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Inundaciones en Chimalhuacán: habitantes padecen retroceso y devastación
En la calle 4 del Fraccionamiento San Lorenzo el nivel del agua superó el metro 70 centímetros y cubrió los automóviles de los vecinos.
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Las lluvias que cayeron durante la última semana de junio sobre la región oriente del Estado de México (Edomex) tuvieron un efecto “mágico”, particularmente en Chimalhuacán: inundaron nuevamente las casas, calles y centros de trabajo con agua pluvial, lodo y aguas negras, como ocurría hace un cuarto de siglo.

Pero este prodigio no fue obra exclusiva del dios prehispánico Tláloc, sino también de la alcaldesa morenista Xóchitl Flores Jiménez quien, en sólo un par de años, logró inhabilitar los servicios urbanos básicos (agua potable, drenaje, carpetas asfálticas, etc.) que gobiernos municipales precedentes habían construido o modernizado entre los años 2000 y 2021.

Para el logro de esta notoria “transformación”, la señora Flores Jiménez recurrió a los mismos instrumentos de trabajo de muchos funcionarios públicos afiliados al partido Morena: la aplicación de las políticas de “austeridad”, al cotidiano discurso demagógico, a la mentira y al abandono de sus responsabilidades públicas.

Por ello, el agua de la intensa lluvia, que cayó la tarde del pasado miércoles 26 de junio, arrasó con todo a su paso en la cabecera municipal y en los barrios y colonias como Santa María, Ejido Santa María, San Juan Zapotla, Santo Domingo, Fundidores, Acuitlapilco, Plateros, San Juan, Xochitenco, San Lorenzo, Tejedores, San Agustín, Orfebres y Niños Héroes.

Una de las comunidades más afectadas fue la colonia Arturo Montiel, donde el río La Compañía, convertido en canal de aguas negras, se desbordó e inundó los hogares ubicados en las calles 11, 13 y 17, debido a que el nivel del agua superó el metro de altura; mientras que los vecinos de la calle 12 lograron colocar barricadas y únicamente limpiaron.

En el barrio de San Agustín, las fuertes lluvias provocaron el desprendimiento de un cerro y grandes piedras cayeron sobre unas 30 viviendas. Un ama de casa resultó herida y requirió atención médica; los vecinos tuvieron que retirar los escombros con palas y costales, porque el personal del Ayuntamiento que se apersonó resultó insuficiente.

En San Miguel Acuitlapilco, la Avenida Arca de Noé registró una inundación sin precedentes, toda vez que cubrió un kilómetro y medio casi hasta la avenida de El Peñón. En Jardines de Acuitlapilco, los colonos atribuyeron las inundaciones a la negligencia del gobierno municipal, que no ha realizado la limpieza de las alcantarillas.

La corriente de agua bajó de la parte alta del cerro El Chimalhuache hacia la cabecera municipal y arrastró con todos los mototaxis y automóviles que se hallaban en las calles Pirules y La Paz.

En el Ejido Santa María los vecinos también sufrieron afectaciones y están en riesgo, porque una de las cuatro bombas del cárcamo de Las Torres desapareció, otra no opera y las dos restantes, en lugar de extraer el agua de lluvia, salpican todo a su alrededor y crean un foco de infección para los vecinos y los niños que asisten a la escuela Benito Juárez.

El Circuito Exterior Mexiquense (CEM), que cursa por este mismo municipio, también se vio afectado cuando las lluvias lo inundaron a la altura de la caseta Nabor Carrillo; y durante varios minutos la circulación permaneció cerrada.

En la calle 4 del Fraccionamiento San Lorenzo el nivel del agua superó el metro 70 centímetros y cubrió los automóviles de los vecinos. La inundación se debió a la falta de operación del cárcamo ubicado en esa zona que no permitió el desalojo del agua de lluvia.

 

 

A escasos 300 metros de distancia de la calle 4, los vecinos asentados a un costado del dren Chimalhuacán II, que conecta con el río La Compañía, a la altura de la colonia Filiberto Gómez, en Xaltipac, resultaron afectados por la rotura de una tubería de concreto que encauza aguas negras.

