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Del cinco al 13 de abril, el Movimiento Antorchista Nacional (MAN) efectuará su vigésimoprimera Espartaqueada Cultural en la cuna de nuestra organización: Tecomatlán, Puebla. Esta población se vestirá de gala para recibir a miles de jóvenes, niños y adultos antorchistas que disfrutarán los escenarios y las habilidades artísticas de sus compañeros. Un joven que recientemente se comprometió con la lucha revolucionaria, pero en su condición de artista, afirmó que cuando baila, desarrolla una sensibilidad que desconocía en él; sin embargo, quería transmitirla a los espectadores. Éste es una consecuencia directa de la Espartaqueada: la generación de un cambio en la manera de sentir, expresar, actuar y pensar en quienes bailan, cantan, declaman, danzan y pronuncian discursos. En la Espartaqueada Cultural participan grupos artísticos de todo el país, que con mucha anticipación realizan considerables esfuerzos por prepararse y competir para obtener un lugar destacado en una liza esencialmente fraternal.
En la Espartaqueda Cultural de este año se competirá en las siguientes disciplinas:
Música, las modalidades de solista, dueto, coro y rondalla.
Oratoria.
Declamación de poemas en las modalidades: individual y coral.
Bailes regionales.
Danza folklórica mexicana.
Propuestas escénicas de folklor internacional.
Las competencias serán protagonizadas por actores de distintas edades o categorías:
Infantil A: de kínder a tercero de primaria u ocho años.
Infantil B: de cuarto a sexto de primaria; de nueve a 12 años.
Juvenil A: Alumnos de secundaria; de 13 a 15 años.
Juvenil B: De preparatoria o de 16 a 19 años.
Libre estudiantil: de 20 años en adelante. En esta categoría se incluirá a los maestros, con excepción de la oratoria.
Libre campesino, obrero y popular: únicamente colonos, obreros y campesinos mayores de 40 años.
Semiprofesional: los grupos estatales de baile popular y danza clásica.
La Espartaqueada es el evento cultural, no organizado por el gobierno, más importante de México. Sus artistas no buscan premios pecuniarios; y los que otorga, son medallas de reconocimiento individual o grupal. El dinero no es el atractivo, sino el orgullo de alcanzar un alto nivel de competencia y mostrarlo en todos los festivales culturales del antorchismo en el país.
Les platico mi experiencia propia. No es la primera vez que lo hago; pero fue gracias a una Espartaqueada cultural que me convencí y comprometí con la lucha revolucionaria de por vida. En 1990 me invitaron a participar en la Espartaqueada Cultural a Tecomatlán, Puebla. Salimos de la Universidad Autónoma Chapingo a temprana hora, fuimos a la terminal Tapo y ahí tomamos el Sur que va a Tlapa, Guerrero y que pasa por Tecomatlán. Cargaba mi guitarra y algo de incertidumbre, pero tenía mucho entusiasmo por participar. Al llegar a Tecomatlán ya de noche, a diferencia de los pueblos anteriores que habíamos pasado, funcionaban todas las lámparas de alumbrado público, que eran de vapor de sodio porque aún no existía la tecnología LED (con diodos emisores de luz). Roberto Hernández Navarrete me acompañó en la travesía y me llevó al auditorio Clara Córdova Morán, donde ya se contaba con una tarima como escenario, pero no tenía butacas, sino una rampa de cemento sobre la que se colocaban sillas insuficientes para todos los asistentes y algunos tenían que sentarse en el suelo. Así iniciaron las Espartaqueadas Culturales. La inauguración se produjo a las 19:00 horas. Me tocó ver al recién nacido Ballet Nacional del Movimiento Antorchista interpretar sones de Jalisco. Había visto bailar al Ballet de la Universidad de Guadalajara; pero la impresión que me causó ver al Ballet antorchista fue enorme y comprendí que estaba ante algo distinto y nuevo.
Después habló el ingeniero Aquiles Córdova Morán, en cuyo mensaje denunció al imperialismo estadounidense y los efectos negativos de sus políticas en México y otros países del mundo. Abordó también el problema de la concentración de la riqueza en el país y sobre la necesidad de que el pueblo se organice y luche para una distribución más justa de la riqueza nacional. Sus palabras, sensatas, sinceras, claras y llenas de contenido científico me convencieron y contribuyeron a decidirme para luchar por el bien del pueblo humilde.
El concurso inició alrededor de las 21:30; y a la una de la mañana del día siguiente fue mi turno de participar. Recuerdo que lo hice con la canción Hoy me he dado cuenta, que compuse para los campesinos humildes de Puebla, de la región de San Felipe Toctla, que habíamos visitado en nuestro primer viaje de estudios a Chapingo, y cuya pobreza me conmovió tanto que me convencí de la necesidad de luchar para construir una sociedad mejor en México.
A eso de las tres de la mañana cayó una tormenta torrencial y se interrumpió la electricidad. Para resolver el problema, se consiguió una planta eléctrica; y el maestro Aquiles Córdova fue quien personalmente revisó los trabajos para activarla. Entonces regresó la “luz” y siguió el concurso entre aplausos y la consigna: “Maestro Aquiles, tú eres nuestro líder”.
Fue hasta las seis de la mañana cuando nos dieron los resultados. Estuvo reñida la competencia y obtuve el primer lugar junto a un compañero de Michoacán. Me dieron una medalla modesta, pero con sabor a oro por el alto nivel de competitividad que mostramos. El hoy famoso comediante Franco Escamilla, quien ha participado en las Espartaqueadas, declaró, en una ocasión, que el ambiente cultural que éstas generan, es muy bueno, sano y de alto nivel artístico y educativo.
Pues bien: llegó la hora de celebrar otra edición de las Espartaqueadas Culturales y de proclamar que Antorcha canta, declama, toma la palabra, baila y danza para convencer a los mexicanos de que es posible construir una patria más justa y mejor para todos; que la fuerza transformadora está en el pueblo y que éste debe despertar, organizarse y movilizarse para luchar por este ideal. El esfuerzo modesto de este gran evento es un ejemplo de que la nueva sociedad que vendrá para México está en camino, que puede lograrse con la incorporación de más jóvenes a la lucha que Antorcha lidera para que el pueblo se levante, tome el poder político y todo sea mejor para todos.
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Escrito por Brasil Acosta Peña
Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.