Muchas de las mediciones que se emiten obedecen, en más de una ocasión, a un carácter subjetivo, es decir, dependen del planteamiento mostrado por el investigador para interpretar tal fenómeno de la realidad.
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El pasado martes 14 de los corrientes, el Movimiento Antorchista Nacional (MAN), por conducto de nuestro secretario general, el ingeniero Aquiles Córdova Morán y sus representantes estatales, pidió al Gobierno Federal la creación de un programa alimentario integral para enfrentar la difícil situación en que se hallan aproximadamente 42 millones de mexicanos quienes, al estar confinados en sus hogares por la pandemia del Covid-19, no cuentan con ningún ingreso económico y están al borde de la hambruna.
Esta propuesta, que incluyó el llamado a una gran alianza de todos los sectores maltratados por el gobierno de la llamada “Cuarta Transformación” (4T), solo generó algunas notas periodísticas relacionadas con las manifestaciones en ciertos estados de la República, que acompañaron la petición; no recibió ningún comentario de los actores políticos y económicos que hoy están demandando medidas más efectivas para enfrentar la crisis, y menos aún se escuchó la reacción de funcionario federal alguno.
Este silencio ominoso se dio en el marco de un ambiente político ríspido en que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) enfrenta críticas de gobernadores, grupos empresariales, prestigiados medios de información, por la falta de apoyo real a los estados y a la población en general para solventar las consecuencias sanitarias y económicas de la pandemia; también le reprochan que oculte información sobre los temas trascendentes para la población y que en su agenda de gobierno intente desviar su discusión con asuntos irrelevantes, como la rifa del avión presidencial o la aprobación de un cambio de fecha en la revocación de mandato de 2022.
¿Por qué si hay en el país una inconformidad generalizada, y son muchos los sectores que reprueban las medidas del Gobierno Federal, éstos no buscan su integración en un frente único que tenga la fuerza suficiente para que sus demandas sean atendidas?
La respuesta no es tan sencilla, ni puede ser la misma en todos los sectores. Esto es así porque, en primer lugar, cada uno de estos actores busca resolver los problemas de su actividad económica con base en su organización gremial y en el análisis de éstos, soslayando la posibilidad de solventar los problemas socioeconómicos mediante la unidad de las fuerzas productivas en un esfuerzo común, independientemente de la diversidad de las demandas. En segundo lugar, todos los sectores ven el problema en términos economicistas, buscando resolver sus necesidades inmediatas y partiendo de la supuesta falta de solución a éstas, se debe a la maldad del poderoso en turno, olvidando que el problema de fondo es el modelo económico neoliberal al servicio de los intereses de las clases altas y que, por tanto, las demandas de los sectores maltratados no podrán resolverse en tanto el modelo económico no sea sustituido por uno más justo. Una tercera explicación se halla en el hecho de que el aparato ideológico al servicio del Estado y la poca politización de los sectores intelectuales impiden el desarrollo de la conciencia social en gran parte de la sociedad.
Si ojeamos la historia de los cambios sociales progresistas, veremos que se han caracterizado por la movilización de las masas populares; por la conciencia social que las condiciones materiales de vida insoportables generan en aquéllas y porque la inconformidad las radicalizó y las llevó a luchar por el cambio. La inconformidad social en nuestro país se mantiene inmutable debido a la mediatización de los programas asistencialistas de los gobiernos neoliberales y a las multimillonarias remesas que envían los trabajadores mexicanos en Estados Unidos (EE. UU.), quienes ayudan a la mayoría de los sectores populares a sobrellevar su precaria vida. Pero en los últimos seis o siete años, la inconformidad aumentó ante la creciente pobreza y la insuficiencia de ingresos.
El MAN está consciente de que la pobreza se agudizará con la crisis socioeconómica actual y que si la inconformidad social no se encauza por vías legales su desbordamiento, verterá en el caos y las revueltas. Por ello, propone, por un lado, a los distintos niveles de gobierno que implementen un programa alimentario para los más de 42 millones de personas sin ingresos y, por el otro, ha convocado a las clases medias y altas a formar una fuerza social capaz de obligar al gobierno de la 4T a que atienda las demandas de todos los sectores sociales de México.
Esta gran alianza solo podrá tener la fuerza necesaria para transformar el modelo económico que se ha impuesto a nuestro país, si a ella se suman las grandes masas populares del país, cuyos únicos intereses legítimos en la coyuntura actual están limitados a la defensa misma de sus vidas, pues la falta de alimentos las pone en peligro.
Muchas de las mediciones que se emiten obedecen, en más de una ocasión, a un carácter subjetivo, es decir, dependen del planteamiento mostrado por el investigador para interpretar tal fenómeno de la realidad.
Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer los resultados de la medición de la pobreza para 2024 en nuestro país.
Prestigiados analistas e investigadores de universidades, institutos y asociaciones civiles opinan que los avances de la lucha contra la pobreza en México no son para celebrar.
El gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T) festejó que, durante el sexenio pasado, 13.4 millones de mexicanos dejaron la pobreza.
La medición de la pobreza se ha convertido en uno de los criterios sustanciales para evaluar el desempeño gubernamental y las posibilidades de un crecimiento con desarrollo de un país.
El gobierno federal presume una ligera disminución en la pobreza estatal pasando del 60.4 por ciento en 2022 a 58.1 en 2024, pero esa “mejora” no altera las causas de fondo.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) era la institución encargada de medir la pobreza y el impacto de la política social en México, pero a mediados de este año sus funciones fueron transferidas al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Pero cabe preguntar: ¿cómo salieron de la pobreza 13 millones de mexicanos si la política económica del sexenio anterior fue por demás desastrosa?
La entidad financiera insistió en que la certidumbre jurídica y el empleo formal serán clave en la reducción de los niveles de pobreza
El especialista del Colmex negó que 13.4 millones de mexicanos hayan salido de la pobreza y asegura que los datos del Inegi están “cuchareados”.
El índice evalúa 173 ciudades en cinco categorías: estabilidad, atención médica, cultura y medio ambiente, educación e infraestructura.
Por más que algunos artífices del Gobierno de México se empeñen en acomodar su discurso por “cambiar” la situación de pobreza, marginación y miseria en que vivimos los mexicanos, los testimonios de las amas de casa, obreros, jefes de familia, campesinos o albañiles se imponen.
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En zonas rurales, los hogares en Chipas registraron un ingreso promedio de 9 mil 862 pesos al mes para una familia de cuatro personas.
A pesar de su tamaño económico, México ocupa uno de los últimos lugares en generación de valor por hora trabajada, con efectos ya visibles en su Producto Interno Bruto (PIB).
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Escrito por Dimas Romero González
Estudiante de la maestría en Ciencias de la Educación en la Universidad Anáhuac. Activista social por 20 años en entidades como Quintana Roo, Oaxaca y Guerrero.