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La pobreza en México se ha acentuado en las últimas décadas, y de ello hay testimonio tanto en organismos internacionales como en Oxfam, desde donde investigadores de la talla de Julio Boltvinik afirman esto: El Producto Interno Bruto (PIB), la más conocida forma de medir el crecimiento económico –¡Hoy menospreciada por el actual Gobierno Federal!– se ha movido de un estancamiento sistémico en el pasado reciente a un visible retroceso durante este sexenio. Coincido con los analistas del diario El Financiero cuando afirman que, con el triunfo de la “Cuarta Transformación” (4T) el dos de julio de 2018, no hay nada que festejar. Las variables más sentidas por la población –seguridad, empleo, combate a la corrupción, respeto a las leyes– se han deteriorado aceleradamente. Sin embargo, cuando el Presidente celebró su victoria electoral de hace dos años, lanzó las campanas al vuelo por logros y transformaciones que solo están en su cabeza. Es fácil hablar cuando tienes saciado el estómago; cuando tu familia aprovecha los privilegios del poder, se ha repartido los mejores puestos, creado sus propias empresas de la noche a la mañana, se atiende en centros de salud privados muy costosos, sus hijos se pasean por el mundo y acuden a los mejores eventos internacionales. A estos lujos, el pueblo no puede acceder, porque cuando se está abajo, las cosas se ven de manera distinta. En el México de abajo, como ocurre en los cuentos de Juan Rulfo, siempre hay hambre y no comes nunca lo suficiente para llenarte. Sucede lo mismo en el campo que en la ciudad.
En las comunidades rurales, las personas dependen del trabajo agrícola y otras actividades económicas vinculadas a los productos de una parcela. Los que tienen un terrenito, pequeño y de temporal, nunca generan lo suficiente para alimentar a su familia. Los frijoles y las tortillas son la única opción para comer; por ello, la desnutrición en el campo afecta al 20 por ciento de las familias y los niños no alcanzan la estatura adecuada. Muchas veces no hay siquiera maíz o frijol y lo único seguro es el hambre. Desde temprano comienza la faena y el trajín en las rudas tareas sobre el campo y en los hogares. Pese a que los campesinos siempre trabajan, el dinero nunca es suficiente. La casa es una choza que mientras más se repara, más agujeros le aparecen. La pobreza se percibe con la ropa hecha jirones o el andar casi descalzo de muchos de ellos. Visitan la ciudad solo para comprar algo de mayor valor, como un electrodoméstico, para ver al médico por una enfermedad grave o para buscar trabajo. Los hijos no estudian una carrera, no se hacen ingenieros ni empresarios y terminan yéndose en busca de mejor suerte a otros sitios. Los habitantes del campo viven con la esperanza de que un buen día las cosechas valgan más o que sus hijos encuentren un trabajo bien pagado y envíen dinero.
Los trabajadores en la ciudad no la pasan mejor; viven hacinados en arrabales, lomeríos, vecindades, “cartolandias”, inhóspitos y brutales cinturones de miseria. En estos lugares, la casucha solo sirve para dormir porque todo el día se la pasan trabajando y viajando durante varias horas para llegar a sus centros de trabajo. Los sistemas de transporte colectivo y los paraderos están colmados con millones de hombres y mujeres que diariamente se mueven para ganarse el sustento, gastando lo poco que ganan en pasajes, garnachas y lo que les llene la panza sin que los nutra. La ciudad se convierte en un monstruo cruel y despiadado al mostrar, en sus aparadores, millones de mercancías atractivas y bellas, pero que solo están disponibles para quienes pueden comprarlas. Para los trabajadores pobres son las ropas, zapatos y baratijas usadas que se revenden en el tianguis, las menudencias o las balas cuando la necesidad los enrola en el crimen común u organizado.
Ésta es la vida de los de abajo y a estas desgracias se han agregado dos calamidades más: el gobierno de la 4T y el Covid-19. Éste último los ha dejado sin trabajo y se profundizaron la miseria y el hambre. Este escenario puede durar al menos todo el sexenio. El triunfo de la 4T ha significado una gran derrota para el pueblo. Por ello, ante el discurso hueco y falso de que “primero son los pobres”, el pueblo debe despertar y entender que los únicos que pueden mejorar son ellos mismos, si lo deciden.
La Secretaría del Trabajo informó que el caso será llevado a tribunales laborales para su resolución.
Para AMLO, el principal problema es la corrupción, por lo que dedica gran parte de su discurso y acciones a combatirla. Error. La corrupción no es la raíz del problema, sino la injusta distribución de la riqueza.
También los pequeños comerciantes serán víctimas de que los nuevos gobernantes, como los anteriores, no quieran incomodar a las clases ricas y poderosas con pagos de impuestos sobre sus fabulosos ingresos.
La agraviante pobreza y el desempleo se expanden y la riqueza se concentra en unas cuantas fortunas.
Condenó la manipulación humillante y grosera sobre el discurso de “ser pobres” usado en contra de los hijos del pueblo trabajador, y con mayor razón las clases medias, al avergonzarlos de llamarse pobres.
Durante el sexenio que termina, se agudizaron las consecuencias del neoliberalismo, al que AMLO “erradicó” por decreto.
La Cepal reportó que aún hay regiones de AL donde la pobreza supera el 60 por ciento de la población.
La presencia de más de un grupo criminal en Michoacán genera nuevas formas de violencia que aún no se reflejan en la incidencia delictiva habitual.
La mitad de la población con menos recursos tiene más deudas que bienes y los hogares más adinerados engloban cerca de 79 por ciento de la riqueza.
“Está mañana me enteré que el asesino de mi padre salió porque su plazo de 48hrs había pasado, y que al hacerse cargo de la supuesta indemnización (que ni siquiera nos han dicho de cuánto).
Ciudad de México.- Durante el segundo trimestre de 2018, 30.3 millones de trabajadores se desenvolvieron bajo la ‘sombra’ de la informalidad, cifra que representó un incremento de 3.3 por ciento anual, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geogra
El operativo no fue pacífico, los gritos y disparos de gases lacrimógenos para dispersar a los plantonistas fue muy obvio y grotesco.
Raynel Ramírez Mijangos y su familia han gobernado durante 22 años al frente de seis administraciones, caracterizadas por actos de corrupción, prepotencia y violencia física en procesos electorales.
Las concesiones a particulares para la explotación del agua nacional suman muchos miles en lo que va de un siglo hasta nuestros días.
Recomiendo la lectura de esta obra a las personas de buen corazón y que deseen conocer las entrañas de la “explotación del hombre por el hombre”.
Estudiantes del Politécnico marcha a Zacatenco
México brilla en Colombia, consigue 4 medallas de oro en Campeonato Acuático
IMCO urge inversiones en energía para evitar crisis eléctrica en 2030
A ochenta años de la Victoria sobre el nazismo, ¿quién ganó la guerra?
Identifican a grupo de "montachoques" de Ecatepec operando en Álvaro Obregón
Gobierno gasta menos en infraestructura y más en pago de intereses
Escrito por Capitán Nemo
COLUMNISTA