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Mientras la política mexicana desde la autoridad oficial sigue generando un desastre en el país y se sigue incendiando política y socialmente gracias a la ineptitud del mandatario nacional, Andrés Manuel López Obrador y al partido oficial como su marioneta ideal, surgen -con más fuerza y posiblemente con más respaldo popular si así lo desearan y encabezaran-, las voces de la Alianza Federalista con al menos 10 gobernadores, que prácticamente están "retando" al poder de Palacio Nacional en un intento por formar una gran alianza que AMLO ya no podrá ignorar.
Los objetivos e intenciones que a flor de tierra se alcanzan a ver son válidas y deben ser respaldas por todos los ciudadanos que estén medianamente informados y que vean el malestar social generalizado por el mal gobierno de Morena y López Obrador. Por ejemplo, las principales voces de la Alianza Federalista (AF) exigen que la Federación destine un mayor prepuesto para las necesidades estatales y no sólo para seguir dirigiendo la agenda del presidente y que por todos lados se ve, tienen tintes electorales.
El mensaje de los gobernantes de 10 estados fue claro y es romper con el supuesto Pacto Federal "que existe" de no ser escuchados por "ya saben quién" para atender las demandas de presupuesto para el 2021 y la garantía de que existan fondos y recursos luego del hurto, a plena luz del día, que Morena hizo desde la Cámara de diputados con los 109 fideicomisos y que elimina toda posibilidad de los mexicanos de tener proyectos de salud, educación, cultura, deporte, entre otros.
La declaración más contundente fue la del gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, al asegurar que "no vamos a permitir ni el abuso ni el atropello. Si la respuesta sigue siendo la indiferencia y los oídos sordos, estamos listos para dar la batalla política y legal. De no escuchar a nuestros estados, puede ser el inicio del rompimiento del pacto federal"; la propuesta es fuerte, con valor y muy necesaria para frenar la política dictatorial y errónea de la mal llamada Cuarta Transformación.
Pero también Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, que se ha caracterizado por estar en contra y criticar duramente las políticas erróneas de AMLO y Morena, se pronunció porque "ningún estado libre y soberano que tenga un mínimo de dignidad puede seguir siendo parte de una Federación cuando el Gobierno de la República nos ignora, nos ataca, nos insulta y nos quita lo que nos pertenece."
Y vaya que mucha razón tiene Alfaro. Nomás vea usted como la fuerzas policíacas en la CDMX reprimen a cada rato las protestas o manifestaciones; o en Puebla donde Miguel Barbosa, otro detestable gobernante de Morena, usa la policía de la entidad para reprimir a estudiantes, colonos y perseguir políticamente a las organizaciones sociales y a sus líderes; pero también vea, como AMLO ya se está prestando, violando todo derecho judicial, a la petición de su hermano Pío que pidió meter a la cárcel, por 12 años, al periodista Carlos Loret, que ha cuestionado y denunciado a la 4T. Parece que AMLO no le bastó con “influir” y “ordenar” en la decisión de Televisa para despedir al periodista. La represión de AMLO hacia la prensa no tiene límites.
Ni Enrique Alfaro ni Javier Corral están equivocados; AMLO y el gobierno federal deben destinar, y no quitar, más recursos en el PEF del 2021 y aclarar cuáles serán las vías para atender proyectos que realizaban con los fideicomisos; también el gobierno, en lo inmediato, debe detener sus ataques, insultos y represión oficiales que ha emprendido contra todos los que considera erróneamente sus "adversarios políticos", -entre los que se encuentran líderes sociales, gobernadores, periodistas, ciudadanos, empresarios, amas de casa, estudiantes, médicos, profesionistas y hasta gente de su mismo gabinete y de Morena-, simplemente por no estar de acuerdo con la política de la Cuarta Transformación.
También mucha razón tiene el gobernador independiente de Nuevo León, Jaime Rodríguez, (aunque muchos mexicanos en ciertos momentos no simpaticen con él por sus propuestas como cortarle un brazo a quien robe), al señalar que si López Obrador sigue con su falta de atención los estados no podrán invertir en transporte, mantenimiento de escuelas, carreteras, centros de salud (hoy tan necesitados ante la terrible pandemia); "si el presidente no escucha a las regiones del país está provocando algo mucho más grave que salirse del pacto; consecuencias de desatención, crecimiento de pobreza y del desempleo".
La posición de la Alianza y los gobernadores está muy bien; pero todo esto también ya ha sido manejado en varias ocasiones por Aquiles Córdova Morán, el líder social de la Organización social más grande y mejor estructurada de México con ya cerca de tres millones de mexicanos en sus filas, cuando ha señalado que es urgente formar un frente nacional que derrote electoralmente al gobierno morenista de AMLO porque México necesita un proyecto que haga crecer la economía nacional y que impulse las demandas de todos.
Él, incluso, ha remarcado que el Antorchismo, tanto por su número como por las banderas que ha defendido a lo largo de 46 años de trayectoria, es una fuerza social muy importante, que puede sumarse a un frente nacional siempre y cuando no se ignore al pueblo y sus necesidades, sino que permita a las mayorías ser atendidas mediante verdaderos representantes en el poder político del país; el llamado, ahora, cae como anillo al dedo a los gobernadores, cabezas más visibles, que critican y denuncia a AMLO con justa razón.
Córdova Morán ha señalado que la pandemia del Covid-19 y la inacción casi absoluta del gobierno federal ante los problemas sanitarios y económicos que padecen los habitantes de México, hacen más urgente buscar la unidad de propósito y de acción que permitan luchar exitosamente por el poder del país mediante la vía electoral. Ahí está un reto para Javier Corral, Enrique Alfaro y los gobernadores restantes de la Alianza Federalista; ahí está la prueba para convertirse en verdaderos representantes populares de los millones de mexicanos que gobiernan en sus estados. Voltear al pueblo y a todos los mexicanos es contar con una gran masa humana que informada, unida y organizada puede ser una gran roca que golpee con tanta fuerza a quien lo amenaza, insulta y empobrece más. Por el momento, querido lector, es todo.
El libro A mitad del camino, de López Obrador, publicado hace poco, no es más que un testimonio macabro del encubrimiento de la realidad, el cual será material indispensable para los que estudian enfermedades mentales, así como para los historiadores.
El programa ha mostrado ineficiencia y retraso en su cumplimiento, provocando incluso marchas, protestas y malestar en las comunidades guerrerenses.
Desde que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegó al gobierno de México, cada 10 horas un periodista sufre una agresión y los comunicadores son víctimas de ataques y descalificaciones de los funcionarios gubernamentales del más alto nivel.
El presidente López Obrador gestionó mal la pandemia, al grado de que hasta ayer, la Secretaría de Salud reportó 259 mil 326 defunciones a causa del Covid-19.
Ante este panorama, avizoró un futuro inmediato negativo donde los problemas de insuficiente crecimiento económico, bajos salarios, desempleo y pobreza generalizada.
El INAI anunció que abrirá una investigación de oficio sobre la divulgación de los números telefónicos de las candidatas presidenciales, dado su interés público.
Carente de todo fundamento constitucional y legal y que por si mismo parece más una herramienta de persecución política.
No peleamos el tema de recursos, peleamos el tema de la política pública en el campo donde haya productividad y no becas que resuelven el hambre de un día.
Con esta actitud se demuestra una vez más que cuando las mayorías reclaman modificar leyes a su favor, no son escuchadas; pero que no ocurre lo mismo con la iniciativa privada.
Para que el pueblo sea feliz, debe tener trabajo bien remunerado, buena vivienda, salud, educación para sus hijos, transporte de calidad, acceso a la cultura.
Cientos de antorchistas alzaron la voz y con pancartas le respondieron al presidente “¡miente, miente, miente el presidente!”
Dos de las tres obras “emblemáticas” del Presidente, Santa Lucía y Tren Maya, serán la siguiente inversión en este año: siete mil 872 millones de pesos en el caso del aeropuerto Felipe Ángeles y dos mil 500 mdp en el del Tren Maya.
La verdad es que en el gobierno de la “cuarta transformación” (4T) no existe una política de generación de empleo formal.
La 4T no se ha ocupado de mejorar la injusta distribución de la riqueza. Los números son elocuentes. El fenómeno es consecuencia del modelo económico neoliberal que priva en el mundo y con el que la 4T convive hasta ahora plácidamente.
El Gabinete de Seguridad que se reúne de lunes a viernes a las seis de la mañana, sirve únicamente para “tomar café”.
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Escrito por Miguel Ángel Casique
Columnista político y analista de medios de comunicación con Diplomado en Comunicación Social y Relaciones Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).