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Marwan Makhoul
Poeta palestino nacido en Boquai’a, de la alta Galilea, una aldea que no está reconocida oficialmente.
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Poeta palestino nacido en Boquai’a, de la alta Galilea, una aldea que no está reconocida oficialmente, ya que constituye uno de los pocos enclaves árabes palestinos establecido por la Nakba. Fue muy influido por el espíritu patriótico comunista de su familia y estuvo involucrado en el activismo político donde, junto a su padre, trabajó a la edad de siete años como distribuidor del periódico del partido Al-Ittihad. Entre su labor en la construcción y su dedicación a la literatura, se fueron aclarando los rasgos específicos de su personalidad, reflejando tanto la experiencia vivida como el espíritu social de la calle.

Tiene varias obras publicadas en poesía, prosa y drama; en la primera ha publicado: ¿Dónde está mi madre? (2019); Versos que los poemas se olvidaron conmigo (2013); Tierra de la triste pasiflora (2011-2012) y Cazador de narcisos (obra inédita). Ha sido miembro del Comité Supremo para la Canasta Cultural, organismo responsable de nombrar a profesores no académicos para enseñar Literatura en el Mundo Árabe. Actualmente se desempeña como profesor de literatura en escuelas árabes para unir a los palestinos y preservar su cultura.

Su obra poética Cazador de narcisos recibió una recomendación para la publicación, destacando su notable creatividad. Por otro lado, el documental La novia de Galilea, producido en 2006, está basado en el poema que lleva el mismo título, obtuvo el segundo premio en el Festival Internacional de Cine Documental de Haifa. Sus poemas han sido traducidos al italiano, inglés, turco, francés, hebreo, irlandés, hindi, serbio y polaco; y sobre su recorrido poético, se han publicado numerosos ensayos y estudios críticos. Algunos de sus poemas se han convertido en canciones y documentales distintivos, entre ellos el poema Dios de la revolución, convertido en una obra ejemplar de arte modernista que combinaba música, rap, poesía y teatro. 

 

Un Árabe en el aeropuerto de Ben Gurión

¡Soy árabe!

A gritos reclamé quién era en la puerta del aeropuerto

y así ahorré tiempo para acercarme

a la mujer vigilante de seguridad,

le dije: interrógueme, pero rápido, por favor,

porque no quiero llegar tarde a mi vuelo.

 

Dijo: ¿de dónde es?

Dije: soy de Ghassan, en el Golán, caballero de abolengo

vecino de una prostituta de Jericó;

la que traicionó a Josué en camino hacia Cisjordania

el día que la ocupó y volvió más tarde a ocuparla la historia

en la primera página.

De sólida piedra de Hebrón, mi contestar,

nací en la era de los moabitas,

descendientes anteriores a ustedes,

tierra mansa del tiempo

de Canaán, mi padre,

y del sur del antiguo Líbano fenicio, mi madre,

su madre, mi madre, falleció hace dos meses

y no pudo despedirse del cuerpo de su madre,

mi madre, hace dos meses,

lloré en su regazo para acompañarla

en su íntimo espíritu en Al-Buqei’a

al pie de la desgracia y la gracia,

del Líbano, ¡oh, hermana imposible, y yo

madre única de mi madre

en el norte!

 

***

Me preguntó: ¿quién le hizo la maleta?

Dije: ¡Osama Bin Laden, pero

tranquila, ésta es una broma de una herida de sobra,

una broma para realistas como yo, aquí

en la lucha,

llevo sesenta años luchando y hablando de paz,

no entro a robar a los asentamientos,

tampoco dispongo, como ustedes, de ningún tanque

dirigido por un soldado para divertirse en Gaza,

no he tirado ninguna granada Apache

según mis antecedentes personales,

no porque no sea capaz de hacerlo,

sino porque a lo ancho del horizonte

advierto el alcance del hastío

de una revolución pacífica en extravío y

porque tengo buenos modales.

