Cargando, por favor espere...

Política
Premio Nobel de ¿la Paz?
Así como con otros homenajes otorgados internacionalmente, el Nobel de la Paz no es un premio que goce de neutralidad.


El pasado 10 de octubre se concedió uno de los galardones más codiciados, el Premio Nobel de la Paz, a María Corina Machado. El Comité Noruego del Nobel argumentó que Machado lo recibe “por su incansable trabajo promoviendo los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha para lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”, según informó la televisora Al Jazeera. Pero, ¿realmente ha trabajado Corina Machado por una democracia justa o el reconocimiento responde a intereses políticos muy concretos? Veamos.

Así como con otros homenajes otorgados internacionalmente, el Nobel de la Paz no es un premio que goce de neutralidad. Durante años, estos reconocimientos han servido para legitimar proyectos políticos que se alinean a las grandes potencias occidentales y que responden generalmente a los intereses de Estados Unidos (EE. UU.). La figura de María Corina Machado ha tenido, desde hace años, el apoyo directo de Washington no sólo diplomático, sino económico, pues ha sido una aliada para desestabilizar al país sudamericano. Su discurso se basa en la necesidad de “liberar a Venezuela del régimen autoritario que dejó Chávez” y tales palabras encajan perfectamente con la narrativa geopolítica que EE. UU. ha sostenido durante décadas: promover la “democracia” en América Latina y garantizar sus libertades políticas y económicas.

Es claro que Corina Machado no es un actor inocente ni ajeno a estos intereses; se conocen abiertamente los vínculos que mantiene con políticos estadounidenses; incluso ha compartido giras por Occidente con el mismo Donald Trump; ha participado en foros que impulsan el intervencionismo norteamericano y defendido públicamente la idea de una “transición democrática” en Venezuela que, más que una buena intención, parece la recolonización del pueblo venezolano en las garras norteamericanas.

Otra de las críticas más sonadas respecto a Machado radica en su abierta postura proisraelí que resulta más que reveladora. En múltiples ocasiones, mediante sus redes sociales ha expresado su apoyo al Estado sionista; incluso en medio de los bombardeos sobre la Franja de Gaza, ha defendido el “derecho de Israel a protegerse”, y sigue el guion con los mismos argumentos de los gobiernos de Europa y EE. UU. ¿Cómo puede alguien que respalda abiertamente al Estado de Israel (que ha cometido un genocidio por más de dos años, que mantiene una ocupación en Palestina, mata de hambre a niños y ancianos, que en cada oportunidad bombardea Gaza) ser presentada como símbolo de paz? Hay una evidente contradicción: el Premio Nobel de la Paz reconoce a una persona que justifica la violencia de unos, mientras denuncia la de otros; pero esto ocurre según convenga a sus intereses y narrativa política.

Estas decisiones del Comité Noruego no son casuales. En realidad, funcionan como mensajes diplomáticos cuidadosamente diseñados: premiar a una líder opositora venezolana proyanqui representa, en los hechos, una forma de presión política contra el gobierno de Nicolás Maduro y una señal de respaldo a la estrategia estadounidense en la región. “La paz” se ha convertido en una etiqueta política, en herramienta para legitimar el poder de la superpotencia imperialista globalmente, que manda un mensaje claro: obedece a EE. UU. y serás recompensado.

La pregunta entonces no sería si María Corina Machado merece o no el Nobel, sino qué intereses se promueven al entregárselo. Esto revela más sobre la política internacional y sus alianzas que sobre la paz misma. En un mundo donde quienes apoyan guerras y bloqueos son galardonados por “defender la democracia”, el Nobel de la Paz se convierte en una paradoja: un instrumento de propaganda revestido de humanismo.

Debemos reconocer que este premio, más que significar algo para Venezuela y su política actual, revela mucho más sobre la reconfiguración del mundo, los intereses que representan figuras como Corina Machado que defiende la misma construcción política y económica que reproduce desigualdad, sanciones económicas y, sobre todo, promueve guerras. Para las potencias imperialistas, la paz no significa justicia social ni soberanía, sino estabilidad bajo sus propios términos, bajo su propio mando y, sobre todo, sin importar el exterminio de pueblos enteros. Sólo la lucha organizada por erradicar el sistema de explotación capitalista nos dará verdadera paz en el futuro. 


Escrito por Diana Villegas

Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana con especialidad en Análisis Cinematográfico


Notas relacionadas

Claudia Sheinbaum impulsó la candidatura Chema Tapia en 2024; hoy se deslinda de él tras reaparecer señalamientos por su gestión en el Fonden.

Busca fortalecer la prevención y el acompañamiento a víctimas más allá de los procesos electorales.

La Cámara de Diputados aprobó un incremento de más del 100 por ciento en los trámites migratorios y entradas a museos para visitantes foráneos.

350 encapuchados con martillos, petardos y bombas molotov superaron al primer grupo de 500 policías.

La oposición asegura que, con una “trampa”, regresa la retroactividad de la reforma, pues la ley se aplicará a juicios en proceso.

José María Tapia Franco, exsenador del PRI, se unió a Morena y se postuló como candidato a la alcaldía de Querétaro por coalición.

Mokyr, Aghion y Howitt fueron galardonados por su contribución a la comprensión del impacto de la innovación en la economía.

La iniciativa no incluye acciones para castigar a los responsables de este delito ni menciona los 177 mil millones de pesos presuntamente desviados.

Hamdan enfatizó que no habrá desplazamiento forzado ni expulsión de palestinos de su tierra.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, celebró el acuerdo y viajará la próxima semana a Egipto para participar en la ceremonia de conmemoración.

“Un polo industrial sin un entorno económico que demande sus productos termina siendo sólo un negocio inmobiliario”: Vázquez Handall.

Se emitieron 369 resoluciones, de las cuales 164, equivalentes a 44.4 por ciento, resultaron con sanciones.

Fuentes egipcias acusan al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, de “crear obstáculos” que dificultan el avance de estas conversaciones.

La denuncia fue interpuesta ante el INE y exige suspender los eventos realizador por la presidenta toda vez que utiliza recursos públicos para llevarlos a cabo.

Tres presidentes de las comisiones encargadas se rebelaron contra la imposición de la retroactividad en la reforma de propuesta por Sheinbaum.