagonista del filme son las masas trabajadoras de Rusia, que lograron contener al ejército más poderoso del mundo en esos momentos, el cual intentaba someter a un pueblo laborioso, pacífico y progresista. Para fortuna del género humano, los trabajadores soviéticos pudieron no solo derrotar a la barbarie alemana sino que además –a diferencia de la batalla de Borodino, en 1812, cuando el ejército ruso contuvo al ejército de la Francia napoleónica– pasar inmediatamente a una implacable contraofensiva que permitió a la URRS reconquistar su territorio. Estas imágenes, por cierto, hacen inevitable una reflexión. En esa época, el pueblo ruso tenía a un enemigo visible; pero hoy en día, los enemigos del pueblo no son tan visibles y es por esta razón que éste sigue sometido a los grandes intereses del imperialismo en muchas partes de la Tierra.

 


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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