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El gobierno de la 4T inicia 2020 con la economía debilitada
Un factor central para reducir la pobreza es alcanzar un alto nivel de crecimiento económico, al menos entre el seis y el siete por ciento, de manera gradual y sostenida.
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México inicia 2020 con una economía sumamente debilitada; el primer año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se caracterizó por la desconfianza de los inversionistas, decisiones presidenciales ejecutadas sin sustento técnico y amplios recortes presupuestales a sectores básicos, como el de salud, para financiar los programas sociales de transferencia monetaria.

“Todavía no ha habido crecimiento económico como deseamos, pero existe una mejor distribución de la riqueza”, anunció AMLO el 1° de diciembre al cumplir el primer año de su sexenio.

Durante su campaña electoral y al inicio de su administración, el Presidente prometió que en el primer año de su gobierno habría un crecimiento mínimo del dos por ciento, con lo que igualaría al menos el promedio de crecimiento de los gobiernos anteriores de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), a los que llama “neoliberales” para descalificarlos, sin reconocer que dicho modelo económico sigue vigente en su administración y que se profundizará con la reciente actualización del Tratado México, Estados Unidos (EE. UU. ) y Canadá (T-MEC), donde se incluyeron agregados impulsados por él y que los negociadores mexicanos anteriores habían rechazado. 

Este T-MEC presuntamente había quedado listo en noviembre de 2018 para su ratificación en los tres congresos de los países participantes. Únicamente el Senado mexicano lo aprobó en junio de 2019, pero se “atoró” en la Cámara de Representantes estadounidense por el ambiente de competencia electoral. El freno consistió en las impugnaciones planteadas por los legisladores demócratas encabezados por Nancy Pelosi, opositores políticos del presidente Donald Trump y de los republicanos.

Las impugnaciones de Pelosi, que estaban más enfocadas a empantanar la validación del T-MEC, con el fin de votarlo después de las elecciones presidenciales de noviembre de 2020, de pronto fueron atendidas por el gobierno de AMLO. En una sorpresiva situación, éste ordenó que se aprobara prácticamente todo, haciendo ajustes menores. Destacó, sobre todo, la aceptación, antes rechazada, de la intervención de supervisores estadounidenses sobre el cumplimiento de normas laborales en México, con el matiz de que supuestamente habrá paneles para resolver las controversias.   

Al cierre de esta edición, un bloque de empresarios de pequeñas y medianas industrias, representadas en la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), criticaron la actitud del Presidente, en tanto que los grandes empresarios del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) –varios de ellos integrantes del Consejo Asesor de AMLO en materia empresarial– defendieron dicha decisión.  

Hacienda

La validación de los agregados para integrar al T-MEC, hicieron que el procedimiento legislativo se reiniciara. Al comenzar la segunda quincena de diciembre, se decía que en unas cuantas semanas quedaría listo para su aplicación. Los tres congresos debían revisar los añadidos, votarlos y sumarlos a la versión del T-MEC de noviembre de 2018 y aplicarlos; aunque también se preveía que la forma tendría que esperar, ya que el proceso electoral y la lucha política en EE. UU. ya estaba en curso.

Como sea, el gobierno de AMLO ha puesto sus expectativas en reponer, con el T-MEC, el debilitamiento de la economía nacional. De hecho, funcionarios y Presidente se han mostrado optimistas con respecto a lo esperado en 2020; aunque los analistas consultados discrepan de esta visión.

De acuerdo con lo descrito en los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), AMLO y el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) suponen que la economía, marcada en cero crecerá entre el 1.5 y el 2.5 por ciento en este nuevo año y que la inflación se mantendrá por abajo del tres por ciento; el precio del dólar no sobrepasará los 20 pesos por unidad y el barril de crudo mexicano se venderá a mercados internacionales en 49 dólares durante 2020.

Contraste real

Al hablar con este semanario sobre las perspectivas económicas de México el año que entra, el doctor David Lozano, del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), insistió en que “La situación va a ser como ha sido este último trimestre (cuarto de 2019), cero crecimiento, cero expectativas; entonces, va a haber una contracción todavía mayor del Gobierno Federal y del gasto. En cuanto a la inflación, se espera que también haya una contracción, pero no importa tanto, porque el consumo está contraído, se va a acortar el consumo de manera importante.

“La expectativa del actual gobierno es que en este año, el crecimiento sea entre 1.5 y 2.5 por ciento, ésa es la expectativa; ahora, como se ha comportado la economía en su conjunto, lo que vamos a tener es una expectativa de entre 0.5 y cero por ciento, por lo menos en los dos primeros trimestres, la mitad del año, a menos que algo cambie de manera significativa. ¿Qué tendría que cambiar de manera significativa? Pues tendría que haber un repunte muy fuerte de la venta de manufacturas mexicanas, cosa que no creo que suceda porque el mercado internacional está contraído”, explicó el analista.

Lozano mencionó que el gobierno espera también que se incremente el monto de las remesas, es decir, de los envíos de dólares de los mexicanos que viven y laboran en EE. UU., aunque ha habido una baja en éstas.

sinempleo

Por su parte, Adán Rivera, de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC), precisó a buzos: “Para mí, 2020, sobre todo en su primer semestre, va a ser igual a lo que hemos tenido, cero o casi cero crecimiento. Esperemos que las medidas que se han puesto en marcha para incentivar el crecimiento puedan funcionar, pero tampoco va a suceder tan rápido”.

Partiendo de cero

Al cierre de esta edición, se mantenía el reporte de crecimiento cero al final de 2019. En su reporte del 27 de noviembre de 2019, el Banco de México (Banxico) redujo su estimación de crecimiento de la economía de un rango de entre 1.5 y 2.5 por ciento anual, como lo prevén las estimaciones del gobierno, de 0.8 a 1.8 por ciento para este nuevo año, tomando en consideración la situación económica, con la que se inicia este año.

“El ajuste para 2019 incorpora el hecho de que la información más reciente muestra una debilidad de mayor magnitud y duración a la anteriormente prevista, así como la expectativa de que el crecimiento en el cuarto trimestre del año se vea afectado por una menor actividad en el sector automotriz“, indicó el informe de Banxico. 

Citibanamex también redujo el 12 de noviembre su expectativa de crecimiento económico. Su cálculo para 2019 fue que terminaría en un nivel negativo de -0.1 por ciento y que en 2020 sería de un máximo de uno por ciento; es decir, de cualquier forma, lejos del 1.5 a 2.5 por ciento calculado por el gobierno de AMLO, y también del cuatro por ciento del que éste habló a mediados del año, y mucho más lejano del promedio de seis a siete por ciento, igualando el periodo del “milagro mexicano” –ubicado entre los años 60  y 70 del siglo anterior–  como prometió en su campaña electoral.

El 14 de octubre, la agencia calificadora internacional Moody’s redujo también su estimación de crecimiento económico para 2020, considerando, en su caso, una reducción del consumo privado que observó durante 2019. Ese día bajó su estimación de 0.5 a 0.2 por ciento para todo 2019 y, para 2020, la bajó de 1.5 a 1.3 por ciento.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que había acompañado el optimismo de AMLO en el sentido de que México crecería en 2019 por lo menos al dos por ciento, al final del año tuvo que ajustarse a la realidad. El 12 de diciembre, su representante en México, Alicia Bárcena, anunció una nueva reducción de su expectativa de crecimiento económico del 0.2 por ciento al cero por ciento, aunque nuevamente levantó las esperanzas ante este estancamiento porque, según expuso, en 2020 el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá hasta el 1.3 por ciento. 

De formales a informales

En 2020, el empleo desempeñará un papel destacado en la economía nacional. Un bajo o nulo crecimiento económico como en 2019 implica lo mismo, advierten los especialistas, en términos de empleo. La promesa de AMLO fue la apertura de al menos un millón 500 mil empleos formales al año. Al cierre de esta edición, la expectativa de Banxico había bajado desde un nivel esperado de 450 a 550 mil empleos, registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), a otro rango de 300 a 370 mil al finalizar 2019. Para 2020, lo redujo de 590 mil a otro rango de entre 500 y 600 mil empleos en todo el año.

El doctor David Lozano opinó al respecto: “Lo que se va a ver es un incremento en el desempleo. El Gobierno Federal quiere recortar, por lo menos, el 18 por ciento de la plantilla laboral; todavía más. Entonces, vamos a tener un repunte en el desempleo y un repunte en la informalidad”.

desempleo

En números concretos, casi el 60 por ciento de los 53 millones de personas, que integran la Población Económicamente Activa (PEA) en México, laboran en alguna de las modalidades de la informalidad. Aproximadamente dos tercios de los trabajadores en activo están inmersos en algún tipo de empleo informal, sobreviviendo con reducidos ingresos y sin prestaciones básicas.

T-MEC

Una de las principales opciones de la actual administración federal en 2020, es la pronta activación del T-MEC, con la esperanza de que supuestamente estimule el crecimiento de la economía.

Adán Rivera, de la RMALC, precisó a este semanario. “De todas maneras, el T-MEC no es una salvaguarda para México. Lo que nosotros necesitamos es fortalecer el mercado interno y esto solo puede suceder a través del incremento al poder adquisitivo de la mayoría de la población y que haya un consumo orientado hacia los bienes y servicios con mayor contenido nacional. Esto no lo estamos viendo. La iniciativa privada, los ricos, no quieren realmente invertir; hay planes, pero quisiéramos ver que esos planes se volvieran realidad”.    

La expectativa para el desarrollo del campo, eventual motor de la economía, también se muestra negativa para este 2020. Alejandro Cruz, dirigente del Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ), aseguró a buzos que el persistente problema en la entrega de fertilizantes y en los precios de garantía ofrecidos por Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), presunto sustituto de la Comisión Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) de los años 70, dejan claro que esta oficina gubernamental se perfila más a operar como una cadena de tiendas de conveniencia en zonas rurales –nutrida con productos corporativos– que como una institución orientada a los campesinos pobres de México.

“Ahí hay un problema que tiene que ver con la alimentación. La apuesta del Gobierno Federal es aumentar la producción de maíz, porque seguimos trayendo demasiado del extranjero, pero no tenemos una política clara de impulso al cultivo; entonces, se van a seguir importando grandes cantidades de maíz. No hay un esquema de impulso a la producción más allá de decir, si ustedes producen vamos a dar un precio de garantía”, indicó Cruz. 

La pobreza en 2020

De acuerdo con especialistas consultados, un factor central para reducir la pobreza es alcanzar un alto nivel de crecimiento económico, al menos entre el seis y el siete por ciento, de manera gradual y sostenida. En México viven en la pobreza 52.4 millones de mexicanos, de los cuales 9.3 millones se hallan en pobreza extrema, según la medición 2018 practicada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). El 17 de octubre de 2019, el Coneval hizo un comparativo y explicó que, en México, dos de cada cinco mexicanos enfrentan un grado de pobreza.

laboral

Especialistas de la UNAM que laboran para el Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED), contrastaron los anuncios oficiales de que la pobreza se está reduciendo. En términos específicos, considerando el incremento poblacional, precisan que entre 2008 y 2018, la cantidad de pobres ciertamente se habría reducido en 2.5 por ciento, pasando del 44.4 al 41.9 por ciento. Sin embargo –apuntan– en términos reales aumentó en 2.9 millones la cantidad de personas en pobreza, precisó Delfino Vargas, investigador adscrito al PUED.  

“La disminución de la pobreza es espuria, porque se considera un decremento en cifras absolutas y en realidad aumentó el número de pobres, porque la reducción es atribuible solamente a la política social. Si medimos la pobreza por ingreso no hay cambios”, señaló el especialista.

Los investigadores universitarios tienen datos aún más relevantes, como el hecho de que disminuyera el acceso a derechos fundamentales como la seguridad social, al pasar del 65 al 57.3 por ciento; en el caso de la alimentación, se redujo del 21.7 al 20.4 por ciento y, en la vivienda, del 22.9 al 19.8 por ciento.

Otro de los datos contundentes es el relativo al acceso a los servicios sanitarios, que pasó del 38.4 al 16.2 por ciento, lo que representó una disminución del 57.9 por ciento. En lo referente a la calidad y espacios de la vivienda, se encontró que se redujo del 17.7 por ciento al 11.1 por ciento. Los mexicanos con los grados más extremos de pobreza se ubican en los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz.

Se supone que la repartición de dinero en efectivo reduciría la desigualdad social. Por lo pronto, en 2020 siguen vigentes los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2018, que es aplicada cada dos años por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que reporta que los mexicanos con más recursos reciben 18 veces más ingresos que los de menores recursos.

Fallido método

Para medir la pobreza, el Coneval usa un modelo multidimensional, lo que significa que toma aspectos centrales marcadores de pobreza, como los ingresos, pero también el acceso a una alimentación suficiente y al patrimonio, como una vivienda particular. Para el Coneval, una persona está en pobreza cuando no tiene garantizado al menos uno de sus derechos asociados con el desarrollo social y, además, sus ingresos resultan insuficientes para adquirir los bienes y servicios requeridos para satisfacer sus necesidades básicas.

Desde que inició el gobierno de AMLO, el 1° de diciembre de 2018, los especialistas advirtieron que el problema de la distribución de algún apoyo en efectivo puede subsanar algunos gastos de las personas, pero no abate su pobreza.


Escrito por Martín Morales


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