Una de las familias afectadas en la comunidad de Filiberto Gómez fue la de Amalia Castillo, ya que las aguas negras le descompusieron sus pocas pertenencias. Esta afectación fue propiciada por un montículo de lodo abandonado por trabajadores de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), que obstruye la entrada de su hogar.

El lodo proviene de las excavaciones que el personal de la Conagua está realizando para reparar la fractura de la tubería y fue colocado sólo a un metro de la casa de doña Amalia, a pesar de que representa un foco de infección para ella y sus pequeñas hijas. 

Esta vecina expresó sentirse desilusionada y abandonada por las autoridades municipales, que solamente habían acudido una vez y no le avisaron cuánto durarán los trabajos y si éstos resolverán el problema de la fractura: 

“Ahorita ya están aquí. Dicen que repararán la fisura, pero quién sabe. Ya tengo aquí el montonal de tierra. Dicen que lo van a quitar, pero tampoco sabemos cuándo. Mientras, a mí me toca esperar y ver si realmente lo resuelven”, lamentó.

En una de las márgenes del río La Compañía se halla Miguel Cortés Ramos, joven de 24 años, quien se mantiene alerta para evitar que la obstrucción de la tubería que desemboca en el canal provoque que las aguas negras se desborden e inunden las casas existentes tanto en Chimalhuacán como en Nezahualcóyotl.

“Somos seis personas las que estamos vigilando 24 por 24 horas. Lo hacemos gratis para que no se nos inunde de aquel lado (Nezahualcóyotl); porque si lo dejamos así, viene lo peor. Esto lo hacemos desde hace tres meses y sí se han estado inundando las casas, pero es porque el gobierno no hace nada.

“Toda el agua se nos va para Neza, la gente ha perdido todo y el gobierno ni de aquí ni de allá (ambos municipios gobernados por Morena) no han hecho nada. No traen ayuda. Aquí, la verdad, se vive de la fregada. Si el gobierno que es el gobierno no hace su trabajo, pues lo tenemos que hacer nosotros pano inundarnos”, denunció.

Gobierno ausente e indiferente

En entrevista con buzos, Juan Martín Lugo Jaramillo, vecino y exdelegado de Chimalhuacán, informó que por lo menos mil 100 casas-habitación resultaron afectados por las recientes inundaciones sólo en San Lorenzo: alrededor de 700 sufrieron anegaciones en sus patios; y en más de 400, el agua llegó a las habitaciones y dañó irreparablemente electrodomésticos y muebles, sobre todo los elaborados con tablón aglomerado, que se rompe al mojarse.

Lugo Jaramillo, quien es ingeniero agrónomo por la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), atribuyó la inundación a la falta de mantenimiento en la infraestructura del drenaje sanitario.

“Las administraciones anteriores realizaban planes de contingencia anuales y mantenían equipos esenciales como malacates, pipas y motobombas en buen estado. Sin embargo, desde la llegada del gobierno de Morena, encabezado por la presidenta municipal Xóchitl Flores, estas prácticas han cesado”, explicó.

Agregó que el cárcamo resulta fundamental para el desalojo de aguas pluviales y, como falló debido a la falta de mantenimiento y a su operación inadecuada, propició la inundación.

“El cárcamo cuenta con cuatro bombas capaces de desalojar hasta tres mil litros por segundo, pero no funcionó correctamente y las rejillas estaban obstruidas con desechos, lo que impidió el flujo del agua, provocando la inundación”.

El operador del cárcamo de San Lorenzo, Rogelio Valverde, reportó que las inundaciones en la zona se debieron a que “la marcha falló y no arrancó”; pues durante toda la administración morenista no se le ha dado mantenimiento; esto provocó que el sistema de drenaje se obstruyera.

