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Foto principal: vista desde el Ayuntamiento de Puebla
Artesanía del estado poblano
Ubicada a dos horas de la Ciudad de México (CDMX), la capital de Puebla es también uno de los destinos más visitados por el turismo nacional y extranjero, porque su centro histórico conserva gran parte de la arquitectura colonial y una de las tradiciones culinarias más ricas del país.
Esta ciudad se fundó en 1531 por frailes de la orden de San Francisco de Asís. Cuenta la leyenda que, durante la noche del 28 de septiembre 1530, el obispo de Tlaxcala, fray Julián Garcés, mientras dormía, tuvo un sueño en el que un grupo de ángeles lo guio hacia una planicie llena de vegetación, ríos y manantiales, donde le ordenaron que debía asentar la primera ciudad española en México.
Palacio del Ayuntamiento
En cuanto despertó, fray Julián Garcés contó su sueño a los monjes franciscanos y con ellos fue a buscar el sitio que los ángeles le mostraron. Lo encontraron a 25 kilómetros de Tlaxcala, en un lugar llamado Cuetlaxcoapan, que en náhuatl significa “lugar donde cambian de piel las serpientes”. Fue ahí donde se fundó Puebla.
Por eso se le llama Puebla de los Ángeles, ya que fueron estas entidades celestiales las que eligieron su asentamiento y definieron su trazado original en forma de ajedrez. Dispusieron, además, que el poder civil se asentara al norte, al sur el religioso y en el centro la plaza de armas, también conocida como Zócalo.
Museo Barroco
En este cuadro fundacional hoy se halla uno de sus mayores atractivos arquitectónicos: el Palacio del Ayuntamiento, edificado en 1536, ampliado en 1714 y remodelado al estilo francés en 1906, con lo cual se rendía pleitesía a la moda arquitectónica de la época. De hecho, el presidente Porfirio Díaz encabezó la preinauguración del edificio, un cinco de enero de 1901. Aunque la obra estaba en proceso, pues el edificio no se concluyó hasta 1906, los servidores públicos aprovecharon la vista que el mandatario realizaba por Puebla para inaugurarla.
Palacio del Ayuntamiento
Pero en su centro histórico hay, además, un sinfín de iglesias construidas en el periodo colonial que hoy lucen altivas su estilo barroco. La más famosa es la capilla de la Virgen del Rosario, anexa al Templo de Santo Domingo, situada en la esquina de 5 de Mayo y 4 Poniente, a sólo unas cuadras de la Plaza de Armas.
Visitantes en el Museo Barroco
Muy cerca se encuentra la Casa del Alfeñique, edificio también barroco donde se preservan acabados arquitectónicos, mobiliarios y enseres domésticos de la época colonial. Cruzando la calle está El Parián o mercado de artesanías y, un poco más allá, otros muchos atractivos: La Calle de los Dulces, el Callejón de los Sapos, el Museo Amparo, el Barrio del Artista y la casa de los hermanos Serdán, quienes marcaron el inicio de la Revolución Mexicana de 1910. Este recorrido dura al menos un día completo.
Pero, claro, cada turista tiene su propio gusto y tiempo, aunque lo más práctico es contratar uno de los muchos tours que se ofrecen en la plaza principal con las rutas de mayor demanda; la Puebla religiosa, la Puebla gastronómica y salidas a Africam Safari.