Fue poeta, narrador, periodista y crítico literario americano, nació en Boston, Estados Unidos (EE. UU.), el 19 de enero de 1809.
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Ocurre una paradoja en la vida pública de la sociedad moderna capitalista: las personas se tornan cada vez más individualistas, su cosmovisión parte de la idea de que lo valioso es el éxito personal, mezquino, a costa incluso del interés colectivo (incluido el familiar), hombres-islas que envidian y se hermetizan en sus metas y repelen identificarse con el interés social, colectivo, no sólo el de otros, sino el de su propia comunidad, país; no obstante, su vida personal no debe mantenerse aislada, sus relaciones con el colectivo consisten en hacer público lo que antes era privado: reuniones, compañía, relaciones, amistades, sentimientos, confesiones, aversiones, opiniones, oraciones, etcétera, ésa es la razón de ser de las redes sociales; pero no se reduce a la mera declaración escrita, sino a lo más importante: publicar la imagen y el video, dejar la evidencia gráfica. Y aquí viene lo propiamente característico de nuestra época: la apariencia; es decir, aparentar es evadir lo auténtico, jugar con la verdad, ya sea “filtrando” o embelleciendo la realidad, o bien, obstinándose a ultranza en lo superficial. Entonces, estamos ante un ser humano aislado pero que implora la atención colectiva y pretende afanosamente la aprobación de los otros para destacarse del resto.
Este modo de ver la vida es, desde luego, herencia educativa de las convicciones burguesas: consumir obsesivamente. “Compro y presumo, consumo y lo ostento”; ¿para qué? para que los demás vean mi supuesta superioridad; esa envidia es benéfica para el que vende, para las empresas que producen aquellas mercancías; la presunción entre los individuos es una política de mercadeo efectiva: “si aquél lo tiene, yo también lo necesito y será mejor”. Somos promotores inconscientes de los intereses de los dueños del mercado, al promocionar sus mercancías. Y así, sin darnos cuenta, idolatramos al que posee, al que consume con despilfarro lo caro y lo engañosamente escaso, aunque, a veces, no sean más que caricaturas del verdadero burgués, del dueño de grandes consorcios y monopolios que desean imitar.
Para eso sirve una celebridad. Ídolo, le llaman, porque es motivo de admiración, no sólo por su “talento”, sino por su estilo de vida (consumo). Cuando enclaustran a estas marionetas afamadas en una casa atiborrada de cámaras para simular que tenemos acceso a su comportamiento privado, los actores son conscientes del show: no hay naturalidad posible. La dinámica: se relacionan, hacen equipos, “amigos”, pero el premio es para uno solo. Entonces, hacen un ensayo de lo que es la vida social en el capitalismo: sus relaciones falsas de amistad y su trabajo en equipo son cálculos de su fin económico; buscan congraciarse y cautivar tramposamente al público que los vota, usan a los otros competidores y usan al público que los aclama; porque la ganancia lo es todo, todo se supedita a él, hasta los lloriqueos “espontáneos”. Las marcas patrocinan porque saben que la gente imita hábitos de consumo, pero no sabemos si realmente los consumen. La apariencia no exige autenticidad. Son personajes vacíos, huecos, sin contenido, la superficialidad no les exige nada más que lo que se muestra en lo inmediato. Por eso cuando conversan reproducen los prejuicios, ideas, concepciones que les imbuyó el sistema capitalista: machistas, racistas, egoístas, homofóbicas, pretenciosas, etc. Esto ya lo sabemos de sobra, así siempre ha sido en lo que concierne al contenido del entretenimiento de masas.
Nota bene: los consumidores no pueden ser culpables en una primera instancia, es una condición determinante por omnipresente. De ahí que nadie pueda sorprenderse por el incremento estrepitoso de audiencia para estos contenidos; pues, los poseedores de la alta cultura, por su posición económica o por sus condiciones educativas, nunca se han propuesto en serio, generar colectivamente alternativas culturales para elevar desinteresadamente o enriquecer las apreciaciones culturales de la masa, ya sea facilitando su talento al servicio de los ignaros o instruyéndolos.
Tarea difícil indudablemente, porque el competidor es monstruosamente corporativo y tiene el respaldo de los aparatos ideológicos del Estado, incluso el conducido por el reformismo tibio del obradorato, para el caso de México. Debemos aceptar que los cambios sustanciales en los gustos culturales de las masas suceden cuando el Estado garantiza una calidad educativa verdaderamente masiva, ésa es la base que sostiene todo. Y para que un Estado tenga esa verdadera convicción de educar para liberar, no con cambios burdamente superficiales, sino con una inversión cuantiosa y efectiva, debe ser gobernado por la clase de los trabajadores, pero estructurada, orientada y coordinada políticamente. Sin esto, las pantallas seguirán reproduciendo superficialidades, devorando impunemente inteligencias en el terrible juego de la feria de las vanidades.
Fue poeta, narrador, periodista y crítico literario americano, nació en Boston, Estados Unidos (EE. UU.), el 19 de enero de 1809.
Este 25 de octubre, más de mil 500 participantes en todo el país pondrán en voz alta la riqueza de la poesía mexicana.
El título de este libro hace alusión a las siete hijas que el doctor Francisco Sámano y Margarita Serrato procrearon, junto con ocho varones, en las primeras dos décadas del Siglo XX.
El 29 de junio de 2020, a los 89 años, fallecía en su patria, a la que había vuelto en 2014 de un prolongado exilio, el poeta chileno Efraín Barquero.
Entre sus influencias se cuentan figuras como Emerson, Thoreau, Pound y William Carlos Williams, así como los poetas del grupo Black Mountain.
En el discurso oficial se habla constantemente de cambio, de ruptura con el pasado, de un nuevo horizonte para la cultura en México.
Nació en el Condado de Down, Irlanda del Norte, en 1965; es una de las poetisas más reconocidas de su generación.
Las actividades deportivas estimulan, fortalecen y corrigen los tejidos óseo y muscular; ayudan a evitar el sobrepeso y la obesidad.
La poesía es una forma de resistencia contra la narrativa de la historia occidental que pretende eliminar a un pueblo entero.
La cultura es un arma para concientizar al pueblo: Aquiles Córdova Morán.
La cantata Santa María de Iquique (1969) no se limita a la simple enumeración de los hechos, es un llamado a las generaciones venideras a no olvidar esta injusticia.
Su poesía, desde sus comienzos, estuvo anclada en los contextos físicos y rurales de su infancia.
El Gobierno de México ha menospreciado la cultura; muestra de ello son los constantes recortes presupuestales aplicados desde años anteriores y que se acentuarán en 2026.
El 21 de diciembre de 1907, en la escuela Santa María de Iquique, tuvo lugar una masacre contra los obreros del salitre, concentrados ahí en espera de diálogo con los representantes patronales y del gobierno.
Su obra está vinculada a la década de 1930.
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Escrito por Marco Aquiáhuatl
Licenciado en Historia por la Universidad de Tlaxcala y Licenciado en Filosofía y Letras por la UNAM.