 

***

¿Alguien le dio algo en camino hacia aquí? –preguntó.

Dije: Aquel exiliado en Nayrab

me dio recuerdos

y la llave de una casa de relatos,

el óxido de hierro de la llave

ha colmado mi paciencia, mas

como el metal original

vuelvo a mí mismo, cuando anhelo

el lamento de los refugiados,

el deseo extiende sus ávidas alas a través de las fronteras

sin guardia, ni uno ni mil, para impedirlo,

por cierto, Ud. tampoco.

 

***

Dijo: ¿Ud. lleva algún objeto afilado?

Dije: mi pasión,

mi piel … y mis atributos trigueños,

aquí nací sin más culpa que la suerte,

era pesimista en los setenta

optimista me siento ahora

con dos canciones de protesta,

para Ud. en la penitenciaria de Gilboa.

Mi ascendencia y mi elocuencia residen

en los relatos de una era despiadada,

entierro del pasado y casamiento

en el salón más cercano de la esperanza,

dátiles del valle me han criado y explicado las palabras.

Tengo un bebé cuyo nacimiento he postergado

a una mañana no tan frágil como ésta.

¡Oh, moza de Ucrania!

Me permito el canto de la llamada del almuecín

que me encanta, a pesar de ser ateo

grito para que se estremezcan

los lamentos de las flautas

y que en el arma siga resonando

para siempre la melodía del violín.

 

***

La mujer vigilante de seguridad me acompaña

para inspeccionar mi equipaje.

me manda a abrir la maleta,

¡Quedo a sus órdenes!

Del corazón de la maleta, mi corazón

y mi canción se ponen a dar saltos

y el sentido del sentido va ganando elocuencia

y dureza, de ella y de todo sobre mí.

 

***

Me pregunta: ¿qué es esto?

Digo: ¡Surat Al-Isra de la Ascensión de mis venas

y la Exégesis del Corán de los Al-Jilalayn,

la obra poética de Abi al-Tayyib al-Mutanabbi

y mi hermana Maram, en retrato y en realidad,

el chal de seda para abrigarme y cuidarme del frío

que me aleja de mis familiares lejanos,

el tabaco de ‘Arrabat Al-Battuf, que me dejó mareado

a tal grado de hallarme ajeno a mí

y leal, leal, leal… tomillo de mi tierra,

la granada en flor luminosa y hermosa de Galilea,

mi ágata, mi alcanfor, mi incienso y mi vida.

El coral radiante de Haifa permanente y deslumbrante,

el bolsillo en el que nuestro retorno lento e imposible

aún aguanta injustamente

porque honramos nuestra buena fe y embargamos

el estrago de la Nakba al pasado y a mí!

 

***

La mujer vigilante de seguridad me entrega al policía

quien, a tientas, me inspecciona

y de repente pega un grito:

¿Qué es esto?

Mi órgano nacional –le digo

mi linaje… la pasión de mis padres

                        [y dos huevos de paloma

para gestar hombres y mujeres, de mí y para mí,

en busca de mí,

de todo lo posible y peligroso,

mas resulta ciego este forastero que ignora

mis bombas más devastadoras y trascendentales:

mi vigor, mi ferocidad, el chillido irascible

de las águilas en mi aliento y mi cuerpo

mi lunar y mi nobleza, ése soy yo

entero integral, no hallará en mí lo que ve

este idiota.

 

***

Ahora, después de dos horas de batalla moral

me pongo a lamer lo suficiente mi herida

                                    [por cinco minutos

luego me subo al avión que ya despegó.

No para ir y tampoco para volver,

sino para ver a la mujer vigilante de seguridad,

                                                [debajo de mí,

el policía en el himno de mis zapatos patrióticos,

                                                [debajo de mí

y debajo de mí, la calumnia de la historia envasada

de Ben Gurión, que se quedó tal como estaba,

tal como estaba, tal como estaba,

debajo de mí.


Escrito por Redacción


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