Entre las 10 subsidiarias eliminadas en este 2025 tras la reforma constitucional de 2024 que las fusionó otra vez a la paraestatal, destaca CFE Telecomunicaciones e Internet Para Todos, ahora “CFE Telecom”.
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En las últimas semanas, Palestina ha estado en el foco noticioso. Su ofensiva contra las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) –uno de los ejércitos mejor equipados del orbe gracias al financiamiento de EE. UU.– sorprendió al mundo; pero la sorpresa rápidamente se convirtió en rabia y solidaridad tras observar el genocidio brutal contra el pueblo palestino que sin ningún reparo Israel televisa y presume. Esta situación del presente nos obliga a revisar el pasado, buscando huellas que nos permitan comprender la coyuntura actual y tomar una posición crítica al respecto; en esta búsqueda vale la pena recordar un nombre, el de Yasser Arafat.
Yasser Arafat (dos de abril de 1929-11 de noviembre de 2004) es una de las principales figuras de la causa por la liberación palestina. Poco se sabe de su vida personal, él mismo se negaba a compartir información de esta naturaleza y se consideraba como “un humilde combatiente palestino”. Se sabe que estudió ingeniería en la Universidad de El Cairo, Egipto; que en sus épocas de estudiante inició su participación política a través de La Liga de Estudiantes Palestinos y que adquirió formación militar en Egipto. Su nombre de nacimiento no fue Yasser Arafat, él decidió nombrarse así desde muy joven; Yasser significa sencillo o libre de complicaciones y Arafat es una colina cercana a La Meca.
En 1944 participó en la fundación del Movimiento por la Liberación Palestina, mayormente conocido como Al-Fatah. Aunque Arafat fue la imagen de este movimiento, él se reconoció como “un miembro del comité central, uno de tantos... aquel a quien ha sido encomendado el papel de portavoz… el de contar las cosas que deciden los demás. Es un grave error considerarme el jefe: la resistencia palestina no tiene jefe”. La liberación palestina no ha sido, ni es, la bandera de los pocos nombres que los periódicos nombran, cuando la nombran, es el clamor, la exigencia y la lucha de un pueblo que busca realizarla desde distintas vías. Para Arafat siempre fue fundamental no perder esto de vista: si mueren las personas, la causa se mantiene porque no es suya, es de toda Palestina.
En 1964 se fundó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), promovida principalmente por Al-Fatah con la intención de realizar una lucha unificada contra Israel. Uno de los episodios más importantes de la OLP fue la batalla de Al Karahme, en donde con ayuda de las fuerzas armadas jordanas, se logró que Israel retrocediera la posición de su ocupación. La ayuda militar jordana fue importante, pues la OLP no contaba, ni cuenta, con las herramientas militares para hacer frente a la tecnología de punta con que EE. UU. proveía, y provee, a las FDI; pero los soldados que hicieron frente al enemigo fueron los combatientes de la OLP, especialmente de Al-Fatah.
Buena parte de la actividad política y militar de Arafat se realizó desde el extranjero; y aunque la OLP tenía prestigio al interior de Palestina, no había una relación directa. El momento para entablarla se dio con la Primera Intifada (revueltas civiles del pueblo palestino para defenderse, incluso con piedras, del ejército israelí) en 1987, que demostró que no sólo eran los exiliados palestinos quienes clamaban justicia, sino también los del interior. Arafat fortaleció los lazos entre el exterior y el interior para reforzar la lucha palestina.
Arafat murió en Francia con altas cantidades de polonio en la sangre. No se declaró abiertamente un asesinato, pero todo apunta hacia allá. Arafat es el símbolo de un pueblo que resiste y lucha dignamente contra el imperialismo; ése fue su crimen y su legado.
Entre las 10 subsidiarias eliminadas en este 2025 tras la reforma constitucional de 2024 que las fusionó otra vez a la paraestatal, destaca CFE Telecomunicaciones e Internet Para Todos, ahora “CFE Telecom”.
En la historia de las dominaciones humanas siempre se ha buscado un opio para adormecer las conciencias y desactivar la potencia transformadora de los pueblos.
“¡Mexicanos al grito de guerra!, el acero aprestad y el bridón”, así inicia nuestro Himno Nacional, llamándonos a defender a la patria enérgicamente, empuñar la espada y sostener con gallardía las bridas del caballo para lanzarnos a la brega.
Por estos días vemos en el sur de nuestro continente un caso que nítidamente refleja esa actitud de redoblada agresividad.
Inicialmente debemos señalar que resulta preocupante la sostenibilidad de las finanzas, porque la recaudación en México es baja, igual que el aumento en diversos gastos; además, se invierte poco en educación, salud e infraestructura.
“Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener” (Miguel de Cervantes).
Muchas de las mediciones que se emiten obedecen, en más de una ocasión, a un carácter subjetivo, es decir, dependen del planteamiento mostrado por el investigador para interpretar tal fenómeno de la realidad.
La teoría marxista entiende al capitalismo como un modo de producción caracterizado por la crisis. Las crisis económicas no son un error en el funcionamiento del sistema, el resultado de una mala decisión o un fenómeno que el gobierno en turno pueda evitar vigilando.
Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer los resultados de la medición de la pobreza para 2024 en nuestro país.
La horrenda matanza de judíos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial fue aprovechada por los imperialistas para justificar la creación del Estado de Israel.
En algún lugar, Marx plantea una idea que, aunque se refiere al Siglo XIX, podemos decir que sigue siendo útil para analizar nuestra realidad.
En el contexto económico global, nuestra agricultura se hunde en una profunda crisis que se manifiesta en dependencia alimentaria, control total de las trasnacionales y del capital extranjero, desempleo rural, constante reducción de la superficie sembrada.
El dos de septiembre de 1984 iniciaron los trabajos del Tecnológico en Tecomatlán para ofrecer una opción educativa de nivel superior a la región Mixteca Baja de Puebla.
Si bien el gobierno morenista festeja una supuesta reducción de la pobreza, no anuncia ninguna reducción de las llamadas ayudas para el bienestar.
El capitalismo, al menos desde que inició su fase degenerativa, a partir de la Segunda Guerra Mundial, ha buscado instrumentos de legitimidad que hagan pasar su política económica belicista como presentable e incluso necesaria para la humanidad.
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Escrito por Jenny Acosta
Maestra en Filosofía por la Universidad Autónoma Metropolitana.