Cargando, por favor espere...

Mosaico cultural
La apreciación artística como actividad intelectual
Contrario al discurso de que la actividad artística la realiza un puñado de gente despreocupada, excéntrica, etc., está muy romantizada; por el contrario, requiere un esfuerzo intelectual considerable, además de una tenaz disciplina de trabajo.


Una conocida frase de Picasso, multicitada en las redes sociales, sentencia que “la pintura no se hace para decorar apartamentos”. La aparente sencillez de este planteamiento encierra un postulado estético –incluso gnoseológico– bastante más complejo. En un primer nivel semántico, Picasso protesta contra la banalización de la apreciación artística y, por tanto, contra la banalización de la actividad de la creación.

Pero éste es casi un lugar común. La protesta de las y los artistas contra la reducción de su trabajo al papel de decoración y entretenimiento fácil es bastante más antigua. La repulsión es casi instintiva: la actividad artística ha sido romantizada en el discurso corriente como la tarea de un puñado de gente despreocupada, excéntrica, desaliñada y sufriente, cuyos únicos recursos son el talento y la inspiración; pero se trata, en los hechos, de una actividad altamente especializada desde el punto de vista estrictamente técnico, que requiere un esfuerzo intelectual considerable, además de una tenaz disciplina de trabajo. Es así, al menos, en la inmensa mayoría de los casos.

Pero la dimensión que subyace al citado planteamiento es más compleja: puesto que la pieza artística es resultado de un trabajo altamente intelectual, que es el trabajo de un experto o experta que combina una serie de elementos y técnicas aprendidos durante años, pero que recogen además siglos de desarrollo técnico en la historia del arte, la apreciación debe ser también una actividad altamente intelectual.

En escritos anteriores he procurado exponer, siempre brevemente, la tesis de que existen dos formas de acercarse a una obra de arte. La primera, que he propuesto llamar contemplación, se caracteriza por ser un acercamiento espontáneo, desinformado, cuya experiencia sensorial se construye principalmente sobre un instinto pasivo de la conciencia; del acercamiento contemplativo se desprenden sentencias como “me gusta” o “no me gusta”, “está bonito” o “está feo”, “me da miedo” o “es un absurdo”, y sólo en casos muy excepcionales puede conducir a la experiencia estética.

El segundo tipo de acercamiento es la apreciación. La apreciación artística es, en sus características, el polo contrario de la contemplación. Se trata de un acercamiento en el que el sujeto reflexiona, conoce a un cierto nivel los elementos técnicos de lo que aprecia, sabe algo sobre el contexto histórico, y convierte la experiencia sensorial en un canal para el esfuerzo intelectual activo que discierne, categoriza, abstrae y critica. Prácticamente cualquier valoración que sea producto de esta apreciación artística es digna de tomarse en serio, o al menos de ser discutida. Y sólo este tipo de apreciación permite la plena experiencia estética y sus beneficios: la crítica, la sensibilización y la transformación del medio social.

Visto así, cualquiera puede contemplar una obra de arte; verdaderamente cualquiera, incluyendo un bebé de dos semanas y acaso incluso el sistema nervioso de los animales. La apreciación, en cambio, es una habilidad que se construye y se entrena; es una actividad intelectual que requiere también esfuerzo, disciplina y trabajo.

No me parece descabellado hacer notar la analogía con la célebre Tesis 11 de Marx. Desde siempre, el arte ha interpretado al mundo, sin que los artistas se hayan ocupado demasiado con el problema de en qué forma concreta el arte transforma al mundo.


Escrito por Aquiles Lázaro

Licenciado en Composición Musical por la UNAM. Estudiante de la maestría en composición musical en la Universidad de Música de Viena, Australia.


Notas relacionadas

De inmediato inició la agrupación Voz en punto, que presentó una serie de canciones de diferentes estados de nuestra variada cultura mexicana y algunas canciones temáticas en homenaje a Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri.

En un momento histórico determinado, la ideología dominante es la ideología de la clase dominante.

Más allá de esta polémica coyuntural, lo que interesa aquí no es dirimir la veracidad de esas estadísticas, sino poner el dedo en la llaga.

Según el Dr. Scott Bonn, profesor de Sociología y Criminología, a los seres humanos nos gusta saber de asesinatos y criminales con la misma fascinación que nos detenemos a ver un accidente automovilístico en la carretera, incapaces de apartar la mirada.

Hasta la fecha, la Unión se ha configurado como una asociación de integración exitosa, con desarrollados mecanismos institucionales de gobernanza.

León Tolstói escribió La guerra y la paz entre 1863 y 1869. En ella destacó los efectos nocivos de la beligerancia en una sociedad con relativa calma.

El último movimiento estudiantil que representó un hito histórico para el país fue sin duda el de 1968.

No es lo mismo hablar de “marxismo occidental” que de marxismo en Occidente.

La competitividad industrial y comercial chinas iniciaron su espiral ascendente el 18 de diciembre de 1978, cuando fue emprendida con la famosa Reforma y Apertura impulsada por Deng Xiaoping.

La hegemonía que Estados Unidos (EE. UU.) tuvo en Occidente a partir de la Segunda Guerra Mundial se volvió universal luego de la disolución de la URSS; este dominio se está resquebrajando como consecuencia del desarrollo de China.

Los acontecimientos recientes han confirmado el declive del dólar como moneda de reserva y comercio global, fenómeno también conocido como «desdolarización».

En la historia de las dominaciones humanas siempre se ha buscado un opio para adormecer las conciencias y desactivar la potencia transformadora de los pueblos.

“¡Mexicanos al grito de guerra!, el acero aprestad y el bridón”, así inicia nuestro Himno Nacional, llamándonos a defender a la patria enérgicamente, empuñar la espada y sostener con gallardía las bridas del caballo para lanzarnos a la brega.

Por estos días vemos en el sur de nuestro continente un caso que nítidamente refleja esa actitud de redoblada agresividad.

Inicialmente debemos señalar que resulta preocupante la sostenibilidad de las finanzas, porque la recaudación en México es baja, igual que el aumento en diversos gastos; además, se invierte poco en educación, salud e infraestructura.