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Parece que para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y para varios gobernadores estatales –entre quienes destacan los priistas Omar Fayad, Alfredo del Mazo y Alejandro Murat, de Hidalgo, México y Oaxaca y los morenistas Miguel Barbosa y Cuitláhuac García, de Puebla y Veracruz– el sufrimiento cotidiano de millones de mexicanos no es suficiente.
Las espeluznantes cifras de 50 mil muertos y medio millón de contagiados por el Covid-19 son resultado de la pésima política de contingencia sanitaria implementada por el gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T), que además se ha desentendido de los graves problemas de ingresos familiares y alimentación de 70 millones de mexicanos que carecen de recursos para adquirir la canasta básica.
Este gobierno pretende engañar al pueblo repitiendo dos mentiras: “ya vamos a salir de la pandemia” y “la economía ya se recupera”.
Pero millones de mexicanos con la soga al cuello, desesperados e inconformes por la falta de ingresos, empleo y alimentos, ya no parecen dispuestos a creer en el engaño del gobierno morenista; las elecciones de 2021 serán el tribunal que juzgue el mal desempeño de los gobiernos morenistas.
La 4T perdió hace tiempo el sentido de la realidad: está cometiendo incluso más injusticias y atropellos que cualquier otro gobierno; entre sus víctimas se hallan millones de ciudadanos, líderes sociales, periodistas, empresarios, profesionistas y, con sus ataques, no excluye prácticamente a nadie. Su credibilidad anda por los suelos y, si no corrige el rumbo, ni siquiera las dádivas monetarias de manifiesta vocación clientelar-electorera lo salvarán de un severo revés el año próximo.
Sin dejar de lado que las empresas encuestadoras se toman el cuidado de no colocar a AMLO en los sótanos de la popularidad, –en parte por el control mediático que los gobiernos ejercen sobre aquéllas– la mayoría de los mexicanos desconfía ya de sus promesas y acciones, porque éstas se hallan a muchos años luz de la realidad que se vive en el país.
En México, el engaño de los gobernantes a los ciudadanos es de uso común y casi un deporte nacional, con premio de medalla de oro. Pero ahora, un amplio sector de la población, acaso mejor informado respecto a las marrullerías gubernamentales, está analizando con más detenimiento cada una de las declaraciones emanadas del poder público.
Esto se debe, en buena parte, a que la pandemia ha acumulado todos los males de México; y, por vía de las muertes por Covid-19, el desempleo y el hambre, los mexicanos están aprendiendo que el “buen político” no es el que más promete, miente o manipula, sino el que mejor escucha al pueblo, el que siente sus problemas, el que proviene de la clase empobrecida y que, cuando llega al poder, cambia el rumbo de las cosas.
Las mentiras oficiales, las de antes y las actuales, son un recurso retórico para esquivar las presiones sociales, además una herramienta para burlar los deseos de bienestar y de participación de la sociedad civil en las decisiones de Estado más importantes. La falta de credibilidad es el castigo para los gobiernos autoritarios, burocráticos, represores y que violan sin escrúpulo alguno la Constitución; así se explica el repudio al gobierno de AMLO y a los de Cuitláhuac García, Miguel Barbosa y Claudia Sheinbaum.
En los sexenios anteriores, los programas asistenciales y una muy limitada mejoría en los niveles de vida de los mexicanos contuvieron la inconformidad social. Pero hoy, aunque haya aumentado el número de esos instrumentos de control social, la 4T no ha logrado ocultar al pueblo las mentiras, los engaños y los intentos de manipulación de un gobierno inepto, demagogo y autoritario.
Hoy, las crisis han provocado un despertar generalizado; y cuando éste haya permeado en la mayor parte de la población, la unidad del pueblo organizado, educado y consciente de su misión histórica inmediata, se convertirá en un torrente incontenible que se cobrará todo lo que injustamente le han hecho, incluidas las mentiras que les mostraron con relación al Covid-19.
Todas las mentiras, engaños e incumplimientos de los gobernantes morenistas en materia de salud, economía, educación, bienestar social, inseguridad pública y violencia criminal deberán acabar… Por el momento, querido lector, es todo.
Para que el pobre tenga derecho al fruto de su trabajo se hace necesario plantear un nuevo modelo económico, capaz de producir la riqueza al menor costo y con un eficiente reparto de dicha riqueza.
Las elecciones de 2024 están cerca, pero ni a Obrador ni a Sheinbaum les importa el malestar social provocado por su graves errores como gobernantes; piensan que los ciudadanos no despertarán y que pueden seguirlos manipulando.
Movimiento Ciudadano anunció que votarán en contra de la ratificación de la titular de la FGJCDMX, Ernestina Godoy, en el Pleno del Congreso local.
A López Obrador le urge pasar a la pobreza franciscana para conseguir dinero suficiente para que su gobierno pueda seguir invirtiendo en sus obras predilectas y en sus programas sociales destinados a comprar el voto de los pobres.
La Jucopo aprobó, sin la presencia del PAN, PRI, MC y PRD, un acuerdo en el que llama a sesionar a la Comisión Permanente para que convoque al pleno de ese órgano a un periodo extraordinario el lunes 8 de enero.
En 2020, López Obrador dijo: “Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie.” Ahora que es un obstáculo que le impide imponer su voluntad, advierte “no me salgan con el cuento de que la ley es la ley.” Pues sí, señor presidente, la ley es la ley.
El embajador de Rusia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Vasili Nebenzia, acusó a Estados Unidos de causar enormes daños económicos a Venezuela.
Por medio de carteles con sus rostros, difundidos en plazas públicas, redes sociales y medios de comunicación, los diputados de oposición, quienes rechazaron la Reforma Eléctrica, son expuestos ante la ciudadanía como “traidores a la patria”.
Como se ha establecido en el panorama historiográfico nacional, los estudios sobre el tráfico de drogas y las relaciones con la economía y la política de nuestro país están viviendo una pequeña edad de oro.
Más de una vez el Presidente ha dicho que no encabeza un simple cambio de régimen sino una revolución. Pretende justificar así el autoritarismo represivo de su gobierno llamándolo “dictadura revolucionaria del pueblo”.
Se puede observar claramente una división entre una minúscula clase burguesa propietaria de la mayor parte de la riqueza social y una masa gigantesca de trabajadores que viven de su trabajo, de su propio esfuerzo.
El nuevo papel del gigante asiático comienza a hacerse evidente. El mundo unipolar surgido de la SGM, construido bajo la égida norteamericana y secundado por las potencias europeas, empieza a desintegrarse.
No hay partidos revolucionarios en el mundo. Las protestas sociales, inmensas en varios casos, obedecen a los sindicatos. Urge la conciencia, los concientizadores y el arte y teatro antorchistas, sus actores y público son nuestra modesta colaboración.
La medida-acción del presidente López Obrador, de “Ya no va a ser necesario ir a tomas clandestinas", porque se va a ofrecer apoyos a las familias, si se ve superficialmente no está ni pinta nada mal.
En el CEN, Luis Espinosa Cházaro solicitó este miércoles su registro como aspirante a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México por el PRD.
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Escrito por Miguel Ángel Casique
Columnista político y analista de medios de comunicación con Diplomado en Comunicación Social y Relaciones Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).