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La tragedia del pasado lunes tres de mayo abulta la lista de catástrofes del gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T). Se trata del tercer accidente que ocurre en el marco del gobierno de la morenista Claudia Sheimbaum y sucedió, además, bajo la política de austeridad republicana del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), entre cuyos efectos se encuentra el recorte de dineros para mantener el Metro de la Ciudad de México (CDMX). El primer percance ocurrió el 10 de marzo de 2020 cuando, por un choque de trenes en Tacubaya, hubo un fallecido y 41 heridos. Menos de un año después, el pasado nueve de enero, el incendio del Puesto Central de Control I del mismo sistema de transporte arrojó el saldo de un muerto y 31 heridos. Ahora se desplomó un tren de la Línea 12 en la estación Olivos en el que murieron 26 personas entre niños, adultos jóvenes y mayores, y más de 70 víctimas quedaron en manos del personal médico.
En su mañanera, el Presidente prometió informar adecuadamente sobre el accidente y respaldar la decisión del gobierno de la CDMX para efectuar una “investigación profunda” cuyos dictámenes permitan fincar responsabilidades. Hasta aquí todo parece correcto. Cabe decir que la Línea 12 fue obra del gobierno de Marcelo Ebrard, quien la inauguró. Durante el periodo de su sucesor, Miguel Ángel Mancera, se descubrieron irregularidades que habrían sido “corregidas” y en lo que va de la administración de Sheinbaum esas “correcciones” permanecieron incuestionadas, por lo menos hasta el día de la tragedia.
Esta jefa de gobierno y Ebrard son protagonistas recurrentes en las mañaneras del gobierno la 4T, lo que hace sospechar que, una vez más, la justicia se quitará las vendas que la ciegan para asegurar la vida política de estos “delfines” de Morena. Concédase, empero, el beneficio de la duda a la justicia lopezobradorista y presúmase que, acaso bajo este gobierno del capricho dictado desde el antiguo palacio de los virreyes, se hará justicia. Aunque un ensayo de respuesta, a quienes dudan de la 4T, puede surgir del recuento de cómo este gobierno procede en circunstancias de catástrofe.
A finales de 2018, el Ejecutivo suspendió el abasto nacional de gasolina para combatir al “huachicol”. A causa de esta decisión se cerraron las válvulas de varios oleoductos y el suministro de combustibles se realizó con pipas que se pusieron en manos del Ejército. En el año nuevo (2019) se agravó el desabasto en varias entidades, hubo pérdidas millonarias para la inversión privada y para la población en general, que quedó sin medios de transporte. Con ello, tácitamente, se invitó a la gente a hacerse de combustible por los medios a su alcance; éstos son los antecedentes de la tragedia de Tlahuelilpan, acaecida el 18 de enero de 2019, como resultado de la impactante explosión en una toma clandestina sobre el ducto Tuxpan-Tula de Pemex en ese municipio, evento en el que murieron calcinadas 137 personas. Hubo respuesta pronta de los bomberos municipales y paulatinamente llegó más personal competente. En la madrugada del 19 de enero, AMLO llegó al lugar de los hechos para “supervisar las acciones de respuesta y ordenó la atención de todos los heridos”. También se entregó alguna pobre indemnización a los agraviados. Finalmente, se restauró el curso normal de los combustibles sin que el huachicoleo haya parado hasta el mes de mayo de 2021 (cfr. Infobae 18-01-2021).
La pésima planificación del gobierno morenista es responsable de esos difuntos; las indemnizaciones no han recuperado las pérdidas humanas; el tráfico de combustible no ha terminado y no hay culpables identificados. El accidente de la Línea 12 se debe a la inepta administración de funcionarios del mismo gobierno. Así, frente al espejo de 2019, se antoja preguntar: ¿procederá AMLO contra miembros de su séquito; hará justicia y mejorará el infame servicio del Metro o solo dará indemnizaciones paupérrimas, como en Tlahuelilpan?
De acuerdo al reporte de la Secretaría de Salud, hasta este miércoles, sumaron 48 mil 627 nuevos contagios y 532 defunciones.
Para enfrentar los problemas que aquejan a la mayoría de los mexicanos, en particular la pobreza, se necesita incrementar los ingresos del gobierno; pero éstos no pueden provenir de la misma población pobre o clase media, sino de los ricos.
No se avizora solución a la desproporción entre la recaudación federal y los estados y municipios, con la 4T. López Obrador se niega en redondo a modificar el régimen fiscal, protegiendo así a las grandes fortunas y dañando a los pobres.
El pueblo de México necesita una vacuna de conciencia para distinguir la nueva forma que este gobierno tiene para manipularlo.
“Ya no hay masacres”, ha insistido una y otra vez el presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, la realidad es otra. Tan solo en 2021 se contabilizaron 5 mil 333 atrocidades.
A un año de haber implementado el programa “Gas bienestar”, el precio del Gas LP no ha disminuido y, al contrario, cuesta más; al mismo tiempo, la extracción de huachicol es cada vez mayor, de acuerdo con organismos federales.
El compromiso de la 4T de erradicar la pobreza contrasta con la desatención al campesinado mexicano y su olvido de los más pobres que, ante la imposibilidad de subsistir cultivando su parcela, no tienen más alternativa que abandonarla y emigrar.
El presidente del PRD asegura que no ha habido ningún logro, sumando que este 3er informe fue “un discurso de un México inexistente".
Estamos a 500 años de la caída de Tenochtitlan y a 200 de la proclamación de la independencia, sin embargo, la 4T afirma que México se fundó en 1321, lo cual es falso y evidencia el uso político que este gobierno hace de la historia.
Los resultados de las encuestas para definir a las coordinaciones de defensa de la 4T en nueve entidades del país se darán a conocer el próximo viernes 10 de noviembre.
Al número anterior de buzos, hay que añadir lo que contiene nuestro Reporte Especial, con la reseña del caso; sus antecedentes, desde el origen del FCCyT hasta el desacato de la titular del Conacyt a la orden de un juez de entregar los fondos retenidos.
A pesar de que el INE justificó sus gastos por 26 mmdp, Morena le recortó más de cuatro mmdp, la mayor reducción aplicada a las instituciones autónomas. En contraste, le asignó 142 mmdp al Tren Maya, es decir, casi 7 veces más que al INE.
Por tercera vez seguida, Morena reventó la sesión de este jueves pese al alto rezago de iniciativas. Desde el año anterior siguen sin concluirse los trabajos por falta de quórum.
La Alianza “Va por México”, presentaron un presupuesto alternativo, donde plantean la reasignación de 2.6 por ciento del gasto.
Todo indica que la política fiscal de AMLO será la misma: enfocada a comprar conciencias y votos para que Morena gane las elecciones en 2024; y, como los gobiernos anteriores, ignore los problemas del país.
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Escrito por Anaximandro Pérez
Doctor en Historia y Civilizaciones por la École de Hautes Étus en Sciences Sociales (EHESS) de París, Francia.