“La naturaleza nos ha rebasado, el agua de lluvia baja a mayor velocidad y luego sin mantenimiento, pues ya no arrancó la marcha; las rejillas quedaron obstruidas por toda la basura… mando mi reporte a las autoridades, pero ellos ya no me contestan nada. Ellos determinan cada cuándo se hacen los mantenimientos. Entonces esta situación se puede repetir, porque ya estamos rebasados”, puntualizó.

Lugo Jaramillo también criticó la falta de respuesta de las autoridades durante y después de la inundación. Hasta el cierre de esta edición, la policía municipal no había ofrecido asistencia a los afectados, ni el DIF había realizado un censo para evaluar los daños y brindar apoyo a las familias.

Destacó que la coordinación del gobierno municipal con la Conagua es determinante porque en el canal de La Compañía fluyen aguas negras y desechos químicos de empresas industriales que pueden causar daños graves a la salud de la población.

“De no aplicarse un plan por parte del gobierno y gente más comprometida y empática en los cargos públicos para prevenir y gestionar este tipo de desastres, así como la falta de inversión y mantenimiento, las inundaciones continuarán afectando a miles de familias”, advirtió Lugo.

“La situación demanda una acción más decidida y coordinada entre las distintas instancias gubernamentales para solucionar los problemas estructurales y prevenir futuras emergencias. La comunidad debe mantenerse unida y organizada para exigir que el gobierno municipal trabaje en la reducción de los riesgos de inundación y brinde apoyo a las familias afectadas”, agregó.

A la voz del ingeniero agrónomo se sumó la del exdirector del Organismo Descentralizado de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (ODAPAS) de este municipio, Enrique Garduño Ruiz quien, entrevistado por buzos, aseguró que “las recientes lluvias han dejado como evidencia el nulo trabajo preventivo que hay en el municipio de Chimalhuacán y el abandono en el que se encuentran las estructuras que deberían contener y mitigar las intensas corrientes; demostraron, asimismo, la ausencia de las autoridades municipales y la inexistencia de protocolos de actuación”.

Desde 2016 no se había visto una inundación como la actual en Chimalhuacán. Durante los gobiernos anteriores, emanados del Movimiento Antorchista, se realizaban labores preventivas como la limpieza de gaviones y colectores, así como trabajos de malacate en todo el municipio; pero el gobierno morenista ha dejado de realizar esas tareas.

Recordó que, antes del año 2000, más de 500 mil habitantes de Chimalhuacán carecían de drenaje, por lo que constantemente sufrían inundaciones; esta situación cambió con la habilitación de 12 cárcamos para desalojar las aguas negras y el revestimiento de concreto del río La Compañía.

También se construyó la planta tratadora en el Ejido Santa María, con capacidad para limpiar dos mil 500 litros por segundo, con una inversión de 84 millones de pesos (mdp) para beneficiar a 70 mil habitantes. Actualmente no opera porque el gobierno no se ocupa de la instalación.

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) reportó que en las dos semanas precedentes se presentó la primera precipitación pluvial de la temporada; y se espera que durante julio, agosto y septiembre, los pobladores de municipios como Chimalhuacán sufran las consecuencias de la falta de trabajos preventivos.

Garduño Ruíz comentó que anteriormente se trabajaba con cinco cuadrillas para limpiar rejillas y alcantarillas y que las presas de gavión funcionaban adecuadamente. Ahora, esas labores no se realizan y por tal motivo se producen situaciones como la actual.

Los gobiernos anteriores aplicaban protocolos de actuación que involucraban al personal del ODAPAS, Seguridad Pública, el Sistema DIF, Salud y Obras Públicas para auxiliar a las familias afectadas por las lluvias. Hoy, con el actual gobierno de Morena, la respuesta resulta insuficiente y se limita a la limpieza superficial además, hay una total ausencia de acciones preventivas y correctivas.

 

 

El funcionario hizo un llamado a la población a mantenerse unida y organizada para exigir al gobierno municipal que trabaje para reducir los riesgos de inundación y a cuidar el entorno, retirando la basura que pueda obstruir los sistemas de drenaje. 


Escrito por Carolina Ruvalcaba

Periodista con casi 20 años de experiencia en el medio